El dron lanzagranadas se ha convertido, junto al coche bomba, en una de las armas preferidas del grupo Estado Islámico (EI) en la defensa de Mosul, su bastión en el norte de Irak, atacado por las fuerzas iraquíes.
La evidencia se dio luego de que un dron que sobrevoló una azotea ocupada por un grupo de policías iraquíes dejara caer una granada, según relató un oficial de ese país.
Ningún policía resultó herido pero, según el oficial, ataques como estos representan un nuevo peligro para las tropas gubernamentales, enfrentadas a la feroz guerrilla urbana del Estado Islámico.
Los yihadistas compensan su inferioridad numérica con el efecto sorpresa y la ingeniería de sus artefactos explosivos.
Por eso, se han convertido en maestros en manipular objetos de la vida cotidiana, desde vehículos hasta electrodomésticos, para frenar el avance de las tropas iraquíes.
Entre tanto, las fuerzas iraquíes también utilizan drones, aunque solo para detectar los movimientos de las tropas enemigas.