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Mora: Zonas Transitorias son un paso imprescindible para el fin del conflicto

El Eln y las bacrim no tienen el mismo poder que las Farc, agregó.

Desde Cuba, el nortesantandereano general retirado, Jorge Enrique Mora Rangel, en declaraciones exclusivas para La Opinión, aseguró que la definición de las zonas donde las Farc concentrarán a sus hombres fue un paso imprescindible para llegar al fin del conflicto armado.

En su calidad de plenipotenciario en la mesa de negociaciones de paz, contestó la gran inquietud sobre si el espacio que dejen las Farc será copado por otros grupos armados. Su percepción en ese punto es que el Eln y las bacrim no tienen el mismo poder que esa guerrilla y porque hay el compromiso de combatirlos y de cumplirle a las comunidades.

El excomandante del Ejército y de las Fuerzas Armadas fue llamado por el presidente Juan Manuel Santos a hacer parte del equipo negociador de la paz, desde 2012.

Conociendo la realidad del Catatumbo ¿qué se viene para esta zona con los acuerdos definitivos alcanzados entre el Gobierno y las Farc?

Definir y acordar las zonas y puntos donde las Farc concentrarán sus hombres no fue tarea fácil, muchos días y horas de trabajo se necesitaron para la selección teniendo en cuenta criterios e intereses, donde para nosotros siempre prevaleció el bienestar y futuro de las comunidades. Este paso constituye una necesidad imprescindible para llegar al fin del conflicto, estoy convencido, lo hicimos responsablemente.

La región del Catatumbo es una de las zonas con mayores problemas de carácter social, económico, político y de seguridad; sus habitantes exigen del Gobierno Nacional planes y proyectos especiales en plazos definidos que permitan llegar a la solución de los mismos y mostrarle a las comunidades que el Estado cumplió los compromisos adquiridos; por otro lado las Farc desaparecidas como grupo armado sin armas, sin uniformes  y con una presencia en el marco de la constitución y la ley, actuando dentro de la legitimidad adquirió el compromiso a respetar los colombianos, las instituciones y al sistema democrático.

Quiero compartir con las comunidades del Catatumbo mi convicción de la seriedad y cumplimiento de los planes y proyectos por parte del Gobierno Nacional, no pueden ser nuevas promesas, deben ser realidades si de llegar a la paz se trata.

En muchas zonas de Norte de Santander la paz realmente no se va a sentir por la presencia de otras organizaciones como el Eln y los Pelusos, quienes se disputan el control territorial y de los cultivos de coca. ¿Qué tan viable ve una negociación con los primeros? Y con los segundos, ¿la salida es combatirlos hasta acabarlos?

Nuestra misión como equipo está perfectamente definida por el Gobierno Nacional: Lograr el fin del conflicto con las Farc, de eso se trata, en eso estamos avanzando y las señales que hemos dado así  lo demuestran; sin embargo todavía quedan temas muy importantes que espero sean resueltos en un tiempo relativamente corto. Un proceso de estos no es perfecto, lograr el consenso por parte de todos los colombianos es difícil. Las Farc es la organización al margen de la ley con más hombres y armas; su accionar durante un largo periodo de la vida nacional generó inmensos daños y destrucción tanto materiales como en el alma de los colombianos. El sentimiento de muchos de nuestros compatriotas hace difícil el perdón y menos el olvido.

Considero que las Farc tomaron la decisión de cambiar sus prioridades de la lucha armada por la reflexión política, igualmente me encuentro convencido del compromiso y decisión del Gobierno Nacional en lograr el fin del conflicto, dos decisiones convergentes que se constituyen en pasos trascendentales para llegar en un futuro al logro y objetivo final: la paz.

En el caso del Eln y otros grupos criminales, el Gobierno ha demostrado el interés de adelantar procesos similares pero ante las respuestas negativas, exigencias e imposiciones inaceptables, el Estado debe utilizar sus medios y capacidades mediante el empleo de nuestras Fuerzas Militares y Policía Nacional, instituciones que deben orientar su mayor esfuerzo y poder contra esos objetivos. Esa es la alternativa que nos deja la radicalización y el accionar extremista. Tenemos toda la voluntad para lograr la paz, pero nunca en el plan de la ingenuidad ni la entrega.

¿Cómo se va a dar el proceso de desminado en el departamento, se saben las zonas en las que existen minas, ya están definidas? Si allí hay presencia de otros grupos armados, ¿cómo sería este proceso?

Colombia es tal vez uno de los  países en el mundo con más presencia de minas y artefactos explosivos en el territorio; en este tema no podemos tener dudas, han sido los grupos guerrilleros quienes indiscriminadamente las han colocado causando infinidad de muertos y heridos entre soldados, policías y población civil, la historia del conflicto tendrá que preservar la memoria de tantas tragedias y víctimas.

Le corresponde al Estado limpiar el territorio nacional, levantar estos artefactos para que adultos y niños de las zonas rurales puedan transitar por caminos, trochas y senderos sin prevención alguna, este es uno de los mayores logros del fin del conflicto.  Un número significativo de soldados y policías de la patria, con dedicación absoluta, continuarán con mayor énfasis y más medios  la riesgosa y prioritaria tarea de descontaminar los campos. La buena noticia para los colombianos es el aporte específico e importante de la comunidad internacional, y también debo decirlo  el compromiso por parte de las Farc de participar activamente en la solución. Para nuestros campesinos esta es una gran noticia, y para el Gobierno Nacional un compromiso.

En una zona como la del Catatumbo, donde se ha demostrado que en los últimos años los cultivos de coca han aumentado, ¿cree usted que de verdad es posible que desaparezcan los grupos violentos que se nutren de este negocio?

En la historia del conflicto colombiano los cultivos ilícitos como la coca, la amapola y la marihuana se constituyeron en la gasolina del mismo, y en esta problemática la región del Catatumbo es una de las más afectadas del país. Fue a través de este comercio ilícito que organizaciones como las guerrillas de las Farc y Eln pudieron alimentar y sostener su aparato armado. A través de los años y por los altibajos del conflicto, el número de hectáreas cultivadas unas veces decrece y otras se incrementa; hoy el aumento es significativo  y en ese fenómeno el Catatumbo es de las regiones más sufridas.

El análisis nos lleva a concluir que los cultivadores erróneamente se han dejado convencer del argumento que para participar de los planes y proyectos deben tener sembrados de coca.

Los están engañando y no es la forma para recibir los beneficios de la acción del Gobierno Nacional.

Colombia debe solucionar el problema de los cultivos ilícitos. No podemos seguir siendo el proveedor de cocaína más grande en el mundo; los acuerdos de La Habana contemplan el compromiso del Gobierno de llegar en un tiempo prudencial a la sustitución o erradicación de los cultivos. Con el paso de las Farc a la legalidad,  firmaron y asumieron el compromiso de contribuir a la solución del grave problema de la coca en Colombia.  La solución no es inmediata, pero el compromiso es una realidad.

¿Cómo evitar que los espacios que antes ocupaban las Farc en Norte de Santander, pasen a ser dominados y controlados por otros grupos armados?

El riesgo que otros grupos armados ocupen los espacios que tenían las Farc, es una posibilidad no solamente en Norte de Santander sino en todo el país, pero considero  que estamos listos y preparados para enfrentarlo. Tres circunstancias debemos tener en cuenta: La primera,  que  sin desconocer la capacidad de daño del Eln y otras organizaciones criminales, su tamaño y fuerza no es comparable a las Farc. Segundo, las Fuerzas Militares y nuestra Policía Nacional tendrán una mayor libertad de acción para concentrarse contra estos objetivos asegurando lo que se logre consolidar y en tercera instancia, pero la más importante, es la decisión del Gobierno y la sociedad de ponerle fin a los grupos armados empeñados en desestabilizar el Estado. El camino por recorrer  no es poco, pero estoy seguro lo haremos con paso firme y mucha fortaleza.

Usted ha sido uno de los militares con mayor reconocimiento por haber combatido a la guerrilla. ¿Qué significó para usted sentarse casi 4 años con sus antiguos enemigos a negociar la paz?

Durante 42 años estuve en el servicio activo del Ejercito Nacional combatiendo a las Farc, persiguiéndolas por todo el territorio nacional, defendiendo los colombianos con entrega, responsabilidad y convicción, creo haber cumplido y haber sido eficaz, eficiente y contundente contra las Farc.

Durante todo el  tiempo de mi servicio activo jamás pensé que en algún momento estuviera sentado en la mesa de negociaciones,  mis convicciones en el proceso han sido las mismas de siempre, pensar primero en los colombianos y nuestras instituciones. El trato ha sido respetuoso, ha quedado tiempo para las anécdotas de la guerra pero siempre con la distancia propia que aún nos separa.

¿Cuál fue el momento más crítico en el que pensó que el proceso se iba al traste?

Cuando iniciamos hace casi 4 años, como parte de la preparación y de las asesorías, estudiamos y analizamos los diferentes procesos  que en el mundo han ocurrido, igualmente las diferentes teorías de resolución de conflictos y sabíamos que nos enfrentaríamos a momentos difíciles. Las crisis en el proceso   han estado presentes; han sido varias las ocasiones donde uno cree haber llegado a las máximas posibilidades, sin embargo sabemos  que el éxito del proceso, está en alcanzar las soluciones a las crisis sin que éstas signifiquen traspasar los límites de las responsabilidades superiores con el Estado y especialmente con los colombianos. Tal vez más adelante cuando se escriba la historia de las intimidades del proceso, los colombianos podrán conocer y concluir el compromiso y responsabilidad de los miembros del equipo negociador del Gobierno.

¿Cómo fue su relación con Rubén Zamora, comandante de las Farc, también nortesantandereano, quien participó en las negociaciones como delegado de la guerrilla?

Al inicio del proceso no conocía el nombre de la totalidad de los miembros de las Farc  que harían parte del equipo en la Mesa. En relación a su pregunta sobre  Rubén Zamora, yo conocía perfectamente la información sobre quien era, cuál era su papel al interior de la organización, como también las actividades que desarrollaba en el departamento. El trato fue el mismo que con el resto de los miembros de las Farc.   

Por ser Tibú un municipio fronterizo, ¿podría generar dificultades para el establecimiento de una Zona Veredal?

Tibú es uno de los municipios en donde se seleccionó una de sus veredas para constituirla como zona transitoria. Por el hecho de ser fronterizo, exige por parte de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional un mayor control,  pero también es la oportunidad para que las Farc demuestren el cumplimiento de los compromisos y la seriedad con la cual asume esta oportunidad que los colombianos le ofrecen.  Además, estas zonas tienen un carácter limitado y muy corto en el tiempo.

Si el presidente advirtió que de no prosperar el proceso de paz, volvería la guerra pues las Farc estaban preparadas para entrar a los centros urbanos, ¿quiere decir que durante este tiempo adquirieron más armamento y herramientas? ¿Se fortalecieron?

Las Farc han sido una guerrilla que se ha caracterizado por ser una organización rural, campesina, sin embargo requiere de sus redes urbanas, especialmente para sus actividades logísticas y de inteligencia. Desde la óptica de las capacidades armadas,  las Farc de hoy no son las mismas de ayer. En el Caguán llegaron a configurar una organización de más de 20.000 hombres en sus filas armados y uniformados. Hoy en día, según la inteligencia, no son más de 7.000. Mi conclusión es que las Farc llegaron a la decisión  que en 50 años de conflicto no lograron ninguno de los propósitos que hubieran querido alcanzar para la toma del poder. Estoy convencido que la entrega, el sacrificio y la valentía de nuestros Soldados y Policías llevaron a las Farc al convencimiento de dejar las armas y pasar a la política, es la decisión que orienta hoy en día las aspiraciones de éste grupo.                 

¿Desde su punto de vista, ¿cuáles son los imprescindibles que deben cumplirse para que este acuerdo del fin del conflicto sea exitoso?

Podría pensarse que son muchos los condicionamientos y las circunstancias que se deben cumplir para el éxito del proceso del fin del conflicto, pero desde mi óptica le diré algunos: Para los colombianos es imperante la confianza, la convicción y el compromiso por un futuro mejor. Para el gobierno es la oportunidad de demostrarle a la sociedad que los planes y proyectos  no son promesas sino realidades para la construcción de una mejor Colombia, y para las Farc es el momento del perdón, de la reincorporación, de la reparación y la no repetición de sus acciones armadas. El proceso del fin del conflicto será exitoso mientras el Estado mantenga la fortaleza de sus instituciones representadas en los soldados y policías, que lograron la victoria, preservaron la sociedad, el sistema, y es con ellos que indiscutiblemente construiremos el futuro. Lo imprescindible para llegar al logro de este objetivo es la unidad de todos los Colombianos que identificados en este momento de la historia se comprometen con la posibiliad de lograr la Paz. Es la hora de recuperar el tiempo perdido.

¿Qué decirles a los que creen que el Estado no tiene la capacidad de hacer la gestión que se espera en los territorios?

Voy  a darle una respuesta sobre este tema con la sinceridad y el sentimiento del soldado que recorre los caminos de la patria, que conoce las angustias y necesidades a través de la percepción directa de nuestros compatriotas. Para el Estado es el momento del compromiso, del cumplimiento, de las realidades, del cambio no son posibles las simples promesas ni más planes y proyectos inconclusos. En este tema dos circunstancias adquieren una connotación especial que exigen un cambio radical en la vida nacional; la primera de ellas es la corrupción, no es posible que la cultura de obtener los éxitos y logros sea a través del desvío de los recursos y de la compra de conciencias e instituciones; todas las malas prácticas corrompen. Y en segunda instancia es la forma de hacer política, los colombianos quieren ver a nuestros políticos ganando las elecciones en  forma transparente, limpia, el voto y la conciencia jamás deben ser compatibles con  prácticas improcedentes en la conducta y la moral.   

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Domingo, 26 de Junio de 2016
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