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Pese a estar sin pueblo, gramaloteros celebraron en grande a los Reyes
Con eucaristía, comida, carranga y música mexicana, los habitantes disfrutaron de dos fiestas.
Lunes, 11 de Enero de 2016

Aunque no hay casco urbano en pie para que Gramalote celebre su fiesta de Reyes Magos y se concentre en un solo lugar, sus pobladores tuvieron -por primera vez en la historia del pueblo- doble celebración por cuenta de la división del alcalde, Tarcisio Celis, y el cura, Víctor Lasso.

En la parroquia San Rafael, en los dominios de Lasso, más de 300 personas asistieron a la eucaristía, la representación en vivo de la llegada de los Reyes, y luego compartieron el almuerzo que rebajaron bailando carranga.

Simultáneamente, en el sector de La Lomita (que colinda con las ruinas de la cabecera municipal destruida y el alcalde escogió para hacer el jolgorio) otro centenar escuchaba a La Charrita del Norte, una cantante gramalotera, mientras bebían la misma marca de cerveza que se estaba vendiendo en la parroquia.

Lo divino y lo humano, que antes se mezclaban en un solo escenario, quedaron fraccionados porque ni el mandatario ni el padre se ponen de acuerdo.

“La cuestión es muy simple: no acompañé políticamente al alcalde y él no me quiere”, dice el sacerdote, mientras el alcalde responde que no se explica cómo un líder de la iglesia toma partido en asuntos políticos.

Además de ello, cada uno expone otras razones relacionadas con la legitimidad y las normas para validar sus fiestas paralelas.

Lasso afirma que realizar cualquier evento público en La Lomita, zona declarada de alto riesgo, es irresponsable precisamente porque la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo solicitó no desarrollar actividades allí, como medida de prevención.

Esto fue ratificado por el personero, Gustavo Velandia, quien manifestó que el 29 de diciembre del año anterior, durante la reunión de cierre del Comité municipal de riesgo se recordó esta recomendación, en presencia del alcalde.

Por su parte, Celis asevera que La Lomita no puede ser zona de riesgo solo cuando conviene.

“Ahí funcionan la notaría y la Policía y todo está bien, y esta parte no ha sufrido”, dijo. “El problema está en que a él le a ido bien con los bazares y yo quiero darle vida a La Lomita”.

Aunque reconoció que no va a contradecir la ley, sí afirmó que sus compromisos con el pueblo incluyen la reactivación económica para sus habitantes, en particular porque en La Lomita las pequeñas tiendas son protagonistas.

La solicitud de los permisos también fue punto de discordia pues Celis declaró que nunca fue notificado de la realización de un evento público, el cual requería un permiso.

El párroco indicó que, al ser un ente privado, no tiene por qué hacer esta solicitud.

A la vez, se mostró sorprendido al enterarse de que el alcalde envió un oficio al Departamento de Policía diciendo que cualquier situación de emergencia que se presentase era responsabilidad de Lasso y que este no tenía permiso para llevar a cabo la actividad.

“No puedo autorizar algo que no conozco”, respondió el alcalde. “En cuanto a lo religioso, él no debe pedirle permiso a nadie, pero eso es diferente a decir que no puede funcionar”.

Agregó que la realización de un evento particular también implica el pago de impuestos, y que la solicitud del permiso no tiene discusión, pues lo ordena la ley.

“Él es el que expande el evangelio, y yo soy el jefe del ente territorial”, dijo. “Todos somos respetuosos del cura párroco, pero una cosa es lo que él hace en la iglesia, y otra es lo que implica la administración de lo público”.

De otro lado, el cura no se explica cómo el lema del alcalde puede ser ‘Unidos por Gramalote’ con un comportamiento que genera divisiones para un pueblo que, después de la tragedia, fue obligado a separarse.

Recuerda que hace 14 años fue invitado por la alcaldía de la época cuando la tradición era la prioridad, y que en dos ocasiones anteriores el mismo Celis apoyó la celebración de Reyes, estando Lasso presente.

Pero Celis, categóricamente dice que el pueblo necesita “un representante de la iglesia que camine con la administración, sin codazos”.

Se reza y se goza

Las dos fiestas fueron una, pues de un lado a otro pasaban todos los gramaloteros; hasta quienes aún quieren que el pueblo se reconstruya en Pomarroso, compartiendo con quienes se van para Miraflores.

La celebración de Reyes, dicen, es la más importante del pueblo aunque ya no hay oportunidad de que los actores ingresen a caballo con la comitiva de sus veredas, como solía hacerse en el casco urbano.

Eso sí, la costumbre de guiar a los Reyes con una estrella que esta vez bajó desde un árbol en la finca Lo Oscuros no ha cesado, la cual antes iba de la torre de la iglesia, hasta el parque.

En su mayoría, los gramaloteros no se quejaron por la ausencia del alcalde, pero sí quieren unión para que su cultura no se pierda.

Otros, en tanto se oye ‘La cucharita se me perdió’, optarán por rezar, como Carmen Guevara, para que se haga el milagro de que sus líderes se vuelvan a unir.

*La Opinión

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