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Tras disturbios, vecinos de Puerto Santander pidieron mejor trato de las autoridades

El operativo sorpresa contra el contrabando desató la violencia que dejó destrucción.

La tensión del martes en la noche desapareció este miércoles para los habitantes de Puerto Santander.

De las quemas, las canecas, y los escombros no quedó nada, porque en cuanto amaneció, la gente se levantó a barrer las evidencias de la batalla campal.

Únicamente al cruzar por La Floresta, poco antes de las 7 am se veía una fila de piedras atravesadas en la vía, que más parecía un reductor de velocidad.

Al acercarse al pueblo, el tránsito fluía con normalidad; los estudiantes, uniformados, andaban por la orilla de la carretera y la comunidad retomaba un día más de vida y trabajo.

Ya en el casco urbano, un gentío infinito inundaba las calles y los locales abarrotados de botellas de aceite, pasta, jabones, y papel higiénico de todos los tamaños.

Las charlas de los viajeros, las bocinas pidiendo permiso para que pasaran las motos con sus tríos de pasajeros, y el esporádico grito del vendedor de masato frío eran los únicos ruidos en el agitado tránsito de los compradores.

Cada persona llegó a lo que llegó: abastecerse de comida.

Sin embargo, uno que otro aprovechaba para evaluar la calidad de las llantas para llevarlas al puente Unión.

Solo cuando algunos notaron un portón desvencijado, partido a la mitad, y un montón de papeles arrumados en el piso fijaron la mirada tratando de entender.

Sin detenerse, leían el aviso dorado: Alcaldía Municipal, y asintiendo parecían comprender, o recordar algo inusual; un enfrentamiento que pasó a ser un asunto sin importancia, si el comercio estaba abierto y tan activo como de costumbre.

Un par de policías armados, en su turno frente a la administración municipal vigilaban la soledad del sitio.

“Todo por el alcalde de Puerto Santander”, dijo una mujer rubia que pasó en una motocicleta, y fue la única voz que se oyó con claridad.

Los pocos funcionarios que llegaron, como todos los días, a cumplir sus tareas afirmaron que con la arremetida contra las instalaciones el más afectado será el pueblo.

Johan Castellanos, del personal de apoyo de la alcaldía, declaró que los disturbios dejaron cinco oficinas destruidas y, paradójicamente, son las que más requiere la población: Familias en acción, Tesorería, Planeación, Sisben, y el archivo.

Entre tanto, a la entrada de Puerto se reunió un grupo de presidentes de junta con los afectados por el enfrentamiento, quienes criticaron la acción de la Policía Fiscal y Aduanera, y justificaron la defensa de su actividad.

Hablando fuerte y sin temor, aseveraron que no es un secreto que en Puerto Santander, al igual que en Cúcuta, o La Parada se vive del contrabando y exigieron, insistentemente, que el gobernador, el presidente y todas las autoridades “no se hagan los de la oreja mocha” y solucionen la falta de empleo.

Cediel Rozo rechazó que la Policía hubiese tomado su casa de trinchera, cuando allí no había contrabandistas y se quejó, como otros vecinos del barrio El Carmen, de los daños en su casa.

De parte de las juntas quedó una advertencia: Si vuelve la Policía, en las mismas condiciones, “va a salir todo el pueblo a trancar la situación”.

Pese a ello, por ahora, no hay nadie detenido. Las ventas se incrementan y el vaivén de transeúntes es imparable.

Sin control migratorio, salvo por un tímido conteo en el extremo colombiano del puente, Puerto Santander acoge a todos los que entran, como si de la furibunda gresca no hubiese quedado nada.

voces

(José Javier Ángel, Milton Peña, Hernando Sánchez y Edwin López.)

José Javier Ángel

“La Policía de acá nunca se ha metido con la gente, y tiene nuestro respeto”, dijo el presidente de junta del barrio El Bosque. “Acá no hay fuentes de empleo y están echándole la culpa al alcalde, cuando esto es una orden presidencial que respetamos, pero hay que dialogar, porque si nos dan fuentes de trabajo, dejamos el contrabando”.

Milton Peña

“Estamos indignados por lo que pasó, porque este es un municipio trabajador; aquí no hay delincuentes”, aseveró el coordinador de los presidentes de juntas de acción comunal. “Con el capitán (Julio Ramón Rincón) se está sensibilizando para ver cómo salimos del contrabando, pero con las ayudas del gobierno no es posible”.

Hernando Sánchez

“Los amigos de la Polfa llegaron con el Esmad, sin pedir papeles, sin hablar con nadie, y botando gases a todo el que se les dio la gana, pero nadie arremetió contra ellos sino que les hicieron trancón para que se pudiera dialogar”, afirmó. “Tratándonos de delincuentes, cuando nosotros lo único que estamos haciendo es trabajar”.

Edwin López

“El culpable de todo esto es el gobierno del presidente (Juan Manuel) Santos que en los ocho años de gobierno que tiene, no ha sido capaz de generar las fuentes de trabajo que la comunidad necesita”, afirmó este comprador de víveres. “La gente tiene que rebuscársela mientras llegan las empresas y las industrias para que se pueda trabajar”.

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Miércoles, 13 de Julio de 2016
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