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Joselito dejó enguayabada a Barranquilla en su Carnaval
La Opinión también vivió de cerca el Carnaval de Barranquilla.
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Hugo González Correa
Miércoles, 10 de Febrero de 2016

Y Joselito, el parrandero mayor de Barranquilla, murió este martes.

“Ay José ¿por qué te fuiste?” reclamaron sus viudas llorando luego de cuatro maratónicos días de parranda y celebración.

Marcela García Caballero, su novia y reina este año del Carnaval, no lo despidió vestida de negro como es tradición. Lo hizo con el traje de novia con que el que se quedó esperando a este hombre en el altar, quien -según cuentan la historia- no soportó tanta guacherna y excesos, y terminó muerto el último día de fiesta.  

Así, con este particular sepelio, la ‘Arenosa’, despidió un año más de la fiesta que es considerada patrimonio oral e inmaterial de la humanidad, en medio de la aceptación de propios y visitantes, quienes no dudan en ratificar que, “Quien lo vive es quien lo goza”.

Ninfa Domínguez, una mujer de 69 años, resumió en su sabiduría lo vivido “Esto me dio vida”. Ella, así como la reina del Carnaval, también fue a despedir a Joselito, quien partió sin decir adiós y dejando a su prometida enguayabada y hecha un mar de lágrimas en las puertas de una iglesia y a punto de recibir la celestial bendición nupcial.

Desfiles a reventar

Como todos los años, el Cumbiódromo de la vía 40 estuvo a reventar. Las más de 120 comparsas fueron  integradas por hermosas mujeres de piel morena envueltas en coloridos trajes de plumas e infinidad de brillos, quienes se desbordaron en alegría y una energía sin igual.

Los participantes, abuelos, adultos adolescentes y hasta bebés en coches empujados por sus padres, soportaron, por horas, recorridos de casi cuatro kilómetros sin desfallecer, bajo un sol inclemente, pero una brisa fresca que apaciguó el sofoco del paseo carnavalero.

Aquel “Quien lo vive es quien lo goza” fue, una vez más, seduciendo con sus encantos. Mapalé, merecumbé fanfarria, champeta y samba, entre otros ritmos caribes, contagiaron a los asistentes que bailaron, tomaron y gozaron del 6 al 9 de febrero.

El Rey Mono, Lisandro Polo, marcó la pauta y al ritmo de las Farotas de Talaigua Nuevo (Bolívar) uno de los grupos más reconocidos de la  gran fiesta, puso a gozar a todo quien se animó a unirse al ambiente de carnaval.

La ahora viuda de Joselito tampoco paró de bailar desde el sábado con la apertura de la Batalla de las Flores, seguida de los desfiles conocidos como la Gran Parada de Tradición y la Gran Parada de Comparsas.

La Gran Parada Carlos Franco, un desfile alterno que suma una tradición de 15 años, en honor a este hombre, investigador, coreógrafo y gestor de las danzas y agrupaciones tradicionales del Caribe, quien falleció en la “Arenosa” en 1994, también contagió a cientos de personas que durante cuatro días decidieron hacer parte de uno de los carnavales más populares del mundo.

Y aunque todo lo bueno termina pronto, muchos empiezan desde ahora la cuenta regresiva. El otro año Joselito despertará porque -según concluye la leyenda- él no estaba muerto solo inconsciente y al despertar exclamará con alegría y júbilo  “No estaba muerto, estaba de parranda”.

La Opinión estuvo presente este año en el Carnaval de Barranquilla, por invitación del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Fontur.

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