La buena música no conoce de modas y logra cruzar las barreras del tiempo en medio de lo efímero de los éxitos radiales, y eso lo sabe bien Vicente García, quien pese a no lanzar un disco de estudio en los últimos cinco años, se ha mantenido vigente en la escena musical.

Con ‘Melodrama’, su álbum debut, demostró su capacidad y talento al llevar al género de la bachata a otro plano, revitalizando la música dominicana en América Latina.

Ahora, la larga espera ha terminado, y radicado en Colombia hace más de dos años, presenta ‘A la mar’, un álbum producto de una extensa investigación en lo más profundo de la música y cultura dominicana, pero en general, en un conocimiento y admiración por los ritmos folclóricos del Caribe y los géneros afroantillanos, incluso dejándose seducir por los sonidos del Caribe colombiano.

Junto a Eduardo Cabra, miembro de Calle 13, realizaron este álbum de doce canciones, con composiciones que tienen una atmósfera de nostalgia, pero también de un compromiso social, escrito desde Bogotá, pero grabado en República Dominicana, Puerto Rico y distintas partes de Colombia.

Un disco con una fuerte investigación folclórica, pero que sigue la línea de la música ya conocida de Vicente García.

Añorando la mar

¿Por qué cinco años de espera para un segundo álbum en estudio?

Durante estos años pasé por varias etapas. En un momento de mi carrera pensé en dejar de cantar y dedicarme solo a la composición. Paralelo a eso llevé un proceso de investigación de la música dominicana, pero en general del Caribe y Afroantillana.

¿Cómo fue ese momento en el cual pensó en dejar de cantar?

Ya viéndolo con el tiempo, creo que tenía ganas de hacer un disco de esta manera, pero estaba en una disquera que no entendió lo que yo quería hacer. La verdad no tenía clara la fórmula, pero sí el camino que quería seguir. Para mí fue difícil entender que este proyecto no tenía cabida, entonces me mantuve haciendo canciones para otros.

¿Cuándo decidió volver hacer un disco?

Hace año y medio decidí que debía tener un nuevo trabajo formal donde la gente pudiera percibir una evolución y valorar lo que ha venido pasando. La idea es que pase el tiempo y yo mire hacia atrás y pueda ver un trabajo cronológico.

Investigación profunda

¿De esa investigación, ¿Qué quedó en el álbum?

Es un trabajo de doce temas que escogimos entre muchísimos que recopilé durante todo este tiempo, de diversos géneros, donde hay fusiones y colores diferentes, con reggae, bachata, con fusión entre las dos, algunos toques y cantos dominicanos. Es un recorrido por el Caribe.  

¿Y de Colombia?

Dentro del Caribe juega un papel importante y por eso hice una colaboración con Los Gaiteros de San Jacinto.

¿Esta investigación nutrió su faceta como compositor?

Evolucioné como compositor porque fui enriqueciendo mi estilo que la gente conoce de amor y desamor con música de nostalgia.

¿Ha explorado las raíces de la música colombiana?

Estuve en el Petronio Álvarez y pensé que sería ajeno para mí porque es el Pacífico y no había tenido mucho acceso a su música, pero me di cuenta que había algo muy parecido en los cantos, arrullos y es bonito hacer esa conexión.

¿Cómo ha sido su trabajo componiendo para otros artistas?

Estuve trabajando con Santiago Cruz, quien tenía un verso y necesitaba tener otra idea para seguir, y para mí fue sencillo. Me encanta trabajar con otra persona, pero también la soledad, disfruto de los dos procesos a la par. Me encanta escuchar mis canciones interpretadas por otros, incluso la emoción me lleva a las lágrimas.

Colprensa