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Cambie el cigarrillo por ejercicios después de los 50

La tasa de mortalidad de las personas que fuman es dos o tres veces mayor a las personas que nunca lo han hecho.

En principio podría pensarse que el cigarrillo y el ejercicio son totalmente incompatibles, así como el agua y el aceite, pero las personas que tienen este hábito nocivo pueden encontrar en la actividad física un incentivo para dejarlo definitivamente. 

Recientemente el New England Journal of Medicine publicó un estudio (desarrollado durante once años, a 421,378 hombres y 532,651 mujeres mayores de 55 años en los Estados unidos)  que demostró que la tasa de mortalidad de las personas que fuman es dos o tres veces mayor a las personas que nunca lo han hecho. Además  se evidenció que el consumo de cigarrillo puede generar otras complicaciones médicas como arterioesclerosis, los aneurismas, ciertos tipos de infecciones, hipertensión arterial, miocardiopatía hipertensiva, cirrosis y puede llegar a incidir en la aparición del cáncer de mama.  

Evitar la aparición de estas enfermedades, sumadas a las  conocidas como el cáncer de pulmón, puede ser una razón de peso para comenzar a ejercitarse de manera constante. Elvia Milena Mondragón, epidemióloga de Nueva EPS, trae una serie de consejos para las personas mayores de 50 años que quieren dejar de fumar e iniciar actividad física. 

Toda persona fumadora que comienza un plan de acondicionamiento físico, debe tener en cuenta que parte de unas limitaciones cardiorrespiratorias previas porque la capacidad de transportar oxígeno se disminuye. Por eso se dificulta seriamente la respiración normal del individuo fumador, muy especialmente, si se somete a ejercicio aeróbico. Es importante un chequeo médico antes de iniciar. 

Para comenzar es aconsejable  hacer ejercicios aeróbicos de corta duración no muy diferentes aquellos que se desarrollan en la vida cotidiana. Caminar, nadar, andar en bicicleta o correr son buenos ejemplos y tienen potencial de aliviar el deseo de fumar. Además con este tipo de ejercicios se mejora el transporte de oxígeno al cerebro y se acelera el metabolismo.

Lo ideal es intentar desarrollar la actividad por lo menos 20 minutos, durante siete veces a la semana e ir aumentándolas progresivamente hasta los 60 minutos, para no aumentar de peso, razón principal que aleja a muchos fumadores (sobre todo mujeres) a abandonar el tabaco.

De acuerdo con Mondragón, estos son algunos de los beneficios que se pueden obtener al cambiar el ejercicio por el cigarrillo:
 
Aumenta el transporte de oxígeno al cerebro.

Ayuda a consumir calorías y mantiene el peso ideal.

Mejora los niveles de colesterol y presión arterial.

Produce distracción para que no te acuerdes del tabaco.

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Sábado, 4 de Marzo de 2017
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