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Vida
¿Cómo sobrellevar el duelo en las fiestas decembrinas?
Decida en familia qué hacer para estas fechas especiales y llore si eso le hace bien, según la experta Narda Liliana Parra.
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Jennifer Rincón
Sábado, 10 de Diciembre de 2016

Con la llegada de la época decembrina es usual que el duelo y el dolor por la pérdida de un ser querido surja pese a que las personas crean que ya han superado su ausencia, asegura la sicóloga y especialista en duelos, Narda Liliana Parra Quiñonez, por lo que las familias deben prepararse para afrontar nuevamente esta avalancha de sentimientos dolorosos.

En Navidad y Año Nuevo el duelo se aviva cuando vemos a todo el mundo contento, festejando, y analizamos nuestra situación y descubrimos que no tenemos ningún motivo para celebrar porque hemos perdido a un ser querido meses atrás”, explicó Parra. “Este mismo sentimiento aflora el Día del Padre, el Día de la Madre o en el cumpleaños o aniversario del familiar fallecido”.

Para disminuir este dolor y transformar esa amargura en recuerdos positivos de la persona ausente Parra recomienda:

Hacer lo que menos le cause dolor. Si ir al cementerio le causa dolor no vaya. Si ir al cementerio le ayuda a amortiguar el dolor no se prive de hacerlo.

“La persona que ha perdido un ser querido sufre mucho y no es justo que le aumentemos el dolor. Si bailar, celebrar o hacer fiesta en su casa le va causar más tristeza, absténgase de la celebraciones y no lo obligue a hacer algo que no quiere”, agregó.

La sicóloga recomienda que las familias se reúnan previamente a estas festividades para decidir cómo quieren pasar Navidad y Año Nuevo.

En familia se debe acordar cómo será la celebración, si es que la hay, y hasta que horas y quienes participarán de ella.

“Hay que dejar en claro qué tipo de música se va a poner, o si de pronto la música queda descartada, entendiendo que muchas veces toda la familia está en duelo”, explicó Parra.

Adicionalmente, la familia decide si va a hacer un acto especial para recordar al fallecido. Parra señala un caso en el que la familia optó por poner gaitas en Navidad porque el papá recién fallecido amaba mucho este instrumento y esa era la forma de su esposa y sus hijos de recordarlo en esta época.

“Estos ejercicios son muy buenos porque como en el caso en mención, poner las gaitas por toda la casa le causaba alegría a la familia porque sentían que estaban más cerca de la persona que se ausentó antes que ellos”, detalló.

Parra aclaró que, pese a que una persona está en duelo, esta situación no debe afectar las celebraciones de sus allegados si estos no comparten el duelo.

“Si usted no está para fiestas entienda que los demás si están para fiestas y no se enfade con ellos o les amargue la fiesta. Trate de equilibrar la situación”.

Además, si usted tiene a un conocido o un amigo que esté pasando por un duelo y quiere incluirlo en sus festividades, pregúntele cómo le gustaría pasar la Navidad y si la persona no quiere acompañarlo en su fiesta no lo obligue. Es usual que los dolientes no quieran música ni ruidos, por lo que se le puede extender una invitación a comer para que la persona no se sienta sola en estas fechas.

Luchando contra el dolor

Parra asegura que es inútil luchar contra el dolor porque la gente lucha por no sufrir y termina sufriendo el doble al negarse a enfrentar el dolor o al cohibirse de sus verdaderos sentimientos.

“Hay que llorar. No se niegue ese derecho a desahogarse, ni tampoco trate de entretenerse y olvidar su dolor atestándose se tareas y quehaceres todo el día. Eso no es sano”, explicó. “La gente cree que si se ocupa en otras cosas y no enfrenta el dolor se sanarán y así no funciona”.

Por la noche, cuando ya no le quede más por hacer aflorará el dolor.  La noche viene con el silencio y el silencio se alimenta de los ruidos de sus sentimientos y su dolor. No evite su sufrimiento enfréntelo, acéptelo  y coménteselo a sus seres más cercanos.

Por otro lado, la sicóloga recomienda sacar del léxico funerario frases como: “lo acompaño en la pena”, “sintiéndolo mucho” y “mi sentido pésame”, porque según ella son palabras vacías que no sirven para apaciguar el dolor de los afectados.

“Cuando usted llegue a la funeraria abrase a los dolientes y si necesitas estoy acá”, precisó. “Hay que darle tres cosas a los dolientes: el oído, el hombro y el abrazo”

Parra aseguró que las dolientes no necesitan que le den consejos, ni que los juzguen, solo necesitan ser escuchados y ser aceptados en su dolor y sufrimiento. Decirles: no llore porque su mamá está penando o no deja descansar al muerto produce más dolor en la persona.

“Hay que permitirle que salga el dolor, no juzgar a la persona que está en su momento de dolor más grande”.

Cuando el duelo es normal, el dolor va disminuyendo con el paso de los años. Se necesitan alrededor de 1 a 3 años para superar la perdida. Si han pasado un par de meses y el doliente afirma que ya superó la muerte de su ser querido está mintiendo o peor aún sigue negando su sufrimiento.

Cuando el duelo dura más de tres años se habla de un duelo patológico y se requiere de una intervención siquiátrica.

“El dolor en las festividades de Navidad y año nuevo se da durante más de tres años si la muerte del ser querido sucedió en esos días o en días cercanos. Finalmente, llega un punto en que ese mal recuerdo desaparece y se empieza a recordar a la persona con alegría y ya no con sufrimiento”, indicó Parra.

Según la experta en duelo en Cúcuta es poco común que la gente acuda a un sicólogo para aprender a sobrellevar un duelo, y asegura que la muerte sigue siendo un tema tabú del cual se habla poco porque se cree que hablar de ella es atraerla a sus vidas.

Duelo en niños

Hablarles a los niños sobre la muerte puede ser muy duro pero es necesario. Hay que hablarles con la verdad y no inventarles una realidad diferente para tratar de disminuir su dolor.

No hay que decirles que su papá, mamá, abuelo o hermanito se quedó dormido porque no es verdad y el niño empieza a tenerle miedo a la noche, a quedarse dormido o a que su familia duerma porque se puede morir. Dígale que su ser querido falleció y nunca más volverá.

“Al niño hay que hablarles con las palabras que son. Tu mamá murió y no va a volver nunca más.  Esto puede sonar doloroso y en efecto lo es, ¿pero es que acaso la muerte tiene algo bonito? La muerte es la muerte y ya”, explicó Parra.

Como difícilmente el niño expresa lo que siente empieza a canalizar su dolor de una forma diferente, se empieza a comportar de manera rebelde, se vuelve  grosero y desobediente por lo que los allegados deben entender que el niño también está en duelo y esta es su forma de manifestarlo porque no sabe de otra y no consigue como expresarlo.

Abrazarlo, llorar con él y permitirle que llore y saque a flote su dolor es primordial. Preguntas como: ¿estás triste? ¿cómo te sientes? ¿lo extrañas? le permiten desahogarse.

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