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Diez situaciones que requieren terapia de pareja

¿Cuándo se debe acudir a un especialista? Aquí le damos algunos consejos.

Parejas de novios, casados en unión libre, heterosexuales y homosexuales, todos son susceptibles de ir al diván para recibir  terapia de pareja.

Pero, ¿cuándo se debe acudir a un especialista para recibir orientación? La psicóloga clínica Frauky Jiménez Mazo asegura que el momento indicado es “cuando las parejas sienten que no pueden resolver por sí solos los problemas”.

Desde su experiencia, en estos espacios de conversación y socialización con un tercero, el especialista puede desatar nudos y sacar varias ‘piedritas’ que las parejas tienen en sus zapatos. Todo, para avanzar hacia una relación armónica.

Lo interesante es que, por más crítica que sea la situación, la terapia puede tomarse de tres razones, según la experta:

1. Por la intención de mejorar las cosas

Hay personas que acuden con angustia de saber que pueden perder su hogar, tanto hombres como mujeres que no desean la separación y muestran altos grados de ansiedad y depresión.

2. Por los que nos quieren ni siquiera dar la pelea por la relación

A veces uno de los dos llega a consulta decidido a no continuar con la relación. En estos casos la terapia toma otro rumbo: si ya no existe el amor, es mejor separarse.

3. Capítulo aparte

Son los  casos en donde hay maltrato físico, emocional y psicológico. Allí la terapia les ayuda a enfrentar estas situaciones y a tomar decisiones acordes con la problemática presentada.

Para Chiquinquirá Blandón, de la Clínica del Amor, la información  suministrada al terapeuta debe ser verdadera y “no ocultar información que pueda afectar el resultado del proceso terapéutico, como la existencia de un amante, la decisión de separarse, el consumo de sustancias, deudas contraídas” u otros problemas.

“Uno de los objetivos de toda terapia es que la pareja tenga intimidad afectiva, lo que implica abrir el corazón y el alma a la pareja tal como se es, sin usar máscaras”.
 
Agrega que el propósito  es intervenir la causa de las crisis y los conflictos encontrados en la historia de cada uno y entrenarlos en estrategias  que les permitan, a futuro, apoyarse mutuamente y seguir fortaleciendo el vínculo afectivo con el apoyo, la empatía, la seguridad y la comprensión que han aprendido a darse -en el tratamiento- el uno al otro.

Situaciones en las que se debe acudir a terapia

Si en su relación de pareja se presentan las siguientes situaciones, es momento de que consideren empezar a buscar atención inmediata. Recuerde que ir a terapia debe ser una decisión de pareja y de nada le servirá obligar al otro a hacerlo.   

1. Mala comunicación

Una de las situaciones que más genera incomodidades, malos entendidos y, por supuesto, malos ratos, son las discusiones “siempre y por tonterías”. Y cuando eso sucede “es indicador de  que ya no son  cómplices, ni amigos y menos amantes”, según la psicóloga clínica Frauky Jiménez Mazo.

2. Falta de afecto

Se evidencia en la falta de caricias, ausencia de palabras y detalles amorosos. Son parejas que ya no  tienen actividades placenteras, no salen y hasta prefieren trabajar un poco más allá de lo acostumbrado.  

3. Interferencia familiar

Si el tercero en la relación es un miembro de la familia política y gracias a su presencia o intromisión la armonía se rompe, es momento de prestar atención. También sucede cuando la pareja debe vivir con los suegros, si la convivencia se vuelve  tóxica y nociva. Aplica también cuando se destinan más recursos emocionales, físicos y económicos hacia la familia matriz y no hacia la familia que se construye.

4. Bajo deseo sexual

Encuentros sexuales escasos, nulos o bajo deseo sexual también son una señal que invita a buscar terapia. Pero también están los de la orilla opuesta: los adictos al sexo. A estos se suman aquellos que deben lidiar con disfunciones sexuales no tratadas a tiempo como la eyaculación precoz, la disfunción eréctil, el vaginismo, la anorgasmia, entre otros. En resumen, la insatisfacción sexual ocasiona distanciamiento emocional en la relación.

5. Amantes narcisos

Actitudes como el machismo, el narcisismo  o la manipulación también acaban con todo. En este grupo entran las parejas posesivas y celosas que con sus emociones al límite pueden agredir física, emocional y psicológicamente, por dependencia emocional y material.

6. Crisis por infidelidad

“Esto fractura el vínculo y es necesario sanarlo para no quedar atrapados en la pérdida de la confianza”, señala Chiquinquirá Blandón.

7. Nada te gusta

“En el momento en el que te das cuenta que gastas demasiado tiempo quejándote de tu pareja, cuando dejas de admirarle o empiezas a pensar que tu pareja solo tiene defectos, hay que darle una nueva oportunidad a la relación”, sostiene la terapeuta emocional Karen Langebeck.

8. Indecisiones en el proyecto de vida

Cuando dos personas deciden estar juntas de manera paralela se debe estructurar un proyecto de vida con planes y aspiraciones conjuntas; de lo contrario, cada uno va por su lado.

9. Primero los niños, segundo los niños

Es cierto que los hijos unen a las parejas y a las familias, pero cuando ellos absorben todos los espacios e incluso los momentos de intimidad son reemplazados por discusiones sobre el colegio, la tarea, el uniforme o la piñata, hay que buscar ayuda.

10. Pensar que la única solución es huir

Si ante la menor dificultad que se experimenta en pareja, la actitud es sacar las maletas y huir, llegó la hora de dar la cara a sus problemas y a su relación, para que funcione con la madurez requerida.

Síntomas de alerta

Chiquinquirá Blandón, de la Clínica del Amor, enumera algunos indicadores que surgen cuando las cosas no andan bien:

-Ya no confía en la pareja.

-Hay permanentes discusiones.

-Sienten que han perdido autoestima.

-Sienten que están  deprimidos.

-No les apetece tener sexo con la pareja.

-No les apetece comentar su vida con su pareja.

-Piensan  en terminar la relación como la liberación a su sufrimiento.

Código de honor

Si con su pareja han tomado la decisión de acudir a terapia  se debe:

-Completar el plan  de tratamiento y haber sido preparados para el manejo de recaídas.

-Informar al terapeuta si alguno de los dos percibe alianza de éste con alguno de los dos.

-No usar lo expresado en consulta como argumento en discusiones fuera de consulta.

-Mantener ventanas  de tolerancia afectiva para expresar sus sentimientos y plantear los temas a resolver.

El País | Colprensa

Martes, 27 de Septiembre de 2016
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