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Actividad social
Adiós Hermano
Queda el recuerdo de tu bondad, honestidad y servicio al cliente.
Miércoles, 7 de Diciembre de 2016

Hola Jorgito:

Te nos fuiste muy rápida y prematuramente, hermano.  

Camilo, Fanicita y sus hijos (tus queridos nietos y nietas), tus hermanas Fanny y Betty y tus sobrinos y sobrinas,así como tus amigos y compañeros lasallistas estamos devastados desde que te llevó La Huesuda el martes pasado.  El único consuelo que nos queda es que estás junto con el amor de tu vida, Fanny, y de tus padres al lado del Señor en ese bello jardín del paraíso donde no hay ni quejas, dolores ó problemas, ni Maduros ó Chávez quien junto con el Comandante Fidel debe estar en la paila gocha al otro lado de donde estás.

Nos conocimos desde tercero primaria en el Colegio La Salle ahí en la Diagonal Santander con Avenida Cero y llegaste a ser el campanero que nos anunciaba los principios de clases para hacer las filas y ganarnos los puntos para poder ir a paseos, los recreos y el final del día.

En las veladas echábamos chistes y éramos como un par de mancornas:  tu hacías el papel de una bruja y yo el de un borrachito.  Por eso nuestros compañeros nos apodaron La Bruja y Güarapito desde el quinto de primaria y así todavía nos llaman.

No tuve ni la menor idea de lo que te iba a pasar cuando chateamos el sábado 19 de noviembre y te conté los planes que tenía con mis hijas de pasar el Día de Acción de Gracias juntos este jueves pasado.  Me enteré de tu partida este martes pasado por medio de Sergio Entrena López.  Te digo que ha sido el peor momento de mi vida después de la pérdida de mis padres.  He berreado como un niño chiquito junto con los compañeros lasallistas con quienes güasapeo o chateo por Skype, las hermanas Yáñez Carvajal y especialmente su hermano Alfredo quien andaba por el Valle del Cauca.  Cuando al fin lo pude contactar por su celular para darle la mala noticia de tu partida nos pusimos a llorar.  Ambos estábamos manejando, Alfredo en Colombia y yo aquí en Gringolandia, y nos tocó parar para poder llorar sin accidentarnos.

Esther y yo mandamos a plantar un árbol en uno de los bosques nacionales de Israel para que tu memoria sea fuerte como esos árboles tan grandes y tan bellos que se ven en esos bosques.  Solamente me queda decirte que tu memoria vivirá para siempre en nuestros corazones no solo de Camilo y Fanicita y tus nietos y nietas, de Fanny y Betty y tus sobrinos y sobrinas, de tus compañeros lasallistas, tus amigos, tus colegas y tus clientes y en general de todas aquellas personas que tocaste en tu vida y tienen el recuerdo de tu bondad, honestidad y servicio al cliente.

A todos nosotros les recomiendo que recitemos el Salmo 23 del rey David:

El Señor es mi pastor,
nada me faltará
En lugares de verdes pastos me hace descansar,
junto a aguas de reposo me conduce.

Él restaura mi alma,
me guía por senderos de justicia
por amor de Su nombre.

Aunque pase por el valle de sombras de la muerte,
no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo,
Tu vara y Tu cayado me infunden aliento.

Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos,
has ungido mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré por largos días.

Hermano, que descanses en paz. 

Amén.

Alfonso Gandica Dávila | New Jersey, EE.UU.

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