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Sigue éxodo de Desplazados por falta de transporte

Virginia Jaimes sabe de memoria cuantos vecinos se han ido del barRio. Le basta hacer un barrido mental de las ocho cuadras que conforman Desplazados 1 y 2 en la vereda Los Mangos para echarlos de menos.

“La peluquera se fue la semana pasada, doña Nancy hace dos semanas... Toño se fue a principios de año y la señora de la guardería se trasteó ayer”, explica mientras cuenta con los dedos de su mano los habitantes que abandonaron las casas entregadas por el gobierno hace ocho años.

“Antes había mucho pueblo por acá, ahora solo quedamos unos pocos”, dice acongojada. Le echa la culpa del éxodo vecinal a la falta de transporte público y escuelas  en el sector.

De las 126 viviendas que conforman Desplazados 1 y 2 solo 61 siguen habitadas. Unas 8 nunca fueron ocupadas, y otras 55 fueron abandonadas en el último año.

“La gente se cansó de no tener transporte público acá y de que los niños tuvieran que caminar más de media hora para llegar a la escuela de El Carmen de Tonchalá”, dijo la vecina  Dioselina Leal.

Leal cambió a sus nietos de escuela.  Los pasó para el colegio de Nuevo Horizonte porque su hijo compró una moto para transportarlos.

Y es que los pocos que se abstienen de irse del barrio tienen moto o carro para desplazarse al trabajo o a la escuela.

Hasta hace un año tuvieron una ruta de transporte de prueba, cómo la demanda de pasajeros era poca y las condiciones de la carretera pésimas, la ruta no duró un mes.

Los mototaxistas se convirtieron en el transporte oficial de la zona, y un viejo bus que sube y baja de El Carmen de Tonchalá es el transporte escolar.

Por mil pesos lleva y trae a unos 80 niños de primaria. El municipio aún no les ha enviado el bus escolar.

“Estamos enclaustrados en el olvido, rodeados por monte y necesidades”, explica Leal, mientras muestra las respuestas del municipio a sus solicitudes de pavimentaciones, transporte público, y construcción de escuelas: hay que esperar recursos.

En las viviendas destinadas para población desplazada ni siquiera se quedó el presidente comunal. Fue amenazado y abandonó el barrio.

“No me quiero ir porque esta es mi casa, y ya estoy cansada de vivir del timbo al tambo’, dice Leal mientras explica que por su doble condición: damnificada y desplazada, recibió otra casa en Los Estoraques.

“Fui a Metrovivienda y renuncié al apartamento por quedarme acá, soy de las pocas que cree que la solución no es irse”.

Domingo, 29 de Marzo de 2015
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