Con la autorización de Tatiana, directora del centro de reclusión, comenzó una campaña que sin dudarlo apoyó la más bacana. Los micrófonos de la emisora fueron la ruta de la solidaridad. El teléfono de la estación empezó a sonar repetidamente y cada llamada anunciaba la vinculación de diferentes personas, de varias partes de la ciudad, a la novedosa iniciativa. Al final, se recogieron dos modernos coches, tres corrales, mucha ropa nueva, decenas de pañales, juguetes, mantas y hasta pañitos húmedos. Todo fue empacado y llevado hasta la calle 50 de Armenia. Tras esa puerta azul del penal, que divide el error callejero de la sanción por cometerlo. Hubo música, torta, arroz con leche, un globo enorme, decoración infantil y tres pequeños pulpos tejidos en lana que sirven para tranquilizar infantes.
Paula Andrea Mazo se enteró que estaba en embarazo el día que la capturaron. Las razones de su detención no las vamos a mencionar, esa no es la historia. Paula Andrea llegó a Villa Cristina, no sabemos hace cuanto, no preguntamos. Lo que sí supimos es que después de dar a luz recobrará la libertad. Dios quiera que su paso por este pequeño mundo la lleve por el camino correcto, al lado de Victoria cuya voz, color de piel y color de ojos conocerá junto a sus otros dos otros hijos en dos meses. Ella, la mamá, asegura que haber llegado a Villa Cristina fue positivo pues de no haber sido así, el embarazo no hubiera avanzado. Los primeros meses de gestación fueron complicados. Le diagnosticaron embarazo de alto riesgo. Por fortuna, no faltaron las atenciones médicas, el Inpec dispuso lo necesario para que no perdiera ningún control materno y solo falta esperar las contracciones, conocer la potencia del llanto de Victoria y comenzar a arrullar.