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30 años de la paz con el M19 ¿qué hace este proceso diferente al de las Farc?

La razón en la que coinciden los analistas está relacionada con los momentos históricos en que se realizaron cada uno de ellos.

Este 9 de marzo se cumplen 30 años de la firma del acuerdo de paz entre la guerrilla del Movimiento 19 de abril (M-19) y el Gobierno del entonces presidente Virgilio Barco. Tres décadas en las que exmiembros como Gustavo Petro, Antonio Navarro o Everth Bustamante no han dejado de figurar en la escena política del país, en contraste con el rechazo social que hoy, tres años después de la firma del acuerdo de paz con las Farc, tienen los miembros de la antigua guerrilla.

¿Por qué un acuerdo como el de las Farc, celebrado a nivel internacional como un gran ejemplo, no ha logrado pasar del rechazo social, como sí pudo hacerlo el del M19?  

La razón en la que coinciden los analistas está relacionada con los momentos históricos en que se realizaron cada uno de ellos. El pacto con el M19 se dio en una época en la que había mayor tolerancia social a grupos subversivos y, sin duda, las constantes acciones armadas de las Farc causaron una gran herida al país por más de 50 años.

Fue así como el M19 pasó de ser la guerrilla urbana responsable de hechos como la Toma al Palacio de Justicia, a ser uno de los movimientos políticos con mayorías en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, y como consecuencia, pieza fundamental en la construcción de la actual Constitución Política, en medio de la amnistía absoluta de sus delitos.

En contraste, las Farc, pese a estar participando en política como parte de lo acordado con el Estado, mantiene un álgido nivel de rechazo social y aún un gran porcentaje de la población no les perdona que no hayan pagado un solo día de cárcel, pese a que están compareciendo ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que busca sancionarlos de manera restaurativa.

Antonio Navarro Wolf, exmiembro del M19, ratifica que los acuerdos se firmaron en épocas distintas de la vida nacional, teniendo en cuenta que el de ellos fue el primer pacto en esta materia que se hizo en la política contemporánea de América Latina, bajo un gran apoyo social.

“Las Farc han enfrentado una situación mucho más difícil, más compleja, pero está demostrado que el alzamiento armado no es el camino para resolver ningún problema nacional, por lo tanto, el proceso de paz y la participación política es el camino adecuado. Pese a las dificultades que están teniendo, si siguen cumpliendo como lo está haciendo, la mayoría, pueden tener la oportunidad política en el futuro”, dice Navarro Wolf.

Sin embargo, acontecimientos como la renuncia de la exguerrillera holandesa Tanja Nijmeijer al partido de las Farc, han dejado claro que existen divisiones al interior de la colectividad, que tampoco les permiten avanzar en esta consolidación.

'Alexandra Nariño’, como era conocida Nijmeijer en la guerrilla, fue una pieza importante dentro del equipo negociador del acuerdo de paz de La Habana, pero en los argumentos que utilizó para anunciar su retiro del partido político, señaló que no se sentía sintonizada con los temas que se decidían al interior de la colectividad. Esto, sumado el rearme de ‘Iván Márquez’ y ‘Jesús Santrich’’ no es un buen panorama para ellos.

Jaime Zuluaga, experto en paz, afirma que cuando el M19 negoció, la guerra apenas se está profundizando y el proceso de degradación se vivió en la década siguiente, por esa razón, cuando abandonaron las armas no tuvieron que pagar los costos políticos que ha tenido que pagar el partido de las Farc por los crímenes de guerra que se cometieron y por las dinámicas de la degradación de la guerra en los últimos años.

De esta manera, agrega Zuluaga, las Farc se convirtieron en partido político en un contexto muy adverso, fruto de la degradación del conflicto, y de la campaña ideológica que se lanzó contra ellos durante los dos periodos del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, donde fueron señalados como enemigos fundamentales de la sociedad colombiana. El costo político ha sido grande.

“El M19 se convirtió en un movimiento político sin pagar esos costos, tuvo una acogida muy notable en los sectores de la población, que se expresó en el apoyo electoral tanto para su primera campaña al Congreso como para la Alcaldía, siendo candidato Carlos Pizarro “, dice el experto.

Esta situación contrasta con las condiciones en las que llegaron cada uno de los grupos guerrilleros a las negociaciones. Según Ariel Ávila, subdirector de Paz y Reconciliación, el M19 estaba totalmente derrotado cuando firmó la paz, pero las Farc no. Sin embargo, la demostración que fuerza que hicieron antes de llegar a este acuerdo es en gran medida lo que el país no le perdona.

Ávila agrega que la diferencia también tiene relación con el tipo de guerrilla que eran cada una de ellas. Las Farc fueron una guerrilla mucho más rural y ortodoxa, mientras que el M19 era más urbano y de un ambiente de izquierda bastante liberal. “Muestra de eso es la capacidad de unos y otros de reinsertarse en la sociedad. Al final, líderes como Petro y Antonio Navarro han tenido mucho éxito, pero en el caso  de las Farc, se notan las dificultades”, indica.

Otra diferencia que Jaime Zuluaga encuentra en estos dos procesos de paz va ligada al documento que firmaron ambos grupos. Dice que mientras en la agenda que discutió el M19 fue inhibida la posibilidad de que esta se convirtiera en reforma constitucional, con las Farc el proceso logró salir adelante, además de tener apoyo internacional.

La falta del factor constitucional con el M19 no permitió que se desarrollara una institucionalidad alrededor de la paz tan completa como sí paso con el proceso de paz con las Farc, que tiene una justicia especial y tienen el deber de contribuir a la verdad, justicia, reparación y no repetición de las víctimas.

María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz, agrega que en el proceso de paz con el M19 no existía el Tratado de Roma que creó la Corte Penal Internacional, que permite las negociaciones en términos de justicia sean distintas. Agrega que por motivos como este son procesos muy difíciles de comparar por la coyuntura histórica.

En el caso del M19  algunos dirigentes lograron proyectarse como dirigentes políticos nacionales y algunos de ellos siguen siendo dirigentes políticos con incidencia hoy en movimientos políticos. No ha ocurrido así con las Farc, porque también es temprano, apenas llevan tres años como organización política y habrá que esperar a ver si logran recuperarse del poco respaldo político -electoral con el que han contado y la poca aceptación por parte de la población colombiana.

Camino político

Jaime Zuluaga afirma que todavía no se puede saber en qué quedará el desarrollo político de las Farc, porque es un proceso largo, aunque reconoce que las condiciones del momento son adversas para ellos, no solamente por la posición de los sectores de derecha como el Centro Democrático y otros partidos, sino porque los movimientos políticos que podrían ser afines a ellos como el Partido Verde o el Polo Democrático, que han sido renuentes a construir alianzas.

“Las dificultades internas que se han planteado, la disidencia de los llamados miembros de la nueva Marquetalia, así como la salida de algunos dirigentes que no comparten la orientación que se le ha dado al partido Farc, son factores que por lo menos en corto plazo influyen en su consolidación política”, dice Zuluaga.

También se debe tener en cuenta que las antiguas Farc solo tienen tres años de haberse desmovilizado y habrá que esperar a ver si logran recuperarse de la apatía electoral que hay en contra de ellos, en la que también influye, según Ariel Ávila, la edad de los dirigentes. Quienes dejaron las armas del M19 eran, mayoritariamente, jóvenes que hoy continúan vigentes en sus carreras políticas.

No obstante, para María Victoria Llorente hay muchas variables que influyen en este hecho, como para poder ser categóricos. Dice que su evolución política depende en primer lugar de que el Estado les brinde la protección necesaria para que no los sigan asesinando, y de su nivel de aportes al sistema de justicia, verdad y reparación.

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Colprensa
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Domingo, 8 de Marzo de 2020
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