Como una súplica al país, la Organización Indígena de Antioquia (OIA) tuvo que gritar, “¡queremos morir de viejos!”, al rematar un comunicado en el que rechazan el homicidio de uno de los suyos en el municipio de Chigorodó.
Los hechos ocurrieron el jueves de esta semana en el resguardo Polines. Allí, según la denuncia de las autoridades indígenas, fue asesinado Gilberto Domicó Domicó, del pueblo Embera Eyábida.
El clamor de los líderes, tras ver cómo le arrebataron la vida a este hombre de 50 años, que hacía parte de la Guardia Indígena, es que pare el genocidio contra los pueblos ancestrales de Colombia, en clara alusión a las masacres ocurridas en el departamento de Cauca.
Domicó, indicó la OIA, recibió varios impactos de bala por presuntos grupos amados al margen de la ley. Estas estructuras tendrían un tráfico indiscriminado por todo el Urabá antioqueño, incluso en el resguardo, sin ningún control por parte de la Fuerza Pública.
“La presencia de actores armados en los territorios indígenas generan un riesgo inminente en la población Embera, Senú y Gunadule que habitan el Urabá”, señaló la organización.
La alerta también se generó porque los grupos armados pueden ocasionar reclutamiento forzado, confinamiento y limitar la autonomía de los resguardos. Por ello pidieron el acompañamiento de organismos internacionales de derechos humanos para verificar la situación.
“La Organización Indígena de Antioquia hace un llamado a la Defensoría del Pueblo, a la Procuraduría General de la Nación y a la Gobernación de Antioquia, para que adelanten acciones conjuntas y se puedan mitigar inmediatamente los riesgos a los que están expuestas las comunidades”, exigió la OIA.
