“En las vísperas del día en que se proclamó ese dogma, o sea, el 7 de diciembre de 1854, los españoles que se encontraban en Roma encendieron velas, antorchas, faroles, durante toda la noche, preparándose para ese gran acontecimiento. Un hecho que se quedó de tal manera unido al espíritu español que aún hoy se celebran de esa manera solemne: con la luz”.
Además: Los destinos preferidos por los colombianos para vacaciones de fin de año
Avendaño apunta que realmente, desde hacía mucho tiempo se venía celebrando a la Virgen con velas, “porque las velas son la luz de la anunciación, de la vida, de aquello que nos da esperanza y la madre de Dios es la que nos promete ese tipo de cosas, pues se imagina que la madre de Dios es la madre de todos nosotros, y que va a interceder ante su hijo para que podamos salvarnos. Además, las condiciones de la celebración se dan porque la mejor manera de que lleguen las oraciones a Dios es a través del fuego, puesto que el fuego y la luz lo representan”.
En ese sentido, cuando las familias colombianas se reúnen para el festejo del Día de las Velitas, están perpetuando la memoria, pues desde la antigüedad, la gente se reunía alrededor del fuego con la comida para “establecer lazos de cohesión social, para establecer las condiciones de comunidad, lo que se sentía, lo que se quería, por eso allí era cuando surgían la familiaridad y la amistad, y por eso encender las velas hoy, congregados todos a través de la oración, porque la oración también es dar en familia, disfrutar, recordar lo que somos y lo que queremos para el futuro, estamos renovando la esperanza de un mundo muchísimo mejor”, explica la historiadora.
También: ¿Cuántos tipos de familia existen en Colombia?
Por último, ¿ha cambiado en algo la forma en que se conmemora y se concibe esta fecha? Gálvez responde que sí: “Ha cambiado mucho porque el sentido religioso se ha ido perdiendo de alguna manera en algunos hogares y el 8 de diciembre ha empezado a ser considerado como el inicio de la Navidad, que no es un sentido verdadero porque el 8 de diciembre es una gran solemnidad que la iglesia celebra en el tiempo del adviento (un tiempo litúrgico que se dispone durante cuatro semanas como preparación para la Navidad, que es el 25 de diciembre), entonces aunque está dentro del adviento, la celebración de la Inmaculada se convierte en un refrigerio espiritual en medio de la espera expectante de la venido del Niño Dios. De ahí el nombre de adviento: venida, espera”.
Fuente: El Colombiano
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion