El orden público en doce lugares de Colombia está desafiando el proyecto de “paz total” de la Presidencia de la República, pues los actores violentos en esos sitios continuaron con sus dinámicas criminales como si no les importara que hubiese un llamado general a dialogar.
De esas zonas, seis son ciudades capitales, en las cuales las disputas entre carteles y bandas por las rentas del narcotráfico y la extorsión mantienen a los pobladores agobiados. Se trata de Bogotá, Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Neiva y Cúcuta, donde los sicarios continúan con el dedo caliente para disparar y los machetes prestos para desmembrar.
Si hablamos de crímenes puntuales, el hallazgo de seis cadáveres descuartizados en el último mes, junto a la masacre de cuatro personas abandonadas en una camioneta, dispararon las alertas en el distrito capital y produjeron un consejo de seguridad con el presidente Gustavo Petro.
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El hecho más grave documentado durante el actual gobierno fue la masacre de siete policías en zona rural de Neiva, el pasado 2 de septiembre, donde un grupo armado los emboscó con una bomba.
En otros cuatro lugares el conflicto que se padece brota de los fusiles de facciones disidentes de las Farc, bandas neoparamilitares y grupos de narcos que compiten por territorios fronterizos, plataformas de exportación de droga y la minería ilegal.
Aunado a esto, mantienen una actitud hostil hacia la Fuerza Pública, con atentados y hostigamientos.
Estas situaciones se registran en Buenaventura (Valle), El Bagre (Antioquia), Cumbal (Nariño) y Tame (Arauca). En esta última localidad las disidencias y el ELN hacen patrullajes de control a la población civil, y el pasado viernes mataron a un soldado y dejaron a otros cuatro heridos.
En Cauca y Cesar los problemas de orden público van de la mano de las invasiones de predios, por parte de campesinos e indígenas que reclaman tierras para sembrar y construir viviendas dignas.
La problemática no es algo menor, pues ya generó que José Lafaurie, presidente de la Federación de Ganaderos (Fedegán), planteara la propuesta de crear “grupos de atención solidaria inmediata”, lo que revivió el antiguo debate sobre el origen de las autodefensas.
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Pese a este panorama, hay algunos lugares de Colombia en los que el proyecto de “paz total” y sus conversaciones iniciales mitigaron la violencia, al menos de forma momentánea.
Los choques entre grupos armados y los ataques a la comunidad mermaron en el sur de Chocó, el Catatumbo, los Llanos Orientales, el Pacífico Sur y las fronteras con Ecuador, Perú, Panamá y Venezuela, que en el primer semestre del año estaban al rojo vivo.
En esos sectores se vive bajo una tensa calma, con la expectativa de si las voluntades de paz evolucionarán o se quedarán en meras palabras.
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