Los sucesores de quienes tomaron las armas en Marquetalia, hace 53 años, terminaron de dejarlas este lunes. La Misión de la ONU en Colombia certificó la recepción de 7.132 armas individuales que fueron registradas en las zonas veredales.
Este martes en Buenavista, municipio Mesetas de Meta, las Farc dejarán de existir como insurgencia, cuando el presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño Echeverri, ‘Timochenk’, anuncien al mundo la desaparición de la guerrilla más vieja del continente.
Que sea Mesetas el lugar elegido para un acto de esta magnitud no es gratuito. Ese municipio hace parte del mayor enclave de las Farc que está conformado por La Uribe, Mesetas y La Macarena, prácticamente un triángulo delimitado por los ríos Ariari, Duda y Guayabero.
En esa zona se conformó el bloque más letal de esa guerrilla: el Oriental. Allí firmaron el cese el fuego con el Gobierno de Belisario Betancur y fue parte de la zona de distensión en los diálogos de paz con el Gobierno de Andrés Pastrana.
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Pero también es una zona que recuerda los dolores de las Farc, allí murieron dos de los más importantes guerrilleros: Jacobo Arenas y Jorge Briceño, más conocido como “Mono Jojoy”.
Ese territorio que fue testigo de la guerra, será también testigo de excepción de la paz que apenas comienza.
Así se dejarán las armas
Durante todo este fin de semana se ultimaron los detalles para el evento público de dejación de armas. La logística estuvo a cargo del comandante guerrillero “Carlos Antonio Lozada”, quien llegó en la mañana del domingo a la zona veredal de Buenavista.
Del acto serán testigos, además de los pobladores de esa vereda y las autoridades locales, los embajadores de los países garantes, Cuba y Noruega, y los acompañantes Chile y Venezuela.
¿Qué significa?
Acabar con las Farc como fuerza armada fue el objetivo de todos los mandatarios colombianos desde Belisario Betancur, quienes hicieron esfuerzos por vías militares o negociadas para lograrlo, sin embargo, a las puertas de que ese hecho se dé, hay un sector de la sociedad que siente que el Gobierno cedió mucho ante las pretensiones de los insurgente a cambio de silenciar los fusiles.
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El general en retiro Luis Herlindo Mendieta, quien combatió a las Farc y fue secuestrado, dijo en una entrevista a Colprensa que “a las víctimas se nos queda debiendo muchísimo, porque no hay nada de verdad, menos justicia y mucho menos reparación”, y anotó que los únicos beneficiados con este proceso son los miembros de esa guerrilla.
Sin embargo, la reducción de muertos en el tiempo en que los fusiles no han disparado, desde el cese el fuego unilateral decretado por las Farc, es evidente: se ha salvado la vida de más de 2.000 colombianos, según el Centro de Recursos para Análisis del Conflicto.
Para Carlos Eduardo Jaramillo, asesor nacional de Paz, “este es el gran triunfo de la sensatez de un amplio sector de colombianos. Triunfo, que no está exento de temores, tanto de la guerrilla como de la sociedad y el Gobierno. Medio siglo de odios, nutridos con el abono de la Guerra Fría han dejado una impronta indeleble en el espíritu de los ciudadanos y de sus instituciones”.
Aunque el evento simbólico pasará a la historia como el momento del completo desarme de las Farc quedan pendientes algunos asuntos: la destrucción de las caletas, según ha dicho las Farc serían 942, en ellas además de explosivos también hay armas, de las cuales la ONU ha verificado 77; y la dejación de armas de los hombres que garantizan la seguridad en las zonas veredales, que se dará antes del 1 de agosto, cuando esos territorios se convertirán en espacios territoriales de capacitación y reincorporación.
Es así como en medio de dudas y de esperanzas los miembros de las Farc dejarán sus armas en manos de un verificador internacional, y darán el paso a la política, en la que los esperan aliados y detractores, lo que marcará el futuro del país.
