“Allá en las escaleras amaneció un muerto, le dieron plomo esta madrugada”. Esa era la noticia con la que despertaron los residentes del barrio Villa Rosa, en el norte de Bucaramanga.
Los primeros rayos del sol dejaron ver a plenitud el cuerpo de un jovencito que estaba tendido boca arriba en las empinadas escaleras de la carrera 18B con calle 21N del mencionado sector. Vestía con una pantaloneta oscura, tenis y una camiseta blanca.
Bastó que algunos curiosos se acercaran a la escena del crimen para confirmar la identidad, era el joven Kevin Arias Durán. Tenía un tiro en el cuello sin orificio de salida y otro en el tórax.
Compartía con su ‘verdugo’
Kevin, según las indagaciones de las autoridades, se cansó de permanecer guardado en su casa acatando la cuarentena, por lo que se alistó y les dijo a los suyos que se iba a quedar a dormir en la vivienda de su pareja.
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Pero, tal parece que contrario a ir derecho a donde su compañera, este se desvió del camino y se quedó en la calle buscándole ‘males al cuerpo’.
Y así fue. Serían las 3:00 a.m. pasadas cuando Arias Durán se encontraba sentado en las escaleras que conducen a la vía principal del barrio, al parecer, consumiendo estupefacientes con otras tres personas.
Uno de los ‘compinches’, por causas que son materia de investigación, se molestó con Kevin. Hubo un intercambio de palabras, hasta que este sujeto sacó un arma y sin dudarlo le pegó los dos tiros al joven de 23 años.
Aunque el eco de los disparos retumbó fuerte por las solitarias calles de Villa Rosa, pocos fueron los residentes que decidieron salir a averiguar el origen del alboroto y avisar a la Policía.
Con el daño hecho, el pistolero y los testigos se dieron a la fuga, mientras que el cuerpo de Arias Durán permaneció tendido hasta que amaneció y llegó el CTI de la Fiscalía a realizar el levantamiento.
La hipótesis que por ahora toma más fuerza de este asesinato obedece a problemas relacionados con el consumo de estupefacientes.
