La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

La paz se logró en La Habana y se vivirá en Colombia

Las intervenciones más esperadas: de Santos y de ‘Timochenko’ se llevaron los aplausos.

Al salón de protocolo El Laguito no le cabía una alma más. Estaba a reventar porque en sus instalaciones un país suramericano, que ha sufrido por más de 50 años la guerra interna, estaba próximo a ver cómo los protagonistas de la misma, luego de una larga negociación, estaban listos a anunciar al mundo que el conflicto armado era cosa del pasado.

La una de la tarde, hora cubana y el mediodía en Colombia, fue el momento pactado para hacer los anuncios. No pasaron muchos segundos de ese instante para que los protagonistas y testigos de honor estuvieran en el salón. El reloj marcaba la 1:04 cuando el mandatario cubano, Raúl Castro, ingresó acompañando al presidente Juan Manuel Santos y al jefe de las Farc, Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’.

Ya los esperaba –en una larga mesa que tenía como fondo una paloma alegórica con la leyenda ‘Diálogos de paz’— el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. A cada costado, igualmente, ya habían hecho su arribo, entre otros dignatarios, los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; México, Enrique Peña, y Chile, Michelle Bachelette.

El ánimo subió cuando sonó el Himno de Colombia, cantado con voces muy altas por la mayoría de asistentes. La firma de los documentos que marcaron el cese bilateral, el fin de las hostilidades y el cronograma para la entrega de armas, como aspectos esenciales, fue la primer oportunidad para que en la hora y media que duró el acto Santos y el jefe de la guerrilla estrecharan sus manos.

El mandatario local, Raúl Castro, tomó luego la palabra. Inició recordando el 19 de noviembre de 2012, cuando en la misma ciudad arrancaron las negociaciones. Recordó que en ese momento fueron muchos los que pensaban que no tendrían un buen término. En cambio, ahora, “el proceso no tiene vuelta de hoja… La paz no es una utopía”, dijo el mandatario cubano, quien le notificó a las partes que seguirá recibiendo a las delegaciones hasta el último momento que se necesite, “porque esta paz beneficia a millones de personas”.

El turno le correspondió al secretario de la ONU, Ban Ki-moon, quien empezó en español, para pasar muy rápido al inglés, lo que obligó a que todo el equipo negociador de las FARC hiciera uso de los equipos de traducción.

Como en cualquier evento, no faltó el lunar. La indisciplina la generó el exministro Álvaro Leiva, quien estaba ubicado al fondo del salón y se paró tantas veces, que ocasionó que miembros de la seguridad cubana reaccionaran pensando que había alguna especie de ataque.

La consecuente discusión entre Leiva y uno de los hombres de seguridad sacó de casillas a reporteros y camarógrafos, quienes, ubicados más atrás que ellos, los rechiflaron hasta obligarlos a sentarse y a que no se volvieran a levantar durante el resto de la ceremonia.

Luego vinieron las intervenciones más esperadas: de Santos y de ‘Timochenko’. El jefe guerrillero empezó con el tradicional formalismo de saludos, que rompió con una referencia a quien llamó “el alma del proceso de paz y comandante eterno”, el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Hubo aplauso de buena parte de los asistentes, pero las manos del presidente Juan Manuel Santos no se unieron al gesto.

‘Timochenko’ sorprendió a los asistentes por su mensaje; también porque dijo que las Farc acogían el plebiscito como el mecanismo de refrendación de los acuerdos de paz. Entendiendo la dimensión del momento, fue uno de los que más habló: su discurso pasó de los quince minutos. Al final recibió un fuerte aplauso, ese sí, apoyado sin dudas por el presidente Santos.

Para ese momento la emoción parecía desbordada. Entre los funcionarios asistentes se veía a ministros, como Clara López (de Trabajo) y a negociadores, como Roy Barreras, tomando fotos para subirlas a sus redes sociales.

Y faltaba el artífice principal de la negociación: el presidente Juan Manuel Santos, quien, contrario a las normas de protocolo, saludó de forma general y entró de lleno a su mensaje. Sus palabras empezaron dando un reconocimiento a sus antecesores que intentaron buscar la paz con las FARC y no pudieron. En el salón le escuchaba de forma atenta uno de ellos, el expresidente César Gaviria, quien en su gobierno ordenó el ataque a Casa Verde, uno de los campamentos íconos de la insurgencia.

El presidente Santos insistió que esta paz no será con impunidad, pues recordó que los máximos jefes que hayan cometido los peores delitos tendrán su castigo. En ese momento las miradas de los negociadores de las Farc reflejaron tensión, más por la curiosidad de que eran quienes estaban más cerca del punto en que él hablaba.

Así como fue contundente con ese afirmación, Santos lo fue para decir que hoy y nunca compartirá los postulados políticos de las Farc, pero que luchará por defender que los mismos se den en la democracia. Eso generó otro fuerte aplauso que inició de las manos de ‘Timochenko’, sin que lo siguiera su jefe negociador, Iván Márquez, quien siguió moviendo el esfero que tenía en las manos.

Y el aplauso que más retumbó en el salón se dio al cierre de las palabras del mandatario nacional, pues fue el momento en que se sintió por todos los asistentes que la guerra en Colombia se acaba.

Por Argemiro Piñeros Moreno | Enviado especial de Colprensa

Jueves, 23 de Junio de 2016
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día