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Las ‘chiquitecas’, un fenómeno preocupante en Bucaramanga y Colombia

La mayoría de estas fiestas para menores de edad son organizadas bajo la clandestinidad y convocadas por redes sociales.

La realización de fiestas ilegales para menores de edad es un fenómeno preocupante, porque son espacios aprovechados por personas inescrupulosas para sumergirlos en la drogadicción y el alcoholismo

“No sabemos nada”. Esta fue la respuesta más común de las autoridades del área metropolitana de Bucaramanga al ser cuestionadas sobre el fenómeno de las llamadas ‘chiquitecas’.

Estas fiestas, que en su mayoría son organizadas bajo la clandestinidad, convocadas por redes sociales y organizadas por mayores de edad, persisten. Las autoridades admiten que generalmente no se realizan controles, porque no hay denuncias, información o indicaciones exactas de lugares donde se llevan a cabo.

Sin embargo, hace menos de tres semanas, precisamente, funcionarios de la Alcaldía de Floridablanca y la Policía descubrieron un evento de estos. Fue organizado en el salón comunal de La Cumbre, y no solo encendió las alarmas; también mostró un panorama bastante desalentador que deja ver lo vulnerables que son los niños y jóvenes.

Allí fueron encontrados cerca de 200 menores, entre los 9 años y 17 años. Muchos no tenían el permiso de sus padres, pero sí contaron con el dinero para pagar la boleta y entrar al recinto. No se trataba de un evento con entrada libre.

Entre muchas otras cosas, la organización garantizaba diversión total en un lugar “seguro”, acceso a sustancias psicoactivas (pastillas sintéticas, marihuana, cocaína...) y a licor (a muy bajo precio). La seguridad corría por cuenta propia, por eso varios de ellos estaban armados con navajas y cuchillos de todos los tamaños.

Claro que lo registrado en el sector de La Cumbre, que a más de uno dejó sin palabras, no ocurre solo allí. También se da en muchos otros escenarios del área urbana y rural de Floridablanca, Girón, Piedecuesta y Bucaramanga, donde se alquilan salones sociales, salones comunales, fincas, casas y hasta apartamentos para ilegalmente citar a estudiantes de colegios públicos y privados.

Los que logren pagar su entrada beberán hasta emborracharse y mientras las luces estén apagadas nada les impedirá tener acercamientos sexuales entre ellos mismos, si así lo desean.

Por lo menos así lo aseguran algunas personas, que una vez se hizo público el hallazgo en Floridablanca, rompieron su silencio.

Una fuente, por ejemplo, que pidió reserva de su nombre, señaló que quienes han tomado estas fiestas como un negocio bastante lucrativo, “hacen las citas por WhatsApp o grupos cerrados de Facebook para que no sean fácilmente detectados por los padres o las autoridades. Hay boletas que las cobran a $30.000, $50.000, $80.000 o un poco más”. 

Indica que algunas niñas que asisten a estos eventos utilizan ropa pequeña, sobre todo minifaldas, blusas escotadas y shorts. ¿En dónde están los padres que son los que en últimas pagan esas prendas?”, acotó el denunciante anónimo.

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Colprensa
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Sábado, 29 de Febrero de 2020
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