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Las dudas y los retos que trae el cese el fuego con el Eln
Analistas consideran que el cese es frágil, en la medida en que el Eln está ubicado en zonas en las que hay presencia de otros grupos.
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Colprensa
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Sábado, 7 de Octubre de 2017

Hace una semana, las Fuerzas Armadas y el Ejército de Liberación Nacional hicieron un alto en su confrontación, después de 53 años de fuertes enfrentamientos, para darle paso a una histórica tregua con la cual buscan abonar el camino hacia un posible acuerdo de paz.

Si bien el inicio del cese bilateral fue recibido con escepticismo, por las temerarias acciones que el Eln cometió hasta antes de que el reloj marcara las cero horas del primero de octubre, esta primera semana sin la presencia activa de la ahora principal guerrilla de Colombia, ha generado esperanza.

En esto coinciden los alcaldes de algunos municipios de Norte de Santander, donde este grupo armado ilegal tiene presencia con 12 frentes y su accionar ha dejado graves consecuencias para la población civil y el medio ambiente, por las constantes voladuras al oleoducto Caño Limón-Coveñas.

“El cese bilateral de las hostilidades entre el Gobierno Nacional y el Eln es un hecho indiscutible de paz. Hasta el momento no se tiene reporte de ninguna alteración del orden público en la jurisdicción de nuestro municipio. Aspiramos que se siga avanzando hasta la firma de un acuerdo entre este grupo armado y el Gobierno”, confesó Hermes Alfonso García Quintero, alcalde de Convención, uno de los municipios de la región del Catatumbo, duramente golpeada por el conflicto armado y la disputa por el negocio del narcotráfico.

Su homólogo de El Carmen, Edwuin Humberto Contreras Chinchilla, también reconoció que en estos primeros días de tregua se ha sentido la tranquilidad de no tener a esta guerrilla cometiendo hechos delictivos.

El Carmen fue objeto este año de dos graves atentados por parte del Ejército de Liberación Nacional a las fuentes hídricas que abastecen al acueducto del corregimiento Guamalito, generando afectaciones a miles de familias de la zona, por lo que la zozobra generada por la guerrilla habita entre la población.

No obstante, lo que los mandatarios esperan es que estos 102 días que se prolongará el alto el fuego no sean interrumpidos y que una vez concluya ese plazo, la tregua pueda ser extendida hasta que sea posible la firma de la paz.

Según el primer balance entregado por el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, hasta el momento no se han presentado incidentes entre la Fuerza Pública y el grupo armado.

“En este mismo periodo, el año pasado tuvimos catorce intenciones identificadas por la Fuerza Pública y este año cero. Hasta donde vamos el decrecimiento de la confrontación es del 100%”, aseguró Villegas.

Un cese histórico, pero frágil

Pero si bien la ilusión de que el cese con el Eln pueda cumplirse con éxito, como quiera que este es el primer y más importante avance logrado en la mesa de diálogos instalada en Quito (Ecuador), y en un proceso de conversaciones con esta guerrilla, también existen temores por la dinámica interna del grupo.

Expertos en seguridad nacional consideran el acuerdo como “histórico”, pero no dudan en expresar sus preocupaciones, porque a pesar de que el grupo está disminuido militarmente, todavía tiene gran capacidad de hacer daño.

Los organismos de Inteligencia consideran que el Eln cuentan con apenas 1.500 hombres en armas, además de redes de milicianos de apoyo, especialmente en las grandes ciudades.

Su actividad militar ha sido constante en regiones como Chocó, Arauca y el Catatumbo, en Norte de Santander, pero muchas de sus estructuras siguen presentes en el sur del país, Nariño, Cauca, nordeste antioqueño, el triángulo A,B,C (Arauca, Boyacá y Casanare), y una parte del sur del Cesar.

El problema es que, según Felipe Torres, exmiembro del Comando Central (COCE) y hoy gestor de paz, “dentro del Eln hay un gran debate interno: hay estructuras que quisieran que el proceso de paz fuera a un ritmo mayor, y otras que todavía no están muy convencidas y no querían ir a la mesa de Quito. Esas son las más activas militarmente”.

Sin embargo, el exasesor de Paz, Daniel García-Peña, considera que este acuerdo se constituye en un paso muy importante, porque en todo proceso de negociación, el cese el fuego es un prerrequisito para la firma de la paz.

Otro ingrediente que hace muy particular este acuerdo, es que se da en medio de una oleada de atentados contra la infraestructura petrolera, el secuestro de varias personas que siguen en poder del Eln, el asesinato de varios policías y hostigamientos a la Fuerza Pública.

“Todos quisiéramos que no fuera así, pero el cese es muy importante para la paz del país, porque se rompe la lógica de la guerra después de 50 años de confrontación. Las partes están trabajando con ánimos en la mesa, lo que esperamos es que aprovechen el buen momento político de la paz, para mirar la posibilidad de pactar de un cese bilateral y definitivo”, aseguró Álvaro Jiménez Millán, exintegrante de la antigua Comisión de Garantes para el diálogo con el Eln y actual director de la Campaña contra las Minas Antipersonal.

Los atentados al oleducto quedan suspendidos como parte de la tregua.

Los retos

Una de las grandes preocupaciones que ha dejado la negociación con el Ejército de Liberación Nacional y que no ha dudado en aceptar el jefe de la delegación del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, es la llamada ‘federalización’ de esta guerrilla.

Y es que si bien el COCE continúa vigente como máxima instancia de mando y decisión al interior de este grupo armado ilegal, muchas de sus estructuras hoy parecen ‘ruedas sueltas’.

Al menos así lo considera Javier Torres Velasco, experto en temas de seguridad nacional, para quien, más que la misma ‘federalización’ del Eln, el gran reto es que esa guerrilla no está concentrada y eso dificulta la verificación.

“El Eln continúa operando en zonas donde están presentes narcotraficantes, bacrim, disidencias y otros actores armados ilegales, y si hay algún atentado, el Eln tendrá que responder lo mismo que la Fuerza Pública”, advierte.

El también exasesor de seguridad nacional, Armando Borrero Mansilla, tampoco está muy convencido del monitoreo que puedan hacer la ONU o la Iglesia católica como veedores del cese el fuego “cuando no existen líneas claras para la verificación y el monitoreo”.

Entre tanto, para Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, el verdadero reto de esta tregua vendrá después de enero entrante, cuando la misma llegue a su fin.

En ese sentido, es partidario de que si bien este es el primer acuerdo después de 53 años de esa guerrilla y por esa razón es histórico, hay que tomarlo con beneficio de inventario.

“Esta es una oportunidad de oro para que el Eln muestre si está unido o no y si sus estructuras acatan o no. Si tenemos saboteos en Chocó, donde se prevé que la cosa está complicada, o en Arauca, entenderemos que no van a tener unidad”, dijo.

Y advirtió, al igual que Javier Torres Velasco, que en algunas regiones del país como Chocó, hay  una guerra abierta entre el Eln y el Clan del Golfo y en cualquier momento la Fuerza Pública tiene que intervenir y se puede dañar el cese.

“En Norte de Santander tenemos la misma situación. Así que hay zonas que presentan cierta complejidad para la verificación”, dijo.
    
Felipe Torres, por su parte, descarta que la guerra rural pueda desplazarse hacia las ciudades en caso de que fracase el cese el fuego bilateral.
    
Lo importante, aseguran varios de los analistas, es que en la medida que avance el cese, se muevan también las conversaciones en Quito, pues “si allá no avanzan va a ser muy complicado que este cese se prorrogue”.

Claves del acuerdo

El cese se extenderá por 102 días, entre el primero de octubre y el 9 de enero de 2018.

El Eln se comprometió no solo a silenciar sus fusiles sino a suspender: secuestros, atentados contra la infraestructura del país, incluidos los oleoductos, la vinculación de menores a las filas de la guerrilla y la instalación de artefactos explosivos.

El Gobierno, por su parte: adelantará un programa de carácter humanitario con los miembros del Eln presos, fortalecerá el sistema de alertas tempranas para la protección de los líderes sociales y velará por el cumplimiento y aplicación de la ley que desjudicializó varios tipos de protesta social.

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