El último reporte del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de la Oficina de las Naciones Unidas, presentado el miércoles pasado en Bogotá, fue recibido por el Gobierno como una buena noticia.

“Por segundo año consecutivo avanzamos en la reducción de los cultivos ilícitos, pero quiero destacar que este reporte, que se refiere a los logros alcanzados durante el 2019, nos presenta una reducción del 9% del área sembrada de cultivos ilícitos, equivalente a cerca de 15 milhectáreas y que se convierte en la mayor reducción de cultivos en los últimos años”, manifestó el presidente Iván Duque en la presentación del informe.

En efecto, el reporte confirma el cambio de tendencia que se viene dando en el número de hectáreas de cultivos ilícitos que hasta 2018 habían crecido considerablemente.

Las cifras de 2019 son ligeramente superiores a las que había en 2016, cuando el mismo SIMCI calculó unas 146 mil hectáreas de coca, aunque aún están bastante lejos de las 47 mil hectáreas de coca que se calcularon en 2012, el año con el menor número registrado hasta ahora.

Sin embargo, más allá de la cifra de cultivos, el informe del SIMCI también revela algunas conclusiones sobre la forma cómo están operando los narcotraficantes, que deben ser tenidas en cuenta por las autoridades en la lucha contra este flagelo.

A pesar de la reducción en el número de hectáreas de cúltivos de coca, la producción de cocaína aumentó en 1,5% y la de hoja de coca aumentó en 1,6% con relación a 2018. Esto ocurre porque los narcotraficantes están siendo más productivos, es decir, sacan más cocaína por cada hectárea de coca cultivada.

La erradicación forzosa, aún sin el uso del glifosato, pero también la voluntaria, con los acuerdos que se han hecho con los cultivadores, sí está funcionando. Según el reporte del SIMCI, en los territorios que tuvieron estos tipos de intervención se notó una reducción en los cultivos de coca del 22%.

El informe estima que en el mercado de la producción de hoja de coca y cocaína participan entre 124.600 y 169.000 hogares. Los ingresos que se calcula recibieron los cultivadores fueron de 2,66 billlones de pesos.

Maneja tantos recursos la producción de droga que el presupuesto oficial de los 10 municipios con mayor número de hectáreas de coca cultivadas equivale apenas al 34% del valor que se calcula para la producción de cocaína en esos municipios.

Desde el 2015, los cultivos de coca vienen concentrándose en unas zonas específicas del país, como en una especie de enclaves productivos, en donde los narcotraficantes tienen las condiciones propicias para su negocio ilícito. 

Se encuentran en Catatumbo (Norte de Santander), Frontera Tumaco (Nariño), El Charco-Olaya Herrera (Nariño), El Naya (Cauca-Valle del Cauca), Valdivia-Tarazá-Cáceres (Antioquia), Argelia-El Tambo (Cauca), y Frontera Putumayo (Putumayo); el 36% del área con coca en 2019 están en estos enclaves.