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¿Por qué no podemos superar la polarización?

Según un analista, el Gobierno dwe Iván Duque juega a un doble discurso.

“Quieren jugar a la guerra y no se la vamos a permitir”.  La contundente frase la pronunció el viernes el expresidente de Colombia y jefe del liberalismo, César Gaviria Trujillo, uniéndose a la voz de la eventual decisión de la mayoría de las bancadas del Congreso que rechazaría las objeciones presidenciales a la ley estatutaria de la JEP.

Y días antes, el lunes, y en virtud del libro La batalla por la paz, del también expresidente de Juan Manuel Santos, en donde cuenta sus memorias de cómo cerró la desmovilización de las Farc, se desató otro cruce de recriminaciones sobre el complejo tema de la paz. El expresidente Álvaro Uribe calificó a esa publicación como un contenido lleno de mentiras en particular en lo referente a lo que pasó en la cita que tuvieron en 2016 con el papa Francisco.

Sumado a Uribe, desde esa tendencia política hubo más voces que expresaron el rechazo al libro de Santos, como lo hizo el senador José Obdulio Gaviria. Desde su escenario de escritor, Juan Manuel Santos respondió en varias entrevistas en España donde se lanzó el texto, como en Colombia, que esas páginas recogen una serie de momentos del proceso de paz, pero en las mismas no busca señalar culpables.

Lo dicho por Gaviria y Uribe hicieron parte del tensionante lenguaje que se volvió a usar en el país por cuenta de los beneficios que trajo consigo el acuerdo de paz para los desmovilizados de las Farc, dándoles unos beneficios en los que muchos de sus delitos queden sin castigo y que sus víctimas puedan llegar a ser reparadas.

El tema de las objeciones del presidente Iván Duque Márquez al proyecto de la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) fue el instrumento preciso para que en el escenario político nacional se prendiera, otra vez, la polarización entre sectores afines al acuerdo de paz con la antigua guerrilla de las Farc y aquellos que quieren introducir cambios a lo pactado.

Y una muestra de eso está en varias vallas publicitarias que se instalaron desde el uribismo en rechazo a los acuerdos de paz, reclamando que haya justicia y no impunidad, pero también están las vallas, al menos 50 que espera estén a lo largo y ancho del país por parte del Partido Liberal en las que expresan el rechazo a los avisos de la derecha e invitan a respaldar a la JEP y las víctimas.

Los debates, las controversias y hasta las disputas que se han dado por estos días parecieran haber devuelto al país al momento histórico del plebiscito por la paz en 2016, donde constantes marchas, álgidas discusiones en el Congreso de la República sobre el tema y enfrentamientos en las redes sociales hacían parte del día a día.

Pero este escenario tiene unos matices diferentes, porque parte de un Ejecutivo originado de la oposición en su momento, que ganó el plebiscito con el NO, por lo que los perdedores y ganadores podrían ser distintos a los de 2016, ya que existe un acuerdo firmado y las Farc sentadas en el Congreso.

Para Alejo Vargas, experto en política, en este tipo de escenarios de polarización nadie gana, porque el país se devuelve a discusiones que parecían ya superadas. Dice que lo más seguro es que las objeciones mueran en su paso por el Congreso, pero quede la división en la población civil.

“No creo que haya beneficiados. Puede haber un sector político que crea que esto pueda ser útil para la campaña de elecciones regionales de octubre, pero no creo que el tema vaya a ser muy relevante, porque en los comicios locales lo que va a ver es el debate en temas específicos de las regiones y este es un tema más nacional”, agrega Vargas.

El senador uribista John Harold Suárez, por su parte, considera que lo visto en estas semanas muestra que hay un claro interés político de la oposición por figurar y afectar al gobierno de Iván Duque, quien con las objeciones está reclamando un derecho que le corresponde a las víctimas.

“Lo que hay es una decisión de la oposición de la izquierda de azuzar y generar ambiente con comunidades – como pasa ahora con la minga en el Cauca – para generar una oposición a ultranza dañina. Eso no es una oposición con objetivos claro de país, es llevar la contraria y dejar un manto de duda en cada acción que el gobierno de Iván Duque quiera hacer”, destacó el senador vallecaucano.

El legislador rechazó las posturas que han tomado dirigentes como Gaviria o quienes defienden lo alcanzado en los acuerdos con las Farc, de catalogar al uribismo y al gobierno como los enemigos de la paz. “Es falso que nosotros no queramos la paz, Iván Duque en campaña que no va a volver a hacer trizas la paz y así lo está cumpliendo”, sostuvo.

El analista político Jhon Mario González, a su turno, sostiene que el Gobierno actúa como si aún estuviese en la oposición y que no ha sido capaz de pasar la página alrededor del acuerdo de paz firmado por el entonces presidente Juan Manuel Santos, en el sentido de querer reversar su marco jurídico, pero no han entendido que el acuerdo está muy bien cimentado y que pueden terminar haciendo una gestión en vano.

De acuerdo con González, el Gobierno juega a un doble discurso en el que por un lado el presidente llama al consenso, pero por el otro entra a satisfacer las bases radicales del Centro Democrático con resultados como las objeciones a la Estatutaria de la JEP, la suspensión de los diálogos con el ELN, no respetar los protocolos de países garantes de este proceso e iniciar acciones contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

Agrega que son las mismas bases radicales de su partido las que salen perjudicadas con la polarización y los más beneficiados son los partidos Liberal, Alianza Verde y Cambio Radical, de cara a las elecciones de octubre. Añade que con este escenario quien más puede tener beneficios es Germán Vargas Lleras, líder natural de la bancada radical, quien hasta el momento parecía estar muerto a nivel electoral.

Al respecto la apuesta con Cambio Radical pareció perderla el presidente Duque esta semana, luego de que el partido de Vargas decidiera que no votará de forma positiva las objeciones a la JEP, como tampoco dará paso a que el representante César Lorduy sea el nuevo presidente de la Cámara. Él hace parte de la 'Casa Char', el sector que de Cambio Radical está con el gobierno nacional, pero que ahora por disposición de la ley de bancadas están obligados a lo que han determinado las mayorías.

El analista González aclara que son muy pocas las veces en que las acciones de Gobierno inciden en los comicios locales, debido a que las prioridades regionales son distintas a las nacionales, no obstante, advierte que en cierta medida el desempeño del presidente podría no favorecer al Centro Democrático en los territorios, porque no ha logrado crear un ambiente favorable y estaría contrariando las leyes políticas al no crear consenso propicio.

“Este Gobierno quiere contrariar las leyes de la política, quiere pasar una agenda legislativa ambiciosa sin tener mayorías y sin hacer ningún esfuerzo por obtenerlas. Y los frutos se están viendo en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), que parece más una constituyente, que tiene tal cantidad de imprecisiones, errores y falta de consenso. Recordemos que dijo que iba a generar unos consensos, pero no se sabe con quién, porque en los temas que propuso no hay la mínima posibilidad de hacerlos”, expuso González.

El experto manifiesta que el Gobierno tiene unos partidos políticos independientes envalentonados que están viendo los réditos de mantenerse en esa posición, pero vaticina que Duque posiblemente vivirá una pesadilla cuando cambie la legislatura y quede en manos de la oposición, porque no quiso corregir la forma de proceder en el Congreso a principios de año.

Jorge Iván Cuervo, analista político, sostiene que en un escenario de polarización los partidos políticos tienden a ganar visibilidad y a reforzar sus identidades de cara a la opinión pública, pero para el caso de los opositores, hay una tendencia a perder incidencia en la agenda, en el sentido de que los movimientos afines al Gobierno encuentran refugio de sus posiciones.

Según Cuervo, los que finalmente perderían en este caso son los contradictores del Gobierno que, para el caso del Plan Nacional de Desarrollo, si no llegan a hacer un consenso, su visión de país quedaría relegada, en tanto el presidente optaría por sacarlo adelante a través de la potestad que tiene el Ejecutivo de hacerlo y no por vía Congreso. Agrega que los más perjudicados serían Cambio Radical y los partidos contrarios a Duque.

Sin embargo, advierte que el Centro Democrático es el que más se beneficia de un escenario de polarización política en este momento, porque estimula su bandera política de cara a las elecciones de octubre, pero advierte que esto solo podría funcionar para las ciudades principales como Bogotá, Medellín y Cali, que están interesadas en el tema de la paz. Dice que las demás municipalidades están enfocadas en sus temas regionales y locales y, por tanto, no habría una gran incidencia en este sentido al electorado.

Cuervo advierte que quienes también se ven afectados con este escenario político son las víctimas, los que están esperado a ser llamados a declarar en la JEP, miembros de la Fuerza Pública que cometieron delitos en el marco del conflicto y el hoy partido político de las FARC. Concluye que este panorama afecta a la sociedad en general, en el sentido de que se vuelven a presentar enfrentamientos en los distintos espacios de cotidianidad por posiciones encontradas en los distintos lazos ciudadanos.

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Colprensa
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Sábado, 30 de Marzo de 2019
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