La estela de muertes, violencia y destrucción que se desató en el país tras el fallecimiento de Javier Ordóñez, luego de que dos agentes de la Policía hicieran uso excesivo de la fuerza en su contra, deja un escenario de incertidumbre. Por un lado, hay un manto de dudas sobre la actuación de la Fuerza Pública, no solo alrededor de este caso, sino en lo relacionado con las demás víctimas mortales que se han presentado en medio de la ola de protestas, mientras por el otro, no se deja de atizar el panorama político, y la pandemia de la COVID-19 continúa golpeando.
Los hechos no son ajenos al contexto nacional en el que se encuentra el país, incluso, antes de la pandemia, donde las fuerzas políticas están sumidas en un constante debate alrededor de varios temas sociales, entre estos la reforma estructural a la Policía Nacional, que ahora vuelve a ser parte de la discusión en los espacios de incidencia social, pese a que el Gobierno ha hecho un esfuerzo por mantener la legitimidad de la institución en medio del caso de Ordóñez, quien recibió varias descargas eléctricas con una pistola tipo taser, como se evidenció en videos que circularon por las redes sociales.
El problema de que haya una mezcla social y política de lo que está sucediendo en el país, de acuerdo con el columnista Pedro Viveros, es que el tema no se solucionará con discusiones sino con acciones de fondo, al interior de las instituciones. Agrega que más allá del debate político presentado alrededor de la necesidad de reformar la Policía, se necesitan herramientas de Estado, como un proyecto ante el Congreso de la República.
Sin embargo, el analista político Héctor Riveros expresa que el tema, pese a que no se derivó de una acción política, ha terminado en esta arena porque cada uno de los sectores está aprovechando la coyuntura para sacar réditos o para evitar, en el caso del Gobierno, que la culpa recaiga sobre ellos y por eso prefieren desviar la atención. Es esta quizá la razón por la que en medio del caos ha sido notable el enfrentamiento del ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, y el senador opositor Gustavo Petro.
En unas de las declaraciones, Trujillo, aseguró que indigna que politiqueros en medio de las muertes y del vandalismo usen la destrucción causada por los criminales violentos para hacer oposición calumniando al Gobierno, mientras que el senador Petro aseveró que con esos pronunciamientos, el ministro, lo que busca es la impunidad de los responsables de las muertes de los ciudadanos y responsabilizó a miembros de la Policía de estar tras estos casos, asegurando que la institución no acató la orden de la alcaldesa Claudia López, para el caso de Bogotá, de no utilizar la fuerza contra los manifestantes.
Riveros indica que, el hecho de que hubiese pasado tanto tiempo sin un pronunciamiento por parte del ministro de Defensa alrededor de los muertos que se presentaron en medio de las protestas y que, debido a varios videos que circulan en las redes sociales, una parte de la población atribuye a miembros de la Fuerza Pública, le genera un costo político alto al Gobierno porque hace que la gente permanezca indignada.
Ante lo que afirma Riveros, el columnista Pedro Viveros añade que para el Ejecutivo y para la sociedad civil sería mejor que el ministro de Defensa, si quiere hacer política o lanzarse a candidato en las próximas elecciones, se retire del cargo y no se dedique a pelear con sus adversarios.
“Hoy más que nunca tenemos que reconocer las cosas que se han hecho históricamente con heroísmo y valentía por parte de la fuerza pública y también ser capaces de individualizar y reprochar esas conductas que desdicen del servicio a la patria. Como nación tenemos en estas circunstancias que salir adelante sin dejar que el discurso del odio permee nuestros sentimientos”, fueron algunas palabras que pronunció el presidente Iván Duque.
Héctor Riveros hace énfasis en que este tipo de palabras por parte del presidente no ayudan a la situación porque pareciera como si se estuviera defendiendo de una acusación, que no es lo que la ciudadanía espera con una coyuntura como esta en la que se han perdido vidas, algunas han resultado heridas y afectado inmuebles.
El experto en política hace énfasis en que la primera reacción del mandatario de los colombianos alrededor de la muerte de Javier Ordóñez lo puso “contra las cuerdas” porque se puso a defender a la Policía y al Gobierno.
“El presidente no lo quiso aceptar en el primer momento, se puso en esa actitud defensiva y, entonces, cuando ya quiso liberarse de esa actitud, fue tardío. Me parece que fue tarde y forzado cuando el presidente salió a condolerse con la muerte de la víctima. Dudo que sea su intención, pero se ve como una actitud muy agresiva”, manifiesta Riveros.
Pero la Policía también tardó en presentar sus disculpas frente al caso que originó la furia de la ciudadanía. “Le pedimos perdón a su familia, a sus amigos, a todos los colombianos, porque sabemos que este tipo de situaciones lesionan gravemente esa fe que deben tener los ciudadanos en su policía”, indicó el general Gustavo Moreno, horas del hecho.
¿Preescenario de la pospandemia?
Para muchos, el caos que se desató no es más que una muestra de lo que sucederá en el país luego de la pandemia por la COVID-19. De hecho, recientemente el expresidente Juan Manuel Santos señaló que es necesario superar la polarización para poder ponerse de acuerdo en las prioridades, debido a que hay un malestar social latente que “podría exacerbarse con la frustración” que ha provocado este virus.
En la línea de esta tesis, el analista Héctor Riveros indica que posiblemente las protestas continúen por algunos días, quizá con la violencia controlada, pero con una gran movilización social, teniendo en cuenta que las personas tienen la percepción de que la pandemia ha cedido en los últimos días.
Sin embargo, frente a los que algunos señalan alrededor de lo que se viene en términos políticos, asevera que el escenario está lejos de calentar los motores para las lecciones del 2022.
Frente a este último planteamiento, Pedro Viveros añade que hay gente que en medio de la pandemia ha ido tratando de sacar réditos políticos y que por este mismo motivo para ellos la coyuntura de lo que se ha desatado les sirve como camino para lo que será la carrera político-electoral después de los embates que dejará la pandemia en términos sociales y económicos.
Andrés Fandiño, columnista político, resalta que lo que ha pasado en las últimas horas permite evidenciar el nivel de descomposición social en que está el país, pero no considera que sea un panorama a través del cual se pueda afectar o medir cómo será el escenario de las próximas elecciones presidenciales.
El columnista cuestiona el papel que están desempeñando muchos actores políticos porque, a su parecer, hay muchos que no están siendo responsables con el deber que tienen de saber transmitir la información. Dice que por el contrario, han sido ‘combustible’ para que la gente se enfurezca mucho más. “Es doloroso una sociedad que vuelve al escenario de matarse, que vuelve al escenario de insultarse, de irrespetarse”, anota.
Fandiño opina que quien al final termina perdiendo, en todos los sentidos, es la sociedad, no los políticos que se dedican a azuzar las personas a través de las redes sociales o el Gobierno También dice que la Policía como institución queda deslegitimada ante una parte de la población.
“¿Cómo ha sido el proceso de selección de las personas que llegan a estos cuerpos de Fuerza Pública? ¿Si están bien? ¿No tienen ningún problema psiquiátrico psicológico? ¿Cuál es su entorno? ¿De dónde vienen? ¿Cuál es su preparación?”, son algunos cuestionamientos que de acuerdo a Fandiño quedan en el aire tras los acontecimientos que involucran a la Policía.
