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San Carlos: el pueblo de Antioquia que ya no quiere ser fantasma

Cerca de 5.000 atentados, 156 desapariciones forzadas, asesinatos, violencia sexual, tomas al pueblo y extorsiones.

En 1998, cuando los paramilitares llegaron a la vereda de Santa Rita a combatir a las Farc, no había quien recogiera los muertos.

Entonces, Javier Duque, un campesino y líder comunal, decidió llevar los cadáveres con sus familias para el velorio y luego trasladarlos a la cabecera municipal de San Carlos (Antioquia) para darles cristiana sepultura.

En fincas o caminos, Javier recogía los cuerpos de sus vecinos y sin ningún conocimiento previo los “organizaba”, para que los familiares no vieran las mutilaciones o los rastros de tortura, pero su labor fue interrumpida cuando las Farc lo obligaron a irse.

Una semana antes, Iván Murillo, hombre religioso y respetado por la comunidad, le advirtió que lo iban a matar, pues su nombre estaba en las listas y tenía que irse, pero Javier se negó.

Una noche, las Farc llegaron al pueblo, y sin que nadie lo imaginara mataron a Iván. Mientras, Parmenio Giraldo, le avisó a Javier que iban por él.

A las 11:00 de la noche, la esposa de Javier comenzó a llorar, mientras su hija de nueve años y sus dos hermanos no entendían qué pasaba. Para que no los encontraran, se refugiaron en casa de un familiar de la misma vereda, más segura que ir por los retenes militares.

En la mañana, el muerto sirvió para salir de la vereda sin levantar sospecha de que se iban a fugar. 

Como de costumbre, Javier puso en el cráneo lo que se había salido de ahí, “organizó el cuerpo”, y llevó el cadáver de su buen amigo al pueblo, y se marchó a Medellín, sin nada. 

La historia de desplazamiento de Javier solo es una entre 19.945 que ocurrieron en San Carlos. Para 2004, los muertos y los desplazados en el municipio fueron tantos que varias veredas se convirtieron en pueblos fantasmas.

Según cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica, San Carlos fue escenario de 33 masacres en 10 años, 30 de las 74 veredas fueron abandonadas en su totalidad y más de 20 de manera parcial. 

El centro de investigación también estableció que el Bloque Metro de las Auc, comandado por ‘Doble Cero’, fue responsable de 23 masacres, mientras que el Frente Noveno de las Farc fue culpable de seis, con 42 muertes. 

Entre 2006 y 2010, el debilitamiento de las guerrillas, la desmovilización de los paramilitares y el control del Ejército, permitió el retorno, pero no fue fácil.

Javier, quien presume ser el primero en regresar a la vereda, volvió solo, porque sus hijos tienen su vida en Medellín, y su exesposa, se volvió a casar.

Con el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc hay varias iniciativas para incrementar el regreso al pueblo.

Una de ellas, de la Fundación Andi, con el programa ‘Vamos Colombia’ que financia Usaid, que reconstruyó el Salón Comunal de Santa Rita, con 100 voluntarios de empresas privadas, quienes también contribuyeron con la reforestación de los cultivos abandonados y que ahora son la fuente de sustento de las víctimas de conflicto.

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Colprensa
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Sábado, 6 de Mayo de 2017
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