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Se le agota el tiempo al Gobierno Santos para avanzar en diálogos con el Eln

Analistas hablan de lo ocurrido hasta el momento durante las conversaciones en Quito.

En la última semana, las conversaciones de paz entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional (Eln) quedaron en una total incertidumbre luego de los atentados terroristas que se presentaron durante el fin de semana, en los que murieron siete uniformados de la Policía y más de cuarenta resultaron heridos.  

Esta arremetida armada hizo recordar algunas acciones violentas que no se presentaban desde hacía unos años, cuando las guerrillas, especialmente la desmovilizada Farc, atentaban contra la Fuerza Pública, hacían retenes y generaban zozobra.

Para los analistas, estos hechos terminaron de agudizar la crisis que viene presentando la mesa, la cual se esperaba que tuviera un nuevo aire con la llegada de Gustavo Bell como jefe negociador del Gobierno Nacional.  

El profesor de ciencia política de la Universidad del Rosario Óscar Palma consideró que estos actos lamentablemente son comunes en los grupos que se encuentran en una negociación y se realizan para presionar al Gobierno en la mesa de conversaciones.

“Los grupos insurgentes y terroristas cuando entran a procesos de negociación tienden, en algunas ocasiones, a incrementar los actos violentos para que el Estado tenga la necesidad de decir que necesitan tenerlos sentados en la mesa y de esta forma ganar un mayor poder en la mesa de negociación”, indicó Palma.  

Con esta postura concordó el director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, Néstor Rosanía, quien manifestó que las lógicas de las mesas de negociaciones funcionan bajo esas fluctuaciones, lo que quiere decir que cada vez que entran en crisis, los actores armados buscarían la forma de posicionarse y una forma de hacerlo es con un escalamiento del conflicto.  

Para el director, otro de los puntos clave es que la mesa no ha avanzado porque hay una fractura interna al interior del Eln. “Lo que podemos identificar es que el frente de guerra oriental y occidenteal no han tenido una buena comunicación y por eso una organización que ha venido cogiendo fuerza es el frente urbano, el cual nació para posicionar a esta guerrilla en las principales ciudades del país, no solo en temas de empoderamiento de bases sociales, ideológicas y políticas, sino en una estructura armada”.

Frente a este tema, Johan Avendaño, experto en seguridad y en geografía del conflicto de la Universidad Central, indicó que el Eln había planteado fortalecer estos grupos en las ciudades y esto explicaría los actos que se presentaron en los últimos días en el norte del país.

“En la quinta reunión política del Eln, habían planteado fortalecer su célula urbana en diez de las ciudades más importantes del país, por eso no es de extrañarnos que tengamos este tipo de presión y lo que ocurre ahora es que producto de esa fractura interna se está intentando tomar unos caminos diferenciados, focalizando sus acciones en la Fuerza Pública”, indicó Avendaño.

Sin embargo, para los analistas, esta guerrilla cambió su estrategia al pasar de realizar unas acciones militares contra la infraestructura petrolera, a unas en donde se genera un mayor impacto en la ciudadanía por la incidencia que pueden tener estos ataques en los centros poblados.

“El Eln está en un escenario en el que no tiene mucha intención de negociar y está recurriendo al clásico expediente de hacer una presión militar para obtener beneficios en la negociación. Por eso, creo que los ataques a la infraestructura se convirtieron en parte del paisaje y ya no está generando una presión sobre el Gobierno como sí lo pueden ejercer estas acciones armadas en las ciudades”, explicó Iván Garzón, director del Programa de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana.  

En este aspecto, Rosanía consideró que el mensaje que deja este tipo de actos es que esa estructura armada del frente urbano ha tenido mucha más fuerza “y tiene un componente ideológico muy radical que ha estado en desacuerdo con lo que se ha venido desarrollando en la mesa en Quito. Esto lo que nos confirma es que hay una fractura interna dentro de esta guerrilla”.  

Por su parte, Palma manifestó que la preocupación que se ha generado con estos hechos es válida, pero “no creo que vaya a haber una escalada grande de atentados terroristas en las ciudades, porque esto no le conviene al Eln, ya que también le interesa llegar a la mesa, avanzar en el proceso y ellos saben claramente que aumentar este tipo de actos enterraría definitivamente las conversaciones”.

Futuro de las conversaciones

Ante estos hechos, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, decidió suspender las conversaciones con el Eln hasta que este grupo muestre una verdadera voluntad de paz, lo que mantiene en un futuro incierto las negociaciones que se adelantaban en Quito, teniendo en cuenta que el país está en un proceso electoral y solo quedan unos meses de Gobierno.

El profesor de la Universidad del Rosario Óscar Palma indicó que la decisión del presidente con la suspensión de las negociaciones se dio porque no tiene ningún sentido tratar de continuar en la mesa con un Eln que está dispuesto a continuar con los ataques terroristas.

“Lo ideal es que las dos partes tuvieran conciencia de que vienen unas elecciones, que el tiempo es apretado y que si no se hace nada de aquí a la elección presidencial, el proceso se puede caer completamente en caso de que llegue un gobierno de la oposición, o podría tener un nuevo respiro o interés si llegara alguien más de la línea de la paz”, indicó Palma.

El profesor de la Universidad Central Johan Avendaño también consideró que las decisiones del Gobierno buscan mostrar una fortaleza institucional y por eso “no se va a dejar presionar por acciones violentas por parte de este grupo. Pero lo que sí es claro es que el Eln debe ser coherente con su perspectiva ideológica para generar una confianza y tener como prioridad la población civil, esto permitiría avanzar en la mesa de negociación, aunque es muy difícil con el panorama actual”.

Por su parte, Rosanía, consideró que desde un principio el Gobierno sabía que no iba a firmar un acuerdo de paz con el Eln durante su periodo y lo que buscaban era dejar la mesa instalada y conseguir un cese bilateral.

“El error político de la guerrilla fue que pensaron que generando este tipo de acciones armadas se iban a posicionar en la mesa y lo que hizo fue afectar las conversaciones porque ahora el Gobierno no tiene un margen de negociación muy amplio, ya que tiene una opinión pública encima y estamos en un año electoral, en el que hay muchos intereses. Por eso, si el Eln no tiene un gesto importante para que la mesa se destrabe, el Gobierno no va tener un mayor margen de acción para hacerlo”, señaló Rosanía.

En ese sentido, el analista también consideró que es muy difícil que se pacte un nuevo cese bilateral, porque con el panorama actual el Eln le apostaría a seguir las negociaciones con el próximo gobierno. “En este punto ya están analizando tiempos, estamos cerca de la elección presidencial y es muy difícil que se consiga un nuevo cese bilateral con el escenario actual, porque existen unas presiones internas en el país que no permiten reactivar las conversaciones prontamente”.

Sin embargo, para Garzón, el futuro de la mesa en Quito quedaría ahora en un 'standby' porque “es muy prematuro saber qué puede suceder con las conversaciones, ya que el Gobierno está un poco amarrado a su filosofía de negociar bajo cualquier costo, pero al mismo tiempo la idea de continuar con esta negociación tiene muy poco apoyo popular sin concertar un nuevo cese al fuego”.

Los analistas también consideran que estos ataques van a tener un efecto sobre el proceso electoral que se realizará en los próximos meses y colocará en el debate político el tema de la inseguridad en el país.

“El efecto que esto va tener sobre las elecciones es que va a enfatizar en la inseguridad como uno de los temas críticos en la agenda del país para los próximos años y eso es lo que estamos viendo. Por eso, lo que logren avanzar de aquí al mes de agosto va ser realmente muy poco y esto se tendrá que resolver a partir del 7 de agosto con el nuevo gobierno”, indicó Garzón.

Frente a este escenario, Johan Avendaño también señaló que el tema de inseguridad se va a convertir en el centro de debate de las próximas elecciones, porque este tipo de acciones armadas influyen en la decisión del voto de los colombianos. “Hay que leerlo en el marco de una manipulación mediática incrementando el miedo a la ciudadanía, especialmente en donde se concentra la mayor cantidad de la población que se podría ver afectada por el accionar del Eln, que también se podría confundir con otros grupos delictivos que se pueden hacer pasar por ellos”.

A pesar de esta situación, el docente de la Universidad Central cree que el próximo gobierno no tiene otro camino que el de continuar con las negociaciones por los beneficios que tiene en términos de seguridad, aspectos sociales y económicos, y por eso será importante evitar un escalamiento de la violencia en el país.

“Una reflexión que debemos hacer es que cualquier intento de negociación para el cese de las acciones militares y bélicas siempre va a redundar en el mejoramiento de las condiciones de seguridad urbana y rural del país. Con el proceso de las Farc, vimos un desescalamiento muy fuerte de las acciones violentas y una disminución en el número de uniformados afectados por el conflicto. Por eso es importante llegar a una solución negociada con el Eln". 

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Colprensa
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Domingo, 4 de Febrero de 2018
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