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Colombia
‘Se necesita humildad y grandeza en esta negociación’
El procurador Fernando Carrillo habló sobre los retos que enfrenta el gobierno de Iván Duque en medio del diálogo social por el paro nacional.
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Colprensa
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Sábado, 7 de Diciembre de 2019

Habla directo y concreto. Respetuoso de la institucionalidad y le dice al presidente Iván Duque que está dejando pasar una oportunidad histórica para lograr las transformaciones sociales que piden miles de colombianos en las calles.

Es el procurador Fernando Carrillo, quien, a dos semanas del paro nacional, asegura que acá hay una negociación, que se debe hacer con grandeza y humildad, y critica que no se haya puesto sobre la mesa los temas sociales que atraviesan la reforma tributaria.

Carrillo admite que su obligación es decirle la verdad al mandatario cuando considera que está equivocado, y se distancia de las objeciones presidenciales a la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

En entrevista con Colprensa, el jefe de este órgano de control advierte que en esta negociación ambos sectores deben ceder, porque ante todo está de por medio el reclamo social de una parte de la ciudadanía.

¿Cómo ve la situación que vive el país después de dos semanas de protesta social?

Esta es una hora de grandes transformaciones. Colombia no es la misma después del paro del 21 de noviembre y creo que quienes estamos al frente de instituciones estatales, que tenemos un liderazgo, debemos interpretar y entender lo que pasó. Eso es muy importante y se reflejó de alguna manera el 27 de octubre en las urnas, donde el país se sacudió un poco de los extremismos políticos. Lo que pasó en la calle el 21 de noviembre fue una revolución de derechos.

He tenido la oportunidad de hablar con los miembros del movimiento estudiantil, creo que son los protagonistas de esta ebullición social, y les dije que hace 30 años hubo una revolución que nosotros, los que estábamos al frente del movimiento estudiantil, concretamos en la Asamblea Constituyente, pero han pasado tres décadas y hay muchos de esos derechos sociales, salud, educación, trabajo, medio ambiente, que no se han desarrollado por falta de políticas públicas.

¿No será que muchos colombianos con esta movilización, porque su cotidianidad se ve afectada con los desmanes?

Si, esa es la otra cara de la protesta. Yo dividí el 21 de noviembre en tres hechos distintos: la fiesta social de protesta, que terminó a las 5:00 de la tarde. Los protagonistas de los desmanes, que querían empañar las marchas. Y, luego, hubo una auténtica manifestación de descontento social cuando se dio el cacerolazo. 

¿Los ‘politiqueros’ -como lo dijo el presidente Duque- si pudieron meterse en la protesta social?

Creerse ser el vocero de la ciudadanía, que no tienen dueño, eso fue el gran error político que tuvieron algunos que intentaron capitalizar la protesta. Eso no les funcionó. Lo que ha quedado de manifiesto en Colombia es que los partidos políticos atraviesan una de las crisis más profundas por falta de representatividad.

¿Si ha servido el diálogo que viene teniendo el gobierno con los promotores del paro?

Se necesita mucha grandeza por un lado y humildad por el otro en esa negociación. El Gobierno debe ver esto como la gran oportunidad para materializar una cantidad de reformas sociales. En momentos de cambio hay que leer lo que pasa con la ciudadanía y saber cuáles son los reclamos y cómo se saldan esas deudas históricas que se tienen con los indígenas, los negros, los campesinos y las mujeres.

Dice usted tener grandeza, ¿será que esto le está faltando al gobierno?

Estoy seguro, yo se lo dije al presidente Duque en la inauguración de la conversación nacional: acá lo que se necesita es audacia. Cuando hay hechos nuevos, cuando hay reglas de juego nuevos, no sirven los elementos tradicionales que pueden ser muy importantes, pero es que los colectivos que están en la calle están reclamando cosas nuevas, aquí se requiere innovación, mucha audacia, mucha creatividad en las soluciones sociales.

¿Cuáles serían esas cosas audaces y cuándo se darían?

Esto es un diálogo progresivo, es una revolución de derechos, arrancando por lo básico: el respeto a la vida. Una paz sin apellidos, nada de la paz de Santos o la propia paz con legalidad del gobierno, cada cual intenta bautizar la paz a sus anchas. La paz es una sola. Lo que reclaman los estudiantes es educación, un servicio a la salud con buena cobertura y claridad, lo que reclaman los trabajadores es un salario justo, lo que reclaman las nuevas generaciones es un sueldo digno.

¿Qué es lo primero que debe hacer el presidente Duque entonces?

El presidente debe tomar la agenda de los 13 puntos y comenzar a negociar sobre ellos. En materia laboral hay posibilidad de avanzar. Hay unas líneas rojas, como el tema del Esmad, en donde están más distanciados.

¿Se equivoca el presidente Duque cuando dice que está conversando y no negociando?

Sí, esto es una negociación, como todo en la vida, desde las decisiones en el hogar. Uno no puede salir a imponer, mucho menos un gobierno en una democracia unilateralmente. Al presidente lo eligió un mandato, pero la legitimidad está dada no sólo por las urnas sino por la capacidad de gobernar democrática y participativamente con la gente y con la ciudadanía. El presidente gana legitimidad democrática sentándose en una mesa, aceptando las opiniones del otro y no imponiendo agendas, estamos lejos de esos estados en donde era el soberano el que imponía la agenda a los demás. Aquí hay que dialogar, y si hay que defender unas líneas rojas que las defienda, pero con el diálogo.

¿Esto debe ser rápido?

Creo que sí, porque al fin y al cabo de lo que se trata es mostrarle a la ciudadanía que hay voluntad de diálogo. Debe haber victorias tempranas para las dos partes en esa negociación. Los puntos de la reforma tributaria de contenido social el presidente los hubiera podido discutir con el comité del paro y hubiera salido fruto del consenso. Otras decisiones que no debió tomar como la del holding financiero, habrá que ver qué pasa con la ley de crecimiento. Lo que hay que hacer es empezar a desactivar cualquier escenario que implique echarle fuego a la hoguera, es fundamental.

¿Qué es la cumbre social que usted lidera y se dará en Cartagena este lunes?

La cumbre de diálogo social es una instancia que creamos en la Procuraduría hace un año y medio, que incluso cuando se posesionó el presidente Duque le dije que creara una instancia permanente, institucionalizada de diálogo social, veíamos lo que venía y lo que venía cocinándose era un conflicto armado que se iba a convertir en un conflicto social.

La cumbre es para eso, allí se han sentado personajes que eran diálogos imposibles en el pasado, estamos esperando que en la cumbre de Cartagena del lunes podamos brindar algún tipo de puntos de conexión entre los dos extremos para ver de qué manera le entregamos un mecanismo institucionalizado de diálogo. El diálogo social debería ser una política de Estado.

Lo noto muy duro con el presidente Iván Duque. ¿Por qué?

No, yo conozco al presidente hace mucho tiempo y sé de su talante democrático. El presidente va a estar dispuesto a crear ese terreno conjunto en donde se de todo este conjunto de instrumentos que son de diálogo social. Él tiene la autonomía para gobernar, pero yo como procurador tengo la misión de defender el interés público. Como persona que conozco al presidente hace mucho tiempo tengo la obligación de decirle la verdad, lo que yo pienso, como lo hice con las objeciones presidenciales. Lo que hay que hacer es sentarse a negociar con grandeza y humildad y las perspectivas de que debe haber soluciones.

Por: Argemiro Piñeros Moreno

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