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Apertura de vías
Un caso representativo en el que procede estudiar su apertura es el de la avenida 1E, en el barrio Caobos, hacía el sur, donde hay una plazoleta.
Lunes, 20 de Enero de 2020

Hoy, teniendo en cuenta el inmenso capital político y férrea voluntad del señor alcalde Jairo Yáñez para poner orden en casa, es pertinente  solicitarle encarecidamente la apertura de vías dentro del perímetro urbano de la ciudad, porque es una necesidad urgente en estos momentos en que las calles existentes son insuficientes para la “Movilidad y Tránsito”, así esté vigente el pico y placa. Necesitamos apertura de vías y no clausura de las mismas.
 
Todos recordamos cuando el alcalde Ramiro Suárez Corzo, por medios poco ortodoxos -que no acompañamos entonces- abrió la prolongación de la calle de Los Pinos entre las avenida Guaimaral y la Libertadores, lo que dio motivo para que popularmente se le denominara a esa vía como “calle del Burro”, haciendo alusión injusta al exmandatario municipal, quien luego entró en conversaciones con los quejosos y arreglaron el asunto. Además, estoy seguro que quienes más se quejaron entonces por el camino heterodoxo escogido por el entonces burgomaestre para abrir la vía, e hicieron el respectivo bautizo, están entre los mayores beneficiarios de la “arbitrariedad”.

Al alcalde Yáñez no se le solicita que proceda de igual manera, sino que proceda con fundamento en el principio constitucional según el cual el interés privado debe ceder al interés público, previa indemnización si es el caso, a abrir algunas vías de la ciudad que no facilitan sino que obstaculizan la movilidad peatonal y vehicular.

Tal es el caso, por ejemplo, de la calle 12, la doble del barrio Colsag, un barrio que el año pasado cumplió 70 años y que surgió “por iniciativa de las empresas Colombian Petroleum Co. y South American Golf Oíl Co., y el apoyo del Instituto de Crédito Territorial -Inscredial-”. ¿Qué le falta? Conectarse por el sur con la avenida Libertadores o Malecón. 

Otro caso emblemático es el de la calle 0 entre avenidas 0 y 1E, del barrio Quinta Bosch, sobre el cual, recuerdo muy bien, ya se intentó alguna vez, y habiendo orden judicial que facultaba al municipio para realizar las acciones pertinentes, adquirir la propiedad del predio y darle continuidad a la vía, éste no lo hizo. Es el conocido “Tapón de la cero” cuya apertura se ordenó en el Plan Vial de Cúcuta en 1979, en la administración de Juan José Yáñez, y se ratificó en el Plan de Ordenamiento Territorial -POT- del año 2000. 

El tercer caso representativo en el que procede estudiar su apertura es el de la avenida 1E, en el barrio Caobos, hacía el sur, donde hay una plazoleta que impide la conexión vial entre la citada avenida y La Libertadores o sector denominado Malecón. La plazoleta se denomina Francisco de Paula Andrade Troconis y está engalanada con el busto del citado ingeniero. Esta plazoleta es disfrutada por un sector minoritario de la población, pero la comunidad necesita la apertura de esta vía.
 

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