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Bobadillas colombianas

Colombia como Venezuela quiere pasar de un régimen seudofeudalista a un régimen estalinista, sin probar la real democracia.

¿Alguien tuvo la “bobadilla” de pensar que Santrich no se iba a volar para Venezuela a juntarse con Márquez, Romaña y El Paisa, a “refundar” las farc que nunca dejaron de existir como “ejército popular”? En mi columna del 1 de junio en La Opinión, “a veces llegan cartas”, lo predije, y no soy brujo, y también mencioné que los bobadillas de la JEP y la Corte Suprema saldrían a decir que no es culpa de ellos, que ellos sólo son profundos juristas y aplicadores de la ley, que como menciona todo leguleyo colombiano, dura lex sed lex.

Cuando soltaron a Santrich los medios afines al santismo y sus opinadores, cazando bobos, dijeron que ya era hora de dejar el tema de Santrich que se consumía el tiempo del país que debía pensar en cosas importantes, y que la justicia, en la que ellos creen firmemente, desde que mamertizó, actuara. Claro, ya se había salvado Santrich. Y la revista Semana se dedicó a endiosar al periodista-profeta Coronell que quería cambiar la cárcel de Santrich por la cárcel para Uribe. Y dejamos de hablar de Santrich, hasta que se voló. Eso querían eso lograron. Desde el día que se voló los mamertos en las redes manejan otra consigna atrapabobos: mejor volado, que en el Congreso.

Con todo lo que ha pasado con el acuerdo farc-santos, porque eso fue, un acuerdo entre ellos, este país ha mostrado un perfil mental realmente preocupante, en el que se ve la mano de los profesores izquierdistas que por años han transmitido su ideología a unos alumnos-rehenes. Y se ve como se capturó el sistema judicial por la izquierda, iniciando por el maestro-profeta Gaviria, hasta llegar al magistrado Bobadilla, que dejó libre a Santrich. Hoy las cortes se mueven en una “jurisprudencia” cambiante según las necesidades del proceso farc-santos. Y se consolida el modelo socialista tipo cubano, que capturó a Venezuela. ¿Por qué sucede esto, porque se sigue un camino que todo el mundo sabe a qué conduce? 

Colombia ya tiene actuando a todos sus grupos narcos, sean ellos los ahora llamados GAO (el lenguaje se cambió para que todos pensásemos que hubo un nuevo mundo después del proceso farc-santos), narcoguerrillas o carteles puros, nacionales o extranjeros, desde Venezuela, un estado mafioso que hoy es el mayor peligro de Colombia. Creo que uno de los problemas de gobernabilidad de Duque es que “no sabe leer” la realidad colombiana y la interpreta como una polarización política, que él con su centrismo quiere distender, y no como lo que es, la mayor amenaza de Colombia desde que es república. Y sigue tratando que el país salga del túnel por una luz naranja que él ve. No es la primera vez en la historia que pasa; en la república de Weimar, el último intento democrático de Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial, se buscó que el centrismo evitará que el país cayera en manos de extremistas: fascistas y comunistas. Cayó fue la república “centrista”, y sólo volvió sobre las ruinas de la posguerra. El centro es un 
invento para sociedades de alto desarrollo político, no para manejar bobadillas jurídicas con intenciones perversas. Erich Fromm, en su libro “el miedo a la libertad”, hablando de la Alemania prefascista” concluyó: “Nunca se ha abusado más que ahora de las palabras para ocultar verdad”. Lean prensa, oigan radio o vean televisión, con sentido crítico, y sabrán de que habló.

En el libro “camino de servidumbre” de Friedrich Hayek, éste escribió: “… la influencia de las ideas socialistas, como la inocente confianza en las buenas intenciones de quienes ostentan un poder totalitario, han aumentado notablemente … Pocos son los dispuestos a reconocer que el nacimiento del fascismo y el nazismo no fue una reacción contra las tendencias socialistas del período precedente, sino el producto inevitable de aquellas corrientes”. Colombia va camino a un conflicto real, que puede ser incluso binacional. Reaccione presidente Duque, Usted gobierna un país en donde nadie busca el centro.

Colombia como Venezuela quiere pasar de un régimen seudofeudalista a un régimen estalinista, sin probar la real democracia. Lo dijo Franklin Roosevelt: “Un programa cuya tesis fundamental no estriba en que el sistema de la libre empresa, orientada hacia el beneficio, haya fracasado en esta generación, sino en que no ha sido todavía intentado”. La prensa y los maestros nos convencieron que las opciones eran régimen semifeudal y centralista, o socialismo, y parece que lo lograron. Hoy estamos más lejos de la verdadera democracia que nunca. Las bobadillas salen muy caras.

Viernes, 5 de Julio de 2019
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