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Bonito cuando todo nos parece bonito

Esa es la forma bonita con la que debemos ver nuestra vida y todas las circunstancias que la conforman.

Me despierto de repente; y me parece bonito el día. 

No por el sol o por la lluvia, simplemente me parece bonito porque existo un día más para vivir a plenitud la nueva oportunidad que tengo para descubrir, diseñar o simplemente disfrutar mi propósito de vida.  

Esa es la forma bonita con la que debemos ver nuestra vida y todas las circunstancias que la conforman; con pensamientos positivos y una actitud alegre en cada momento. 

Una persona es bonita más por su esencia que por su apariencia. 

La belleza interior es esa paz que se refleja en la mirada y que se acompaña por la sonrisa natural y constante de una persona que es bonita de corazón. 

Esa persona bonita, siempre tendrá palabras de aliento para los afligidos y una sonrisa para saludar a la gente. 

Su naturaleza, no le permitirá inmiscuirse en conflictos ni participar en chismes destructivos de la dignidad ajena; y siempre le parecerá bonito perdonar y servir porque satisface el corazón y enriquece el espíritu.  

Bonito es amar de verdad, con honestidad transparente; y más bonito aún, expresar con ternura la legitimidad de ese amor. 

Bonito sonreír en la calle y creer que todos alrededor se contagian con nuestros tonto juego de “la lleva” con la sonrisa. 

Quien tiene la capacidad de convertir todo lo que nos rodea en algo bonito, está creando para si mismo un universo positivo sintiéndose  bonito por dentro. 

Sin miedos ni temores, lejos del rencor y el resentimiento, sin tomarse de manera personal los actos de los demás y respeta sus errores desde la distancia. 

Bonita la expresión genuina de la fe sin pensar en el “qué dirán” los demás por nuestra humildad ante la grandeza de nuestro Padre. 

Bonito el papá que hace una oración en familia antes de comenzar a cenar; y bonito el hijo que la recibe con sus ojos cerrados como símbolo de comunión. 

Bonita la mamá que antes de retirarse a descansar, pasa por los cuartos de los hijos para revisar que su cobija los este cubriendo. 

Bonito aquel que le sonríe al mendigo cuando le comparte una moneda, o el pedazo de pizza que sobró en la mesa. 

Bonito el abuelo cómplice de chocolates y dulces que deja huellas en la memoria de sus nietos y papeles de colores en sus bolsillos. 

Bonita la mariposa que baila, el canario que canta, el viento que silva, el sol que ilumina, el niño que ríe o el adulto que llora. 

Bonito pensar que mañana despertaré de nuevo a sentir que todo me parece bonito. 

HAKUNA MATATA !

Twitter: @juanpapuchis

www.papuchis.com

Jueves, 13 de Julio de 2017
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