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Calcuta
Las cifras de inequidad social, desempleo, escasa o nula inversión pública,.
Viernes, 29 de Septiembre de 2017

No es un error del título, es la realidad apabullante de una ciudad postrada en la miseria, el desempleo, el desorden urbano, el tránsito vehicular caótico, la desastrosa situación de su malla vial, el abuso del espacio público, la inoperancia de su administración municipal y la indolente y pasiva resignación de sus habitantes, que nos hace parecernos en menor escala a la Calcuta de la India, la tristemente célebre ciudad de los pobres y desarrapados.

Las cifras de inequidad social, desempleo, escasa o nula inversión pública, crecimiento de la franja de pobres y ahora desplazados del régimen de Venezuela las conocemos, pero no nos avergonzamos de ellas, empezamos simplemente a mirar para otro lado y dejarlas pasar, sin que eso nos importe, acomodados en una zona de confort que muy pronto también se verá amenazada sino hacemos algo al respecto, esto lo he dicho y lo seguiré repitiendo hasta el cansancio.

Cada uno de nosotros debe asumir sus propias responsabilidades en la tarea de superar esta crisis profunda, empezando por la misma administración municipal, la cual así no estuviera preparada para enfrentar este reto, debe sobreponerse a sus falencias y buscar asesores que la orienten en la tarea de proponer soluciones reales. Ya basta de echarle la culpa a administraciones anteriores, no es suficiente salir a los medios a decir que “no hay plata para reparar la malla vial”, que la “olla esta raspada”, y un largo etcétera de disculpas, que lo único que logran es ahondar en el sentimiento colectivo de desazón y frustración por una ciudad que se nos cae a pedazos. Y en este empeño debe comenzar por dejar de hacer politiquería, clientelismo y trampas a la administración de los pocos recursos de que dispone, y por el contrario comprometerse a una administración eficiente, no pagadera de favores como hasta ahora lo ha sido, con metas concretas y actitud gerencial, que le den confianza a los organismos de crédito e
n un desembolso futuro para invertir en todas las obras que amerita esta ciudad. Da pena, pero nuestra realidad nos hace volver a escribir sobre lo mismo.

Nos hemos acostumbrado a una mentalidad de pobres mendicantes, que lo único que hacen es pedir y pedir que el Gobierno central se responsabilice de las soluciones, pero ninguna cabeza ha sido capaz de demostrar eficiencia y pulcritud en el manejo de las posibles ayudas para incentivar la inversión en esta zona de frontera, para estimular las obras a través de asociaciones público privadas, para encontrar una vía económica productiva a largo plazo lejos del contrabando y el comercio.  En el camino de la anterior elección de alcalde los ciudadanos tuvimos alternativas gerenciales reales pero las trampas de la política y la ignorancia propia de nuestro pueblo torció el resultado, así que es tiempo de demandar de esta administración para qué realmente buscó estar al frente de los destinos de la ciudad. ¿Lo hizo simplemente para usar el cargo en beneficio propio y de unos pocos, o en verdad para traer una administración eficiente y comprometida con la inversión pública y el mejoramiento de la calidad de vida de la 
ciudad y sus habitantes?

Hasta el momento esto último no se ve por ningún lado, no se siente el empuje y dinamismo de su elector principal, que pese a todos sus cuestionamientos y sus graves problemas con la justicia, en su momento mostro más sentido común que muchos políticos curtidos. Esta administración está en deuda con la ciudad. Mis lectores dirán que ya estoy cansón con el mismo tema.

NOTA: Felicitaciones a los organizadores por la magnífica Feria del Libro de Cúcuta, ejemplo encomiable que cuando se quiere se obtienen grandes logros con escasos recursos, un espacio pleno de intercambio cultural y de elevada calidad académica.

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