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Carta abierta a Timochenko
Creo en que su visión de país debe someterse en las urnas, con votos, y no en las montañas con balas.
Jueves, 2 de Noviembre de 2017

Señor Londoño.

Prefiero llamar por el nombre o apellido a las personas, pero dado que hasta en su cuenta de Twitter mantiene el alias que ha usado desde que fue combatiente, titulo esta carta así. Fui uno de los 6.363.989 de colombianos que en el plebiscito le dijo sí a la paz; convencido de la imperiosa necesidad del desarme, además de votar, me sumé a múltiples iniciativas ciudadanas que buscaban que todas y todos defendiéramos lo negociado en La Habana. 

Estudié con atención los seis puntos del acuerdo, y todos me parecieron adecuados; conocedor de las posibilidades de la justicia transicional en lo teórico y lo práctico, siempre tuve claro que era el modelo más apropiado para avanzar hacia el desarme; fui soldado y comprendí que la guerra no la iba a ganar nunca ni ustedes ni el Estado, por lo que me resultaba obvio que la palabra era la única salida. Era inevitable que las partes en conflicto cedieran y no siguieran afectando civiles, las principales víctimas; y bueno, como trabajador humanitario, durante más de diez años vi tanto dolor causado por el conflicto que no tenía duda de la importancia de apoyar los diálogos.

Sumado a lo anterior, creo en la democracia, señor Londoño. Creo en que su visión de país debe someterse en las urnas, con votos, y no en las montañas con balas. De eso no me cabe duda. Tampoco dudo en que legalmente hoy usted cuente con el respaldo constitucional para ser candidato presidencial; de hecho, el Consejo Nacional Electoral ya les ha reconocido personería jurídica. Sin embargo, dadas las realidades y coyunturas actuales, pienso que debería usted desistir de su candidatura presidencial, al igual que otras personas que encabezarán las listas al Congreso. Aclaro, señor Londoño, que no me refiero a que todos deban desistir: me refiero a usted y a los que encabezan dichas listas.

Como usted debe saber, una cosa es la legalidad y otra la legitimidad. En este caso, la legalidad está dada por los derechos y deberes ya adquiridos con la firma de los acuerdos, y por los que se legislen en materia del Sistema Integral de Verdad,  Justicia, Reparación y no Repetición. Esta legalidad, señor Londoño, no solo les garantiza su reincorporación a la vida civil, sino a nosotros el desarme y la disminución de la violencia. La legitimidad, en cambio, implica una responsabilidad política y ética por parte de ustedes y el gobierno, y una aceptación por parte de la sociedad para que se respalde y defienda todo el aparato legal que soporta lo acordado. Hoy nos acercamos a la legalidad de los acuerdos, pero estamos lejos de contar con una amplia legitimidad de los mismos. Y esta legitimidad, más que nunca, es una urgencia. 

No me refiero solamente al 50,23 % de colombianos que votaron no en el plebiscito, no. Me refiero también a los que se abstuvieron de votar; a otros que votaron sí y hoy ven solo discursos y pocas acciones de paz por parte del gobierno; a otros que esperan, como yo, que ustedes asuman una postura más sensata frente a las responsabilidades que tienen en materia de verdad y reparación, antes de insistir en una exclusiva y única exigencia del derecho a la participación política. Señor Londoño: estamos de nuevo frente a una crisis de legitimidad del proceso de paz, y usted es uno de los principales llamados a actuar para que se recupere la confianza en el mismo, para que no se pongan en riesgo los avances ya logrados. La Ley de Justicia y Paz nos ha dado pocas verdades, de los comandantes paramilitares hemos recibido muy poco, den ejemplo ustedes: hoy tienen esa gran oportunidad. 

Me uno a las voces que respaldan la participación política lograda en los acuerdos, pero si las propuestas que ustedes expresan obedecen a un proyecto conjunto, pueden personificarse, por ahora, en personas desmovilizadas que no tengan procesos pendientes con la justicia. De lo contrario, se terminarán afectando las conversaciones de La Habana y las de Quito. Existen sectores que solo quieren el poder para volver a la guerra, y como dicen los sabios abuelos, el palo no está para cucharas. Demuestren que ustedes son más; que la participación política de unos cuantos, entre esos usted, no está por encima de la necesidad de paz en Colombia. 

Afirmó Lao Tzu: “Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe, cuando su trabajo está hecho y su meta cumplida, ellos dirán: lo hicimos nosotros”. Si su proyecto es conjunto, señor Londoño, no necesita usted protagonismo. La protagonista aquí es la paz. Y bueno, para cambiar su nombre de usuario en Twitter haga clic en la foto de perfil y, al abrirse el desplegable, elija la opción “nombre de usuario”. Después haga clic en guardar cambios. Los cambios de combatiente a civil deben guardarse y hacerse visibles, pienso. 

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