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Como si yo fuera catalán
Ha sido inaudito e inesperado por todos, una paliza monumental. 
Sábado, 15 de Agosto de 2020

Solo fue hasta el minuto 27 cuando pude asomar para revisar la esquena superior derecha de la pantalla del televisor, allí donde ponen el marcador y el tiempo de juego: para entonces los números indicaban que el marcador era 3 a 1, lo cual me pareció un signo bastante desventurado para quien marchaba abajo en el guarismo en tan poco tiempo.

El presagio era de derrota porque el ganador hasta ese momento se había apoderado no solo de los goles, sino también de la cancha.

 Ya saben que estoy mencionando la apabullante derrota del Barcelona futbol club a manos del Bayern de Múnich. Un hecho impensable antes de que rodara la pelota en esa cancha de Lisboa donde se juegan los partidos de la fase final de la Champions europea que, con tanto interés seguimos los aficionados a este deporte a falta de los partidos de nuestra liga.

Lo que siguió a esa tercera parte del juego fue desastroso para quien cargaba la derrota y muy elocuente para los alemanes que como cualquier aplanadora se movían en todos sectores de la cancha para dejar sin ninguna posibilidad a los catalanes.

Hacía muchos años que ese equipo no encajaba tan abultada cifra de goles, la última vez hacía 74 años, el victimario en esa ocasión fue el Sevilla cuando jugaron la final de la copa del Rey en 1.946 

Así que lo de este viernes anterior ha sido muy vergonzoso para el Barca y es el epílogo de una mala temporada, fueron eliminados en la semifinal de la Supercopa de España, quedaron fuera en los cuartos de final en la Copa del Rey y en la Liga habían quedado segundos detrás de su archirival, el Real Madrid.

Nada puede ser peor para el equipo todopoderoso e insignia grande de la ciudad capital de la Cataluña.

La cual había visto como se había marchado a la segunda división del futbol del país ibérico el compañero de plaza, el Espanyol.

Ese 8 a 2 es la más estruendosa caída registrada por los azul-grana en la competencia continental.

Ha sido inaudito e inesperado por todos.

Aunque se había apostado por el favoritismo del Bayern, ninguno había atinado a apuntar ese abultadísimo marcador antes de que rodara la pelota, que comenzó a gestarse con el primer gol de los bávaros apenas cando se cumplía el minuto 3, lo que pasó después lo pueden describir los aficionados seguidores del equipo rojo de Múnich y los malquerientes del Barcelona Futbol Club, mientras que los hinchas de este último cabizbajos se siguen preguntando el porqué de esa actuación de un equipo grande acostumbrado a ganar.

Se equivocaron los jugadores y el técnico, ellos son los responsables de la humillación sufrida y la tristeza de los aficionados, que serán muy difíciles de olvidar.

Vendrán mejores temporadas, esta hay que olvidarla pronto, no hay que llorar. 

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