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Confusión de conceptos
¿Viviríamos hoy en paz si no se hiciera la distinción entre las dos clases de objeciones?
Lunes, 1 de Abril de 2019

Por estos días, desde el Congreso de la República y con ocasión de las llamadas objeciones presidenciales a una ley estatuaria, partidos y movimientos políticos han pretendido confundir a los colombianos. Significa lo anterior que diariamente tratamos de determinar con exactitud en qué consisten las objeciones por inconstitucionalidad y las objeciones por inconveniencia, y cuando pensábamos que todo estaba nítido saltan los de la oposición al nuevo gobierno a decir que no, que esas objeciones del presidente Duque no tienen nada de “inconveniencia” sino que lo son por inconstitucionalidad, que el señor Presidente está confundido o lo confundieron en la oficina jurídica de Palacio. 

Además, los opositores dicen que las objeciones del presidente Duque son violatorias del principio de la separación de poderes, lo cual es exótico; y los afectos al gobierno dicen que es la aplicación del principio constitucional de la colaboración armónica entre las ramas del poder público para que las leyes salgan impecables, lo que tiene sentido. Entonces, ¿qué hacemos?

Las Constituciones de la segunda mitad del siglo XIX contemplaban la facultad del Ejecutivo para objetar proyectos de ley u otro acto legislativo cuando se juzgara del todo inconveniente o porque se creyera necesario hacerle algunas variaciones. ¿Viviríamos hoy en paz si no se hiciera la distinción entre las dos clases de objeciones? Cuando se objeta o demanda por inconstitucionalidad obliga a confrontar la norma acusada con la Carta, y cuando se objeta por inconveniencia, ¿hacia dónde dirigimos la mirada? ¿Hacia lo social, político o económico? 

A mediados del mes de febrero el doctor Rodrigo Uprimny escribió un artículo  que tituló “Inconveniencia”, donde empieza diciendo: “El presidente Duque puede objetar por inconveniencia el proyecto de ley estatutaria de la JEP, pero es inconveniente que lo haga. Explico este enredo”. Es decir, trata de explicarlo, pero no creo que lo haya logrado, porque seguimos en las mismas. Definitivamente, es la política, señores, es la política, con  mayor razón ahora que la izquierda es un actor político con procedimientos… 

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Nos complace sobremanera la elección, el pasado martes 26, del doctor Luis Eduardo Páez García, actual presidente de la Academia de Historia de Ocaña, como Miembro correspondiente nacional de la Academia Colombiana de Historia. Lo acompañaremos en su posesión.

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De igual manera, nos complace que el pasado viernes la Asamblea General de la Academia de Historia de Norte de Santander -AHNS- haya elegido al doctor Luis Fernando Niño López, actual Secretario departamental de víctimas, paz y posconflicto, como su presidente. Si los nuevos integrantes de la Junta -que se posesiona hoy a las 4 p.m. en Villa del Rosario- son conscientes, entenderán que por su bien debe entrar la AHNS en una etapa de austeridad en el gasto y racionalización del mismo, eliminando destinos innecesarios que desangran su presupuesto. Por su supervivencia es mejor que prevalezca la institucionalidad sobre el amiguismo. 

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