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Corran, que empezó la guerra

Alguna vez le preguntaron a García Márquez que para qué escribía y él respondió: Para darles salida a mis demonios interiores.

Recuerdo una anécdota de García Márquez, cuando buscaba un editor para su novela Cien años de soledad. Mandó su mamotreto de hojas escritas a máquina a varias editoriales de Colombia y de ninguna le contestaron. Entonces envió otro manojo a editoriales de Argentina.

De una le contestaron que habían leído la novela, pero que le aconsejaban al autor que se dedicara a otro oficio pues no le veían futuro como escritor. Afortunadamente la editorial Suramericana lo vio de otra manera y le publicó su novela, a quien más tarde sería Premio Nobel de literatura. ¡Y no tenía futuro!

Lo he recordado ahora, a raíz de mi libro de cuentos, Corran que empezó la guerra. Lo envié a algunas editoriales de Colombia y solo de una me contestaron, diciendo que no trabajaban con esa línea de literatura. 

Entonces acudí a Google, que todo lo sabe, y entre él y mi hijo Gustavo Adolfo, que le sigue los pasos, me pusieron en contacto con la editorial Chiado, cuya casa matriz está en Portugal y España, pero sus oficinas se riegan por todo el mundo. Leyeron mis cuentos, tal vez les parecieron buenos, y los acaban de publicar. 

No quiero decir que esto es una señal de que próximamente me ganaré el Nobel. Aunque mi mujer, que es mi hincha más fiel, me dice que no me desanime.  Que si el año pasado el Nobel de literatura se lo ganó un cantante, y el de paz se lo ganó nuestro presidente cuando aún ni siquiera se sabía, como tampoco se sabe ahora, en qué quedará la tal paz, ¿por qué no puede un mercedeño aspirar a un ligero premio de unos cuantos milloncitos de euros?

El libro trae trece cuentos (el número de la suerte), sobre el cierre de la frontera colombo-venezolana, por el gobierno venezolano en cabeza del cucuteño Maduro. ¡Qué vergüenza para los cucuteños! Aunque el libro no es de literatura infantil (ni Caperucitas, ni Aladinos, ni Alicias en el país de las maravillas), los protagonistas son niños, que debieron salir corriendo, de las manos de sus padres, huyendo del país donde vivían, por solo hecho de ser colombianos. No es invento mío. Todos lo vimos por televisión y nos dolió en el alma ver esas imágenes de quienes huían de la persecución.

Precisamente mañana viernes, a las siete de la noche, se hará la presentación de la obra, en la Quinta Teresa, de esta ciudad. Será una fiesta cultural con música y algunos vinillos, como se estila en estos casos.

Como yo sé que contaré con la presencia de todos mis lectores, estoy más feliz que puerco estrenando lazo. El acto será corto porque al otro día hay que madrugar a la primera misa de aguinaldos. Yo estaré en la puerta, lista en mano, controlando la entrada de todos mis amigos y enemigos. Mentiras. Yo no tengo enemigos. 

Alguna vez le preguntaron a García Márquez que para qué escribía y él respondió: Para darles salida a mis demonios interiores y para que mis amigos me quieran más. Hoy yo tomo prestadas sus palabras. Yo escribo para que todos me quieran más. De modo que allá nos vemos…

Miércoles, 13 de Diciembre de 2017
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