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Cría cuervos
Para no contribuir a la peligrosa polarización, estoy casi decidido: no votaré en la segunda vuelta.
Viernes, 15 de Junio de 2018

Recuerdo que uno de los refranes predilectos de mi madre es aquel que señala: ‘De los arrepentidos se vale Dios’’. Y en la campaña electoral que escogió al nuevo mandatario de los colombianos se vieron muchos arrepentidos, empezando por el autor de la debacle liberal, el senador Juan Manuel Galán, nada menos que culpable de haber elegido como sucesor de su padre al pereirano César Gaviria, responsable de la derrota del liberalismo. Al arrepentido se le puede aplicar, por tanto, aquello de: ‘’Cría cuervos y te sacarán los ojos’’.

Para recordar, es necesario señalar que en el funeral del senador Luis Carlos Galán, su hijo mayor, Juan Manuel, ante el asombro general,  señaló como su sucesor a un político que poca presencia había tenido en el Nuevo Liberalismo, movimiento disidente que fue coautor de la derrota del expresidente Alfonso López Michelsen y cómplice necesario en la elección del conservador Belisario Betancur. Para quienes no tienen memoria hay que recordar que los 700.000 votos del galanismo fueron definitivos para la elección del poeta de Amagá.

La derrota de López en su propósito fallido de ser reelegido era un hecho cantado, pues, como acaba de ocurrir, había una campaña que contaba con apoyo de importantes medios de comunicación que se oponían a la reelección y respaldaron al movimiento disidente. No valieron argumentos de fidelidad con la bandera roja y el senador Luis Carlos Galán, quien posteriormente ingresó  las filas liberales para aspirar a la Presidencia por esa tendencia política, mantuvo su actitud, que llevó a la derrota al expresidente Lopez.

El resto es historia: Betancur fue elegido y afrontó dos graves acontecimientos: la avalancha en Armero y la toma del Palacio de Justicia. Eso para no hablar de la renuncia el mundial de fútbol. López se retiró de la política y Galán fue asesinado por el narcotráfico en Soacha. Pero la historia no miente: Gaviria recibió la herencia de Galán en el cementerio de manos de Juan Carlos, ahora enfrentado a su elegido, a quien se culpa de la derrota del candidato de la colectividad, el exministro Humberto de la Calle. Los dos que fueron amigos hoy se odian a muerte. Ambos deben estar arrepentidos del pasado, pero no hay manera de borrarlo. Como no se puede borrar el hecho de que el galanismo inició la debacle que acaba de sufrir el liberalismo, partido que deberá pasar por el purgatorio de la oposición para recuperar sus viejas mayorías, que acaban de ser entregadas por el expresidente Gaviria al uribismo. ¡Qué vergüenza!GPT

P.D. Para no contribuir a la peligrosa polarización, estoy casi decidido: no votaré en la segunda vuelta. 

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