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Cuando la calle grita

Nos duele en el alma este oprobioso panorama que toca a Colombia por los miles de colombianos que viven en Venezuela.

El mundo entero se ha acostumbrado a contemplar las imágenes de la televisión, en donde todas las semanas nos muestran las calles de las principales ciudades de Venezuela atestadas de gente que gritan desesperadas, para de esta manera expresar la protesta por las difíciles y dramáticas condiciones que atraviesan, en donde el desabastecimiento de alimentos y medicinas hace aflorar el hambre y la necesidad, sin que encuentren ninguna respuesta a la vista.

Pero es también el inconformismo con la acumulación de poderes; el desgobierno; el desconocimiento de la Asamblea Nacional; el poder judicial de bolsillo que produce con impresionante rapidez todas las decisiones que le demanda el ejecutivo; la represión para la oposición, en donde amenaza y cumple enviando a la cárcel e inhabilitando a sus principales dirigentes.

A todo esto se responde con arrogancia grotesca, con el empleo de la fuerza, con la distribución de armas entre la población civil, y con frases desafiantes llenas de humor negro, todo sustentado en un gobierno al que le basta el respaldo del aparato militar.

¿Dónde están el respeto, la tolerancia y la inclusión? Principios que debe contemplar todo gobierno que se considere democrático y representativo del pueblo?

Nos duele en el alma este oprobioso panorama que toca a Colombia por los miles de colombianos que viven en Venezuela, por todos los venezolanos que llegan diariamente a nuestra país en condiciones lamentables, invadidos por el despojo y la desesperanza.

Estas cifras son escalofriantes: La inflación es la mas alta del mundo 780%, el desabastecimiento supera el 50%, las exportaciones han caído un 75%, la deuda externa supera los US$140.000 millones, el 31% de los estudiantes de primaria y secundaria han dejado de asistir a las escuelas, el salario mínimo apenas llega a los US$60, lo que lo convierte en el mas bajo de América Latina, y para colmo de males, ningún país les quiere vender porque no pagan.

A todo esto debe sumarse la dramática situación delincuencial que invade al país, en donde su capital, Caracas, ha sido clasificada como la ciudad más violenta del mundo, por el elevado número de muertes siniestras por cada 100.000 habitantes. ¡Que horror! Las calles de Venezuela convertidas en un grito desesperado que conmueve al mundo entero.

Jueves, 20 de Abril de 2017
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