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Cuarta revolución industrial, mercado laboral y educación: más preguntas que respuestas
Indiscutiblemente asistimos a un mundo complejo, vertiginoso e incierto.
Domingo, 21 de Julio de 2019

El aspecto más triste de la vida actual es que la ciencia gana en conocimiento más rápidamente que la sociedad en sabiduría. (Isaac Asimov)

Indiscutiblemente asistimos a un mundo complejo, vertiginoso e incierto. La complejidad radica en la naturaleza de los problemas que se afrontan y exigen una mirada interdisciplinaria y transdiciplinaria en el campo de la ciencia; los cambios acelerados son producto de un conocimiento con impactos profundos y crecientes en muchas direcciones, pero con gran calado en los procesos tecnológicos, y la incertidumbre para decirlo en términos de Morin nos ubica en zonas de indeterminación y de impredictibilidad de la realidad.

Una de esas realidades es la cuarta revolución industrial, que comprende según el Foro Económico Mundial: la robótica avanzada y transporte autónomo, inteligencia artificial y aprendizaje automático, materiales avanzados, biotecnología y genómica; estos procesos en sentido positivo mejoran la calidad de vida de los países, la productividad económica, el bienestar social y proveen un optimismo ligado a una idea condorcetiana de progreso.

Pero existe otra lectura escéptica, y es la profundización de las asimetrías entre regiones (renta per cápita baja, crecimiento económico insostenible, dependencia de materias prima, institucionalidad débil y una sociedad frágil) como también las connotaciones sociales, éticas y culturales con cierto pesimismo relacionado con un posible mundo Huxleyano.

En el terreno económico existe una inquietud sobre los impactos de la robotización y el cambio tecnológico en los mercados laborales, especialmente pérdidas de empleo y bajos salarios; en este frente hay un trabajo interesante de Acemoglu y Restrepo (2017) hecho para EEUU que parte del papel sustitutivo de la tecnología sobre la fuerza laboral, encuentran que  por cada nuevo robot hay una reducción del empleo agregado de aproximadamente tres trabajadores,  y las nuevas tecnologías reemplazan las tareas ubicadas en el medio de la distribución salarial.

Lo anterior causará polarización del empleo y habrá dos grupos de trabajadores: los de alta calificación y que se desempeñan en tareas cognitivas no rutinarias que demandan habilidades blandas; y por el otro lado un puñado de trabajadores de menor nivel de calificación (las manuales no rutinarias) lo que implicaría desigualdades salariales, todo lo anterior recuerda esa visión catastrofista  expresada por Marx en su famosa afirmación “el hombre es un apéndice de la maquina” y su concepto del “ejército de reserva”.

Pero en una perspectiva futurista y segregada de la sociedad, que no se limita a la robotización, sino a las implicancias de la ingeniería genómica avizora un tipo de sociedad que según Yuval Noah “no se dividirá entre ricos y pobres, sino en superhumanos mejorados, humanos que les resultan útiles y una enorme masa prescindible” ¿cuáles serán los impactos, económicos, políticos, sociales, éticos y culturales de esta dinámica? 

En el campo del mercado laboral deben ser asumidas según Ignacio Apella del BID en dos temporalidades, en el corto plazo unas restricciones y protección en los sectores más sensibles, acompañado de recalificación laboral y mejoras de los programas de formación continua; en el largo plazo conducen a “que no podemos vaticinar” los cambios y sus efectos, y que “no sabemos cómo formar a los niños de hoy” por lo tanto  “vale la pena repensar el sistema educativo” en todos sus niveles, ¿está el sistema educativo avanzando al ritmo de los cambios?, ¿cuál será el rol del docente?, ¿ qué alcances tiene esto en los currículos y sobre todo en el aprendizaje?, y a la par de los cambios, ¿cómo la educación enfrentará la instrumentalización del aprendizaje en función de las fuerzas tecno-económicas? y sobre todo la necesidad de una educación humanista que enfrente los retos, no solo de la cuarta revolución industrial, sino también los problemas medio ambientales, las amenaza de los discursos del odio, el fortalecimiento de las democracias y la eliminación de las principales privaciones, desafíos titánicos para una sociedad compleja, cambiante e incierta.

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