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Cúcuta fue una fiesta
Lo que debió suceder hace siete años, cuando se cumplió el bicentenario de Batalla de Cúcuta, aconteció la semana que acaba de extinguirse.
Martes, 3 de Marzo de 2020

Lo que debió suceder hace exactamente siete años, el 28 de febrero de 2013, cuando se cumplió el bicentenario de Batalla de Cúcuta, aconteció la semana que acaba de extinguirse, cuando celebramos los 207 años de la misma.

La Academia de Historia de Norte de Santander, junto con la Alcaldía de Cúcuta-Secretaría de Cultura y Turismo, en el marco de la celebración de esta fecha histórica, emprendieron una estrategia de visita a colegios y entidades como el SENA para exponer, dialogar y foguearse con preguntas con los estudiantes, porque una constante en nuestro medio es la de restarle importancia a esta fecha manifestando que no fue una batalla sino una escaramuza, pero nadie puede negar su trascendencia moral, la importancia de la ciudad en que aconteció, la calidad del contrincante español derrotado y los ímpetus para continuar con la denominada Campaña Admirable. Y fue, indudablemente, la primera gran batalla que ganó el futuro Libertador.
 
Los actos preparados por la Alcaldía para la recordar esta fecha histórica no se circunscribieron a la propia fecha de los acontecimientos -con el desfile a la Loma de Bolívar donde se verificó el acto protocolario de conmemoración-, sino a los días previos y posteriores a la misma: de miércoles 26 de febrero a domingo 01 de marzo.

Se dio la casualidad que la Academia de Historia había invitado al historiador bumangués Armando Martínez Garnica, docente y decano por varios años de la Escuela de Historia de la UIS, para un acto en Villa del Rosario el sábado 29 de febrero sobre el bicentenario del Congreso de 1821, y como llegó un día antes de la fecha, el viernes 28, que coincidió con la celebración de la Batalla de Cúcuta, gustosamente nos acompañó al primero de tres conversatorios planillados en el SENA ese día, donde hizo gala de su arte pausado para enseñar, de la calidad de sus conocimientos históricos perfeccionados en tantos años de estudio y enseñanza y, principalmente, hacerlo en forma tan didáctica ante estudiantes del SENA, porque sabe que en Colombia hace 38 años, durante el gobierno conservador de Belisario Betancur Cuartas, se retiró del plan de estudios de primaria y bachillerato la cátedra de Historia como materia independiente.

Escribo esta crónica, seguramente trivial para muchos, porque es un género incluido en la historiografía y tiene lectores cautivos. En todo lo relatado en esta cronología hay que reconocer la labor incansable de Luis Fernando Niño López y Olga Patricia Omaña Herrán, presidente de la Academia de Historia de Norte de Santander y secretaria de Cultura y Turismo de Cúcuta, respectivamente.

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