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Noticias falsas o posverdades: como las queramos llamar; el punto es que la Corte ya se ha pronunciado.
Jueves, 8 de Febrero de 2018

En el portal www.oiganoticias.com, el pasado tres de febrero se publicó: “Santos está obligando a que los colombianos voten por Sergio Fajardo”; cuando se abre la supuesta noticia, solo tres líneas acompañan el titular: no dice nada, obvio, porque en realidad no es una noticia. En www.voces.com.co, el pasado cinco de febrero se divulgó: “El equipo de corrupción en Sucre que tiene Vargas Lleras para ser Presidente”. Al leer la nota, es evidente que la misma se desarrolla a partir de opiniones, conjeturas y suposiciones. 

Ninguno de los dos ejemplos son una noticia. Así las afirmaciones realizadas en los titulares pudieran llegar a ser ciertas, no se mencionan investigaciones; fuentes; testimonios; nada. Ningún tipo de prueba. Son noticias falsas. Se citan solo dos ejemplos, pero estos medios —y muchos otros de esta naturaleza— se dedican a difundir, entre otras, informaciones falsas como las anteriores. Y claro; la gente compartiendo, pero cuidado…

La última disposición de la Corte Constitucional en esta materia, la Sentencia T-695/17, precisa que la “libertad de opinión no puede ser utilizada para difamar”. En sus consideraciones, la Corte recuerda las penas que establece el Código Penal para los casos en los que se presenta injuria y calumnia, y recalca que el Artículo 222 determina que la responsabilidad se extiende a “quien publicare, reprodujere, repitiere injuria o calumnia imputada por otro”. Sí. Es decir, aplica para particulares. Sí. Para todas y todos nosotros.

Noticias falsas o posverdades: como las queramos llamar; el punto es que la Corte ya se ha pronunciado. Nos recuerda las normas que existen cuando éstas se realizan y se reproducen y, como sabemos, hoy las redes sociales están inundadas con dichos contenidos: publicaciones que principalmente desde el plebiscito por la paz se vienen impulsando, pero que han cobrado fuerza en contexto de las actuales campañas por la Presidencia. 

El año pasado, en las ferias del libro de Bucaramanga y de Cúcuta, estuvimos debatiendo sobre la complejidad del fenómeno: medios de comunicación dedicados a desinformar con fines políticos; el mal manejo de las redes sociales por parte de los particulares; la reproducción de mensajes y vídeos con contenidos falsos que circulan en WhatsApp; y claro, la peligrosa práctica de compartir sin analizar los contenidos que se producen. Pero se insiste, cuidado… 

La Corte, además de mencionar los tipos penales que castigan este tipo de prácticas, insiste en el derecho que tenemos a la libertad de expresión, pero también lo hace para precisar que la libertad de información no es absoluta: uno de sus límites es que, lo que se comparta, deba hacerse con datos veraces y respetuosos con los derechos de terceros. Una cosa es expresar una opinión, y otra muy diferente es incurrir en calumnias e injurias con la misma. Para lo anterior, y retomando los debates en las ferias mencionadas, cinco recomendaciones:

1. Revisar la fuente. Tal como en los casos citados al inicio de esta columna, existen portales de internet que se dedican, de acuerdo a sus preferencias e intereses políticos, a desinformar con contenidos falsos y tergiversados. ¿Revisamos el sitio web y el origen de la información?

2. Fecha, lugar, nombres y acusaciones. “No creerle a extraños”, nos decían en la infancia. Tener en cuenta que cada contenido que en estos contextos políticos se produzca, puede venir cargado de informaciones perversas. Dudar.

3. Contrastar. Una vez tengamos acceso al contenido, es necesario no quedarnos con una sola versión. Hoy es fácil verificar en Google y, en medios de comunicación que ya conocemos, la información que recibimos.

4. Comunicarnos. Siempre existen personas que pueden asesorarnos. Nuestro círculo se reduce principalmente a gente que valida y comparte nuestras opiniones, pero incluso ahí existen personas críticas que no tragan entero. Se requiere un mínimo ejercicio de responsabilidad y diálogo, y este filtro es fundamental para acercarnos a la veracidad de la información.

5. Reflexionar. La más importante. Ya lo decía Sócrates hace siglos con su lección del “triple filtro”: ¿si no contamos con una información veraz, bondadosa y útil, para qué compartirla?

Bienvenido el debate desde la postura política que elijamos, pero el debate serio y consciente. Más que darle “click y compartir” a todo lo que recibimos, la tarea es aumentar nuestra responsabilidad, y claro está, nuestro cuidado. Si no queremos ser conscientes del impacto de nuestros comportamientos en la democracia, no olvidemos lo que precisa el Código Penal. Dale click en compartir, pero cuidado…

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