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De abogados y juristas

Colombia tiene desde el siglo XIX eminentes juristas que escribieron principalmente obras de derecho constitucional.

La semana pasada se celebró en Colombia el Día del Abogado, en cuya fecha y la razón de la escogencia de la misma nadie se ha puesto de acuerdo. Tan difícil es precisarla que un amigo consultó al periódico Ámbito Jurídico y la respuesta es que no tienen idea, aunque en junio de 2016 el rotativo salió con una explicación peregrina: que se debe al venezolano José Cristóbal Hurtado de Mendoza y Montilla, primer presidente de Venezuela tras la declaración de Independencia.

Colombia tiene desde el siglo XIX eminentes juristas que escribieron principalmente obras de derecho constitucional que hoy enriquecen la historiografía del derecho, y en razón de su fecha de nacimiento o fallecimiento podría celebrarse este día especial para los abogados, pero tienen un problema, que seguramente estuvieron afiliados a banderas políticas y eso pesa en la escogencia, por ejemplo, Cerveleón Pinzón, Juan Félix de León y Antonio José Uribe. En el siglo XX están, entre otros, Arturo Valencia Zea, Tulio Enrique Tascón, Eduardo Rodríguez Piñeres y el hoy desconocido Enrique Mariño Pinco con su curiosa obra “Derecho civil colombiano para uso de los agricultores del país”, publicada en 1918 y es un texto valioso.

Respecto a la asociación, existe en Norte de Santander la agrupación Conalbos -Colegio Nacional de abogados-, la entidad que aglutina bajo la magistral dirección del doctor Rafael Villamizar Ríos, quien se preocupa por su integración, preparación y asistencia a convocatorias nacionales para no quedar reducidos a la aldea, y tiene una muy buena teoría sobre lo que deben ser las conferencias y seminarios, en el sentido que los conferencistas no deben explicar teorías sino razones prácticas sobre el ejercicio profesional y también la razón de ser de muchas actuaciones de los operadores judiciales.

Ahora bien, muchas veces se piensa que la calidad de jurista es una etapa superior a la de abogado, cuando ya se tiene experiencia, sabiduría y un abdomen abultado, lo cual concuerda con aquello de que un jurista es alguien que estudia, analiza y comenta la ley, y el abogado es alguien que asesora, piensa la ley en términos prácticos y defiende jurídicamente a un cliente.

Lo anterior concuerda con la explicación de Fernando Hinestrosa Forero, exrector del Externado, al prologar las Memorias de Darío Echandía, donde hace la distinción entre abogado y jurista: “…, abogado, término más cabal que el de connotación soberbia de jurista, por la actividad, la lucha, la combatividad que aquel encierra, y no por casualidad sino por destino”.

Lunes, 25 de Junio de 2018
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