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De héroes a villanos
Miremos ahora la situación desde un punto de vista menos humano y más comercial.
Viernes, 12 de Junio de 2020

En tiempos de guerra son muchas las estrategias aplicables para que según los intereses de los actores se logren los objetivos planteados, una de ellas es lanzar acusaciones al aire generalizadas, esto no tendría mayor trascendencia sino estuviéramos viviendo estos momentos en que la sensibilidad de las personas está a flor de piel y las reacciones pueden ser muy diversas e inesperadas.  

La decisión de ingresar o egresar un paciente a una unidad de cuidado intensivo es un acto médico autónomo que la toma un profesional médico especializado con un entrenamiento específico soportada bajo estrictas condiciones establecidas, pero principalmente es un acto médico con connotaciones éticas y morales encaminadas única y exclusivamente a brindar un beneficio a un ser humano en condición crítica y que es recuperable. Que si esto se cumple a cabalidad solo la conciencia del médico en primera instancia lo determinará y a través de las auditorías que se realizan para el mantenimiento de los sistemas de gestión de calidad de cada Institución. Lo que sí es claro es que esto se puede establecer con nombre propio y por consiguiente tomar las medidas a que haya a lugar y si es necesario ponerlo a conocimiento del escarnio público, pero en ningún momento acusar a las mayorías por lo que pueden estar haciendo unos pocos.

Las causas de estancias prolongadas en UCI son multifactoriales y no dependen siempre de una decisión médica. Una vez ingresan los pacientes el objetivo terapéutico está encaminado a tratar de invadir lo menos posible y lograr el menor tiempo de estancia por los riesgos secundarios que conlleva. La condición clínica y la respuesta al tratamiento es lo que generalmente determina el tiempo de permanencia, pero aquí es donde aparecen otros factores que no deberían existir pero son innegables, ejemplo cuando un paciente es dado de alta y se pone en referencia a la red  de su asegurador pero no se recibe respuesta alguna por falta de disponibilidad de camas o porque se dificulta su recepción por pertenecer a una EPS de las que no tienen cultura de pago, aquí es donde el papel que juega el Estado como ente regulador no funciona de manera eficaz y también se vuelve parte de la problemática. 

Miremos ahora la situación desde un punto de vista menos humano y más comercial, es decir la UCI como negocio, la rentabilidad de un paciente en una unidad de cuidado intensivo está garantizada en promedio en los cinco primeros días de estancia, esto es debido a que el consumo de medicamentos, insumos, intervenciones y ayudas diagnósticas son bastante altas en este lapso de tiempo. Si se revisaran las tarifas vigentes relacionadas con los costos de funcionamiento no es el valor que se paga por la estancia en la unidad por si solo lo que hace viable económicamente la permanencia del paciente, máxime si el servicio que se está prestando será cancelado en promedio en nueve meses. Pensar que dejar más tiempo un paciente en unidad de cuidado intensivo se hace con fines económicos es tener un desconocimiento del negocio, cuando lo que realmente le conviene a este tipo de servicio para que sea viable y rentable es una adecuada rotación de pacientes.

Hubiese sido importante y necesario que el análisis de esta situación fuera más profundo antes de haber lanzado acusaciones al aire, especialmente por el nivel de donde vinieron,  quedando a la libre interpretación de cada quien y esto puede llevar a consecuencias graves como ya está sucediendo.

Imaginemos por último un diálogo entre el Médico y el familiar de un paciente que debe ingresar a UCI y al informarle pregunte: Doctor mi familiar entra a la UCI porque lo necesita o por negocio y peor aun cuando le exija un resultado favorable porque de no ser así, le tenga que enviar un sufragio como agradecimiento.

Médico y cirujano

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