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De secretarias y secretarios
Ellas, las secretarias, se lo merecen todo y por ellas la empresa debe hacer el sacrificio que sea.
Jueves, 26 de Abril de 2018

Hay una cosa que no he logrado descubrir: Quién inventó las secretarias. Y no lo he logrado, a pesar de que les he dedicado tiempo y energías a ellas, o mejor, al tema  de las secretarias.

De lo que sí estoy seguro es que no fue Dios en el paraíso. El Creador hizo el agua y la tierra, los pájaros y las fieras, al hombre y a la mujer, el sol, la luna y las estrellas, pero no hizo las secretarias. Adán  y Eva se defendían solos, sin que nadie les llevara los archivos, ni les contestara la correspondencia, ni los reemplazara en sus ausencias.

Ni siquiera Jesús, en su vida pública, vio la necesidad de tener secretaria, y eso que el hombre predicaba a diestra y siniestra, daba charlas, conferencias, conversatorios. Prefirió darles el oficio de secretarios a cuatro de los suyos, sólo que no los llamó secretarios sino evangelistas.

Cuentan los evangelios apócrifos, que un día se levantó Jesús pensando en lo bueno que sería que alguien escribiera lo que él iba diciendo, para que sus parábolas, cuentos y moralejas llegaran hasta nosotros. Entonces hizo un concurso cerrado entre los doce, una convocatoria amañada, dirían ahora, para escoger entre esa manada de brutos a sus cuatro escribanos.

Y perdónenme lo de brutos, que no lo digo peyorativamente, sino con mucha sinceridad. Todos eran pescadores, trabajadores de mar, red y pescado, y a excepción de Mateo, que era contabilista y recaudador de impuestos, y de Lucas, que era mediquín, los demás, a duras penas sabían leer y escribir.

Se presentaron al concurso los doce, incluido el traidor, concurso que era apenas un formulismo porque Jesús ya sabía a quienes iba a escoger, igualito a los concursos y licitaciones de ahora en los que el gobierno ya sabe quiénes van a ser los ganadores.

Pues bien, escogió a Juan, el amado; a Mateo, el que llevaba las cuentas de la secta, aunque el que guardaba los fondos era Judas que, según  parece, se embolsillaba una buena parte de lo que recogían en limosnas, donaciones, aportes voluntarios, diezmos y primicias; a Lucas, que sabía de hierbas y curaciones para la diarrea y las insolaciones y las hinchazones de los pies, de tanto caminar. Y a Marcos, que no tenía oficio definido.

Estos cuatro fueron los secretarios del Nuevo Testamento, pero, como ya dije, sin llamarlos secretarios sino evangelistas.

¿Por qué Jesús no tuvo secretarias? Es tema que me desvela con frecuencia. Según algunos estudiosos de los libros sagrados, no lo hizo por miedo. Por miedo a que la escogida se metiera en sus asuntos y empezara a dar órdenes como si fuera el jefe.

No me consta, pero eso dicen de las secretarias, que son ellas las que cogen las riendas de la empresa o institución y son ellas las que mandan y son ellas las que deciden y son ellas las que cranean lo que debe hacerse y lo que no debe hacerse en el establecimiento.

Pero, óigase bien, ellas no lo hacen de mala fe y porque quieran adueñarse de la entidad. No. Lo hacen porque le cogen amor a la empresa y al jefe y sólo desean el bien para ellos. Poco a poco, sin que el gerente o director o presidente, se dé cuenta, la secretaria está mandando, dando órdenes, quitando y poniendo.

Por eso hay que rendirles homenaje en su día. Hoy 26 de abril es un día dedicado a celebrarles a ellas, su capacidad de trabajo, su entrega a la causa, su apersonarse de la situación. Hoy es día de invitarlas a cenar, a bailar, a pasarla sabroso en su compañía. Ellas, las secretarias, se lo merecen todo y por ellas la empresa debe hacer el sacrificio que sea.

Sin secretaria la entidad no anda, la empresa quiebra, la institución se desbarata. Puede faltar el dueño, el jefe, el regañón, y no pasa nada. Pero falta la secretaria un solo día y todo en la oficina se vuelve un caos, se forma el despelote.

Bien por ellas y su día. Lo malo del cuento es que también hay secretarios y a ellos no se les tiene en cuenta en esta celebración. Para el secretario no hay un detallito, ni una cena, ni una invitación. Llevo varios años de ser secretario de una prestigiosa institución y nadie se acuerda de mi persona (como dicen los locutores) en este día de tanta importancia. Recordemos que Jesús tuvo secretarios, y no secretarias, aunque los llamó de otro modo. Sea como sea, feliz día para ellas, las secretarias, y para ellos, el secretario de cultura, el de educación, el general, el de víctimas, el de infraestructura,  el de la platica, y todos los demás. Y que nos den cualquier bobadita. 

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