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Decisiones equivocadas

Los venezolanos están pagando las consecuencias de sus decisiones y actos.

Millones de venezolanos, principalmente de estratos bajos, lo veían como el que podía poner fin a la reinante y descarada corrupción que siempre había existido en el gobierno y demás instituciones del estado, pero sobre todo, lo visualizaban como la última esperanza para salir del profundo empobrecimiento en que los dejó el neoliberalismo y sus medidas que pauperizan al pueblo, aplicadas por gobiernos anteriores que desencadenaron hechos tan graves y violentos como El Caracazo. Así pues, la mayoría de sus compatriotas lo eligieron como su presidente y confiaron ciegamente en él. 

Con esto ya empiezan los problemas para la democracia, y la más alta decepción que ha sufrido el pueblo venezolano, no se debe confiar ciegamente en nadie, absolutamente nadie, ni siquiera en nuestra madre, que simbolizando el amor incondicional, puede traicionarnos. Así como la muchacha debe dudar del enamorado que le promete la luna, el sol y demás astros, el pueblo debe dudar de ese candidato que, con palabras muy halagadoras y rimbombantes, le promete riquezas, una calidad de vida de rico, beneficios exorbitantes sin mucho esfuerzo, en otras palabras, una utopía. El pueblo vecino haciendo caso omiso a la experiencia, como la ilusa mujer que ha sufrido múltiples engaños y todavía cree en pajaritos preñados, se entregó en los brazos del que sería el precursor de la tanta hambre que ahora aguanta y responsable del derramamiento de sangre de sus hijos que ahora llora: Hugo Chávez Frías 

Ahora bien, si ya había metido la pata eligiendo a un populista y demagogo empedernido, traté de sacarlo del poder lo más pronto posible, antes de que sea demasiado tarde. Pero no, hizo todo lo contrario, salió a corearlo y vitorearlo incontables veces por todas las calles y plazas de Venezuela. Y lo peor, lo ratificó en el poder en cada elección que se hacía. Para terminar de meter la pata, al morir este dictador vestido de demócrata, lo elevó a la categoría de dios, y a su mamarracho sucesor lo montó en el poder. 

Durante los primeros años del chavismo, todo fue color de rosa para el pueblo, por poco se podía decir que vivió como un rey, comida a muy bajo precio, medicamentos casi regalados, la gasolina más barata del mundo, servicios públicos que los cancelaban con las monedas que tuvieran en el bolsillo, les pagaban por estudiar y muchas cosas más. En otras palabras, la democracia, quizá el tesoro más valioso que puede poseer un pueblo, la menospreciaron, ¿Para qué necesitamos la democracia si el comandante Hugo Chávez nos da todo? Jamás pensaron que todo lo que les ofrecía sería pan para hoy y hambre para mañana.

Da mucha tristeza lo que está pasando el pueblo venezolano, los que se resisten abandonar su tierra natal, pasando hambre, padeciendo enfermedades no por encontrar medicamentos, sufriendo la cruel represión, están siendo asesinados por manifestarse, encarcelados por exigir comida; los que escapan a otros países, regalando su trabajo por cualquier centavo, haciendo malabares en los semáforos para ganarse una moneda, profesionales vendiendo dulces en las busetas, las mujeres prostituyéndose. 

La mayoría de los que están pasando por estas penurias, son los mismos que subieron y garantizaron el poder a Chávez y Maduro; las dictaduras no las hace y perpetúa una persona, sino los millones de conciudadanos que la apoyan y defienden su gobierno totalitario. En otras palabras, los venezolanos están pagando las consecuencias de sus decisiones y actos.   

Domingo, 9 de Julio de 2017
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