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¿Democracia en consolidación?

Hace solo unos años era impensable que grupos políticos como los que representan Petro y Fajardo lograran resultados electorales contundentes.

Uno de los grandes logros de la democracia colombiana en el último lustro es coadyuvar a que de manera progresiva se vaya ampliando el espectro político. Hace solo unos años era impensable que grupos políticos como los que representan Petro y Fajardo lograran resultados electorales contundentes. Era solo entelequia romántica propia de la teoría constitucional posmoderna.

Pese a ello, son muchos los retos que aún tiene que superar nuestra democracia, la cual solo hasta 17 años después de expedida la Constitución actual comienza a materializar los valores y objetivos trazados desde entonces por el constituyente primario, el cual fue fruto de un consenso político.

Así entonces, si analizamos de manera somera la jornada electoral del pasado domingo podríamos apuntalar las siguientes conclusiones:

-El partido liberal tenia el mejor candidato y propuestas. Pese a ello la mayoría de políticos de este partido dejaron solo a de La Calle, por lo que los resultados en votos que este logró son única y exclusivamente gracias a su trabajo político, sumando los pocos liberales que de manera genuina y sin recursos trabajaron a su lado.

En ese entendido el gran perdedor es el director actual César Gaviria, quien amarró sin pudor al candidato de La Calle para que no hiciese alianzas antes del 27 de mayo, y así propiciar el cataclismo electoral que significó el resultado. Ello ha llevado a una solicitud de las bases populares y de algunos políticos del partido para que haya un remezón en la dirección de esta colectividad.

-El candidato Vargas estuvo persuadido todo el tiempo que su elección era una necesidad histórica para Colombia pero olvidó convencer de ello a los electores. Así, con las maquinarias políticas de siempre obligaban a los empleados y contratistas para que cada uno de estos organizara de 50 a 100 votos, con amenazas y hasta improperios. Por ello, sumado a la prepotencia y egocentrismo de este candidato su resultado fue paupérrimo.

-El candidato Fajardo representaba un sector político y social que ha venido exigiendo cambios y propuestas novedosas para reformar la institucionalidad de manera progresiva. De lejos el candidato más equilibrado y sincero de todos. Su credibilidad no se basaba tanto en su capacidad discursiva sino por las banderas de lucha contra la corrupción y educación. Pese a que pudo hacer alianzas que habrían ayudado a consolidar su proyecto, el absolutismo moral de este y sus líderes impidieron esta posibilidad.

-El candidato Petro es la gran evidencia de lo que implica una verdadera democracia constitucional. Su discursiva en plaza pública contra el statu-quo ha calado en las bases populares y en muchos sectores. La propaganda sucia contra este candidato ha proliferado mucho al ser considerado como el representante del “castro-chavismo” en Colombia. Su propuesta de una constituyente ilimitada ha llevado a que pierda apoyo de sectores moderados o de centro. En los últimos días ha morigerado esa propuesta de la constituyente y ha dicho que ya no es necesaria. Ha afirmado que se necesitan hacer unas reformas a la actual Constitución para lograr avances en materia de ambiente, salud, educación, política y justicia.

-Por último, Duque salió un muy buen candidato gracias a su carisma, discurso y juventud logrando aceptación en el sector de la derecha moderada. Le quitó el espacio electoral a Vargas y supo canalizar el desencanto de un gran sector del país a la paz con las Farc. El presidente Uribe tuvo un gran efecto en esta campaña admirable, pero restó dejar un protagonismo inaudito de Pastrana y Ordoñez. Ese extremismo ideológico quita más de lo que suma. 

 

Martes, 5 de Junio de 2018
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