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Después de un punto de quiebre, viene la reparación
Recuerda que cada día es un paso más de aprendizaje.
Viernes, 19 de Octubre de 2018

Bonito cuando la vida presenta lapsos de reflexión y auto observación, muy probablemente producto de un colapso o punto de quiebre ocasionado por un desequilibrio emocional o físico.

Esos puntos de caída, que se juntan con los de la levantada por medio de un puente de desilusión, dolor, frustración y confusión, son necesarios para remover emociones y sentimientos que se fueron guardando en el baúl de las experiencias y nos han colmado de creencias que se instalaron en nuestra existencia como indicadores de reacción o testigos de peligro para que andemos a la defensiva y muchas veces a la ofensiva.

¿Ya te preguntaste porqué reaccionas violentamente cuando te tocan un tema que para ti es sensible? ¿Ya descubriste porqué la resistencia a profundizar en ese episodio de tu vida que bloqueaste en el subconsciente? ¿Nadie te ha contado que tu puedes viajar con amor a ese instante que fracturó tu vida y sanarlo?  

Me permito recordarte que eres inocente y que, como tal, desde el amor puedes declarar inocente a quien te hizo daño, reconociendo en esa persona su perfecta imperfección. Como también quieres que reconozcan la tuya.

Recuerda que cada día es un paso más de aprendizaje, y que, aunque hayamos aprendido a caminar desde niños, hasta ahora estamos aprendiendo a andar por este camino. 

Andar con amor; sin señalar, sin juzgar, sin criticar. 

Andar por ahí, sonriéndole a la vida. 

Andar despacio en la subida para disfrutar la bajada. 

Andar con el libro de la vida escribiendo cada día tu historia sobre una pagina en blanco, honrando el pasado, disfrutando el presente y visualizando el futuro.

Andar con tres perlas en el bolsillo de tu camisa; una de fe, una de actitud y otra de alegría.

Andar por la vida ofreciendo gratitud por cuanto te rodea y lo que tienes, sintiendo tu abundancia y no llamando a la escasez quejándote por lo que crees que te hace falta.

Puedes andar cada día más liviano en la medida que aprendas a soltar y desprenderte de aquello que te ata al pasado o a momentos de dolor.

Tienes la opción de experimentar el perdón como una llave que te da la libertad, o continuar preso con esas cadenas de rencor, resentimiento, rabia y resistencia que te atan al piso y no te permiten volar en búsqueda de tus sueños.

A todo eso, tienes derecho. Como también tienes derecho a equivocarte, con el deber de reconocer que el mismo derecho lo tienen los demás. Y es aquí donde va mi propuesta.

Ve a tu corazón y busca la llave del amor que dará la libertad de salir a perdonarte sin culpa, a pedir perdón con humildad y a perdonar sin condiciones.

Las puertas se te abrirán inmediatamente. Pero solo hasta que te des vuelta a REPARAR, comenzarás a ver la magia de este acto poderoso.

La reparación es esa necesidad de reconstruir sobre las bases de algo que ya existió. 

Se repara una relación tras una discusión o crisis y se repara la confianza en las personas después haber fallado. 

Se repara la armonía entre padres e hijos luego de momentos de confrontación por diferencias

Reparación es tratar de sanar las heridas en otros ocasionadas por nuestras acciones o palabras ofensivas y destructivas. 

En palabras de William Shakespeare: “El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho”

Reparar es pedir perdón con arrepentimiento verdadero y reponer la sonrisa en la otra persona con hechos visibles y reales provenientes de una conducta estable, más que palabras y promesas de cambio. 

La reparación es una renovación que trae nuevas oportunidades y que dejó las equivocaciones del pasado como lecciones de aprendizaje y experiencias de enseñanza. 

Se repara la paz interior que se pierde con la presión del mundo y el estrés diario de un vida precipitada y sobrecargada de información. 

La reparación del tiempo perdido con obstinaciones y terquedades es asumir un nuevo camino, seguros de haber elegido esta vez, el norte que nos llevará a resultados exitosos con plenitud de satisfacción. 

A la reparación tenemos derecho todos, pero en cada uno existe el deber de trabajar por ella, sin victimizarnos por la suerte corrida o por el infortunio del destino, o por las acciones violentas de otros que afectaron nuestras vidas. 

Esta en nuestra actitud, ese deseo de volver a empezar y de reponerse después de un golpe o caída, reparando nuestro corazón herido con auténtico perdón y dejando atrás lo ocurrido en el pasado; mirando al frente y caminando sobre el presente, hace una mañana mejor. 

Se repara la espiritualidad luego de haber caminado en el oscuro mundo de las tinieblas y el camino de lo incorrecto, abriendo su corazón a Dios con arrepentimiento y humildad para llenarse de una nueva luz. 

Se repara la economía revisando los factores que llevaron al fracaso, estableciendo un nuevo proyecto desde las nuevas oportunidades creadas esta vez por un raciocinio maduro y sereno y con nuevas herramientas conseguidas con el aprendizaje y la experiencia. 

La reparación es como la curación que hace la madre al niño que se cae para que siga andando feliz.

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