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Domiciliarios
En cuanto a su manera de conducir y respeto por las señales de tránsito, la cuestión sigue exactamente igual.
Domingo, 21 de Junio de 2020

El trabajo de domiciliario, es uno de los que ha venido creciendo con el tiempo, dado el obligatorio aislamiento de la sociedad, como consecuencia de la pandemia.

Muchos de ellos son expertos en direcciones, por cuanto la actividad la desarrollan de tiempo atrás y ahora, varios tienen a su cargo entre dos y cuatro personas, aunque ante la empresa a la que pertenecen, reportan parte de la actividad y eso no es que sea ilegal sino deshonesto.

En cuanto a su manera de conducir y respeto por las señales de tránsito, la cuestión sigue exactamente igual. Es decir, que la gran mayoría desconoce por completo el Código de Tránsito.

Ahora, en materia de bioseguridad la calificación es pésima. Pensaría que no existe mayor fuente de riesgo que un pedido transportado por una de estas personas, porque al principio del aislamiento, los ciudadanos tuvimos pánico ante la amenaza del contagio y la única forma de obtener alimentos preparados o medicamentos, eran los domiciliarios.

Ellos, tienen dos apariencias. Una de ellas, es cuando llevan el pedido al destino, utilizando tapabocas y guantes. La otra que es la real, es cuando se reúnen cerca a los sitios de venta de comidas de todo tipo, y es cuando el tapaboca se convierte en tapagarganta, los guantes desaparecieron y lo peor es que la distancia social, la interpretan al contrario, puesto que se observan más unidos que nunca.

Es en ese instante, en el que deben actuar las diferentes autoridades, toda vez que el esfuerzo de hacer presencia en las filas de supermercados y bancos para vigilar la distancia social, desaparece de manera inmediata con el riesgoso actuar de los domiciliarios.

El mensaje apunta que a la fecha, se ha dejado un cable suelto de alta tensión, representado en el sector transporte de alimentos, y la posibilidad de aumentar el contagio, dado que no mencioné la manera de manipular el dinero y sus propias motocicletas, constituyéndose en un escenario realmente desastroso.  

Concluyo que el trabajo de domiciliario es riesgoso no solo desde la óptica de transportar alimentos, medicinas y demás, sino la alta probabilidad de tener un foco de contagio adicional, representado en la entrevista que se sucede entre motorizado y cliente, dado que ninguno de ellos sabe si es POSITIVO para la COVID – 19. 

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