Recientemente en la Colección Ensayos, de la Universidad Javeriana, el exalumno y exministro Gabriel Melo Guevara publicó un texto titulado ¿A dónde vas democracia? Al autor, Melo Guevara, lo recuerdo como un político activo dentro del Partido Conservador, siempre a la sombra de Álvaro Gómez Hurtado. Desaparecido físicamente el doctor Gómez Hurtado, desparecieron políticamente quienes estaban a su lado, como Gabriel Melo Guevara y Alberto Casas Santamaría, entre otros. Desde el punto de vista intelectual le conozco varias publicaciones suyas, como “Estado y Constitución”, que es su tesis de pregrado en Derecho, y que hoy, después de 52 años de publicada, aún es citada por algunos tratadistas y es inconseguible; y “Devaluaciones en cadena”, otro texto que sí se consigue.
Bien, en este nuevo libro su autor se enfoca deliberadamente en el análisis de la democracia sin la rigurosidad de un texto de derecho, de derecho público, desde luego; es una especie de charla informal, de comentarios políticos de tertulia, y ello hace que sus opiniones lleguen a un auditorio más variado y extenso. Como cuando a la poesía le ponen música, se amplía la audiencia, porque si Serrat no canta Caminante no hay camino muchos no conocerían ni a Machado ni la poesía citada.
¿A dónde vas democracia? es un texto oportuno porque estamos en época preelectoral, y quienes apenas leen diariamente los periódicos y la información política podrán adentrarse un poco en temas como el Estado, partidos políticos, sondeos de opinión, los nuevos desafíos frente a la publicidad política, el cuidado con las campañas ditirámbicas, el dinero que compra poder, los halagos funestos, el derecho a la información y el “dolo inofensivo”, que sospecho es de la cosecha del autor, etc.
Tiene razón Melo Guevara cuando afirma que internet solucionó un punto fundamental de la libertad de información: el acceso a los medios. Entonces el asunto ya no es de acceso o cobertura sino de uso responsable de ese medio que de repente quedó a disposición de cualquier persona y llega a todos los rincones del orbe. En esta nueva ágora pública, o ágora virtual que es internet, en un segundo se llega a una audiencia superior a la que ha escuchado al candidato toda su vida. Ahora los “científicos” tienen que devanarse los sesos buscando la forma de controlar los abusos.
Advierto que la intención del autor es establecer los postulados de la democracia, la relación entre sí y cómo se desvirtúa la noción cuando se degrada uno de sus elementos esenciales. No se trata de buscar definiciones en abstracto, propio de filósofos y tratadistas, sino que el lector esté en capacidad de aplicarla a casos concretos e identificar si es una democracia auténtica. No se trata del engaño aquel de la extinta Unión Soviética y su fracasado modelo político, que para esconder la dictadura hablaba de “democracias populares”, como si la democracia no conllevara el carácter de popular.
