Los inevitables balances de fin de año. Este no fue un año fácil para el país en muchos campos. A nivel político estuvo en entredicho la misma gobernabilidad del presidente, a quien se le hundieron varios proyectos en el congreso. Varios de sus ministros fueron criticados y a última hora se salvó el ministro de defensa de la moción de censura. No le quedó otra alternativa que salir por la puerta de atrás con la renuncia. Para salvar la reforma tributaria el gobierno debió llegar a minutos de terminar las sesiones del congreso, a acuerdos con algunos partidos para que no se le hundiera. De otro lado, no le fue bien a la paz en Colombia este año que termina. Según la ONU en este 2.019 asesinaron 29 líderes sociales, y peor no pudo terminar: la versión de la mamá de la antropóloga Natalia Jiménez que fue asesinada cuando se dirigía con su esposo a la playa de Palomino, es que a su hija la mataron porque por su trabajo hacía actividades de líder social. Pero, imposible.
En la economía, aparentemente al país no le fue tan mal en comparación con otros países de la región con un crecimiento de la economía del 3.3%, aunque la pérdida de 900 mil puestos de trabajo muestra que no ha habido un crecimiento sostenible. De otro lado este año nació una nueva expresión de protesta que fue el Cacerolazo. El domingo pasado El Tiempo publicó una foto que lo dice todo: una joven con una pancarta en la que se leía: “Economista de la Nacional. Posgrado en gestión de proyectos en los Andes. Bilingüe. Hoy vendo tomates en la plaza del Tunal”.
Los hechos más positivos estuvieron por cuenta de nuestros deportistas con los triunfos en el tour de Francia y el torneo de Wimbledon y aquí en el Norte de Santander con el triunfo en el Open de Estados Unidos de Camila Osorio.
En la región, las elecciones para la gobernación y alcaldía trajeron su propia dinámica y sorpresas. Nadie calculaba el triunfo de Jairo Yáñez a la alcaldía y su reto es muy grande. Hay que rodear a los nuevos gobernantes porque las necesidades del departamento y la ciudad cada día son difíciles. La creación de las zonas económicas especiales, ZESE, es una posibilidad para la frontera que no se van a concretar por sí sola. Si bien la intención del gobierno es buena, que en su concreción contó con el apoyo a nivel de congreso del senador Juan Carlos García y el representante Jairo Cristo, aún así para que vengan proyectos y dinamicen la economía, se requerirá un esfuerzo conjunto en el que la Cámara de Comercio debiera jugar un papel protagónico. De ser cierto un video que circula que en días pasados en la Cámara aprobaron un aumento del salario desmedido de su director, por lo menos ese no es un buen comienzo.
Por los lados de Venezuela, el año termina con dos noticias: la maniobra de Maduro para impedir la reelección de Guaidó como presidente de la Asamblea. Las estrategias continúan aunque el declive de Guaidó es manifiesto. En la economía del vecino país, frente a la hecatombe inflacionaria, surge una realidad y es la dolarización de su economía que puede a llegar a tener incluso efectos positivos hacia Cúcuta y la región. Entiendo que los últimos dos meses de este 2.019 han sido favorables para el comercio que han visto muchos venezolanos con tarjetas en dólares, que llegan a abastecerse.
Y antes de terminar el 2.019. El Antipersonaje de este año: José Augusto Cadena, el presidente del Cúcuta. La mayoría de jugadores y su entrenador Sanguinetti, que con pundonor y esfuerzo deportivo hicieron una buena campaña, pero el interés de su presidente va por otro lado: llevar el equipo a la B. Una de las tareas en el 2.020 es rescatar la dignidad del equipo. Feliz Año.
