En días de cuarentena es inevitable que parte del tiempo en casa se preste para, al menos imaginar, qué haremos cuando podamos salir otra vez, cuando la pandemia haya pasado. De cierta forma, vamos a empezar de nuevo, y quiero aprovechar esta columna para dejar sembrada una semilla de lo que creo que debería ser una de nuestras prioridades: el ahorro.
Nada tiene de nuevo el ahorro en sí, pero en un país lleno de personas que viven del día a día, ahorrar es una verdadera proeza. Sin embargo, si hay una lección que nos deja lo que está ocurriendo con el coronavirus; es que en pleno 2020, es imposible ignorar que después de esta crisis el mundo no va a seguir siendo el mismo, incluso nosotros ya no seremos los mismos.
Pienso en el ahorro como un amuleto, como un refugio, un cúmulo de tranquilidad en medio de la incertidumbre. Que sea este el momento, insisto, de sembrar la semilla, de por lo menos tener la intención de ahorrar, este es el primer paso. Un llamado más que pertinente en nuestro contexto, pues en la versión más reciente del Estudio de demanda de seguros 2018 (elaborado por Banca de las Oportunidades, Fasecolda y la Superintendencia Financiera de Colombia), apenas un 18,5 % de los hogares incluidos en la muestra del informe manifestó que cuenta con ahorros. ¿Cómo hacer que esta cifra crezca, cada vez más, en nuestro país?
No hay una sola forma correcta de ahorrar, pero sí creo que hay un factor que hace de este un acto significativo. Y no me refiero al porcentaje de ingresos ni a la suma de dinero, por encima de ambos está la capacidad de hacerlo a largo plazo y la constancia.
Con constancia y la firme intención de hacerlo existe un gran camino ganado, más allá de esperar un ingreso extra caído del cielo, son estos los pasos más certeros hacia un estilo de vida ahorrador. Y, definitivamente, estamos en tiempos que nos demuestran la relevancia de contar con reservas (en nuestras casas y en nuestros países; ahorrar es imperativo en todos los niveles).
Al fin y al cabo, ahorrar es prevenir. No sabemos qué va a ocurrir en el futuro más inmediato, a estas alturas ya no sabemos que “clima” vamos a tener en el futuro, lo único que podemos hacer es prepararnos a que si llueve a cántaros, estemos listos y tengamos una buena sombrilla a la mano.
